Una idea realista para una regulación justa del poker

En los 15 años que llevo trabajando en el sector he participado en algunos de los innumerables debates al respecto de la regulación del poker que se generan en la comunidad.

Hoy, por primera vez, me animo a plasmar por escrito lo que para mí serían las claves que supondrían, por una parte, mejorar la situación actual de los jugadores y, a su vez, permitir un crecimiento del sector en un marco de juego saludable y seguro.

Hago esto sabiendo que mis ideas no serán compartidas por toda la comunidad, de hecho, quizás la mayoría esté en contra, pero toda mi propuesta se lleva a cabo tratando de encajar con la base de regulación vigente y el enfoque del regulador respecto al juego.

¿Qué es el poker?

Para hablar de “regulación del poker”, el primer paso debería ser ponernos de acuerdo en qué es el poker. ¿Deporte? ¿Juego de habilidad? ¿Juego de azar?

Ahí voy.

El poker es un juego donde los resultados obtenidos no dependen exclusivamente de la habilidad y, aunque por sus particularidades de juego contra otros permite usar estrategias con el objetivo de ganar a largo plazo, esto no le exime de riesgos para la mayoría de la población que afrontan el juego de forma lúdica.

En mi opinión, el poker por dinero tiene suficientes puntos en común con otros juegos de apuestas para englobarse en la categoría de "juego de azar".

¡Un momento! ¡No disparen!

Además de ser un juego de azar, el poker es un juego entre personas y no contra la banca, y tiene un componente estratégico y social muy diferente a otros juegos. Esto, unido a otros factores inherentes a su funcionamiento, hace que observemos menores riesgos (ni mucho menos nulos) en cuanto a juego problemático y adicción.

En base a esto, y una vez englobado dentro de los juegos de azar, el poker tiene diferencias sustanciales que requieren de una regulación específica dentro del marco general.

Cuatro cambios necesarios

Para mí, son cuatro los cambios necesarios para una regulación justa y realista.

Estos cambios se basan en la situación actual del sector y la naturaleza del juego, siendo al menos posible encajarlos haciendo cambios en la normativa vigente.

1. Regulación específica en cuanto a publicidad y promociones. Haciendo un símil con las bebidas alcohólicas, no tiene las mismas restricciones la cerveza que el vodka. No tiene sentido que las tenga el poker y las slots.

2. Liquidez internacional. Si bien el regulador debe velar por la integridad y seguridad del juego, también debe trabajar para que la oferta de juego legal para el jugador se adapte en la mayor medida posible a sus necesidades. No hay razones técnicas por las cuales no podamos compartir mesas con el resto del mundo cumpliendo la legalidad española.

3. Salones de juego. No encuentro razones significativas para que el resto de juegos sean permitidos en salones de juego presenciales y el poker esté únicamente relegado a casinos. Igual que las tragaperras se catalogan según tipos, y en base a sus riesgos podrán jugarse desde un bar hasta un casino, el poker debe tener esa posibilidad. Mi propuesta, torneos hasta 100€ en salones de juego. Más de eso, en casinos.

4. Profesionalización e interanualidad de las pérdidas. Es una realidad que, como hemos hablado al inicio, es posible ganar dinero de forma recurrente como jugador de poker y así tiene que ser aceptado. El jugador que decida profesionalizar su actividad en España debe darse de alta en autónomos y tener la posibilidad no sólo de desgravar los gastos de su actividad, si no de compensar sus pérdidas interanualmente

Esto es todo.

Se que quizás no es lo que os gustaría leer a la mayoría, pero los que me seguís ya sabéis que me cuesta subirme al carro de las peticiones poco realistas como “tributación 0”,  “el poker es un deporte” o “contra la doble tributación”.

En este caso, no digo que mis propuestas sean fáciles, pero todas ellas son perfectamente entendibles para todos esos millones de personas que no forman parte de nuestro "mundo poker" y, quizás más importante, defendibles delante del regulador.

Quizás algún día.