Conclusiones: el poker español se desmarca del debate
En los últimos siete días, has podido consultar en nuestra primera plana las respuestas de seis jugadores españoles a una serie común de preguntas, elaboradas con la intención de trasladar a un ámbito local el debate sobre la aportación de las nuevas generaciones y los nuevos campeones al poker.
Grandes estrellas del poker internacional han argumentado que los jugadores llegados del poker online suelen tienen un comportamiento antisocial en vivo, que existe un choque generacional en las mesas y que todo esto redunda en que los jugadores recreacionales no se sientan bienvenidos al poker y que el futuro del juego sea incierto. ¿Existe ese problema en nuestro país?
Para conocer todos los puntos de vista necesitábamos la colaboración de varios representantes de los dos grupos supuestamente enfrentados, y estos fueron nuestros elegidos.
New School
Mario Sánchez
Alberto Pérez
Vicente Delgado
Old School
Paco Torres
Manuel Sadornil
José M. Gómez Rebenaque
Gracias a sus respuestas tenemos un panorama mucho más claro acerca de la existencia, en este caso inexistencia, de la mayor parte de estos problemas en nuestro país.
En el circuito español no existe esa desconfianza entre los habituales de los casinos y los jovenzuelos que deambulan por el hall preguntando cómo se saca la entrada a un torneo.
De entrada, las relaciones entre los jugadores españoles que se apalizan a diario en las salas virtuales son extremadamente cordiales a la hora de verse frente a frente y, tal y como están las cosas, bastante buena noticia es para los organizadores que los torneos en España sean sobre todo una excusa para reunirse de vez en cuando, apuntarse a una saludable dosis de fiesta y poder jugar con plástico y cerámica.
La tardía introducción del Texas Hold’em en la oferta regular de los casinos españoles es otra de las razones que ha atenuado las diferencias de perspectiva entre las distintas generaciones del poker español.
En Estados Unidos se pretende defender la tradición de los campeones de las WSOP, un festival que lleva disputándose más de 40 años. Aquí, los circuitos más populares apenas rozan el lustro de vida.
Esa es una de las razones para que en España, para nuestra desgracia, no exista un longevo legado de campeones con el que compararse o al que agraviar. Nuestro representante más destacado en el poker mundial es Carlos Mortensen, que lleva residiendo en Estados Unidos desde hace décadas y no se suele dejar caer por los torneos locales, así que todos los éxitos recientes de jugadores como Sergio Aido o Adrián Mateos son sentidos como propios y compartidos por igual por el grueso de los jugadores españoles.
Por otra parte, nuestros veteranos no han hecho ascos a jugar online, algo que ha acrecentado el contacto y la complicidad entre ambos grupos, a los que aquí debemos separar realmente más por una fecha en el D.N.I. que por un estilo de entender el juego.
Las conclusiones de nuestra ronda de contactos entre jugadores nacionales parecen corroborar estas impresiones punto por punto.
Las nuevas generaciones y su comportamiento en la mesa
Con contadas excepciones, los grinders online que se dejan caer por las mesas en vivo de los casinos de este país lo hacen con un marcado carácter festivo. Para los jóvenes es una oportunidad de socializar, de aparcar por unos días las rutinarias jornadas de trabajo delante de un ordenador y viajar y reunirse para disfrutar de una ambiente más relajado dentro y fuera de las mesas.
A la hora de reprochar actitudes que atentan contra el buen ambiente en una partida, cada uno de nuestros encuestados planteó sus fobias personales, más propias de la mala educación particular que cada uno puede exhibir en público, sin que exista preferencia alguna por tener como vecino de mesa a jugadores pertenecientes a una u otra generación.
Lo que no soportan ni unos ni otros el es insulto o el desprecio hacia el jugador recreacional, sobre todo en las mesas online, y que parece, de lejos, la peor de nuestras costumbres.
Embajadores del juego
Aquí también existe un acuerdo absoluto en que la imagen que se quiere para el poker español es la de jugadores de éxito con los que la gente se pueda identificar tanto por sus resultados como por sus habilidades sociales.
La falta de tradición en nuestro poker reduce el salto generacional al mínimo y es digno de mención que la figura que genera una admiración casi unánime entre jugadores de cualquier edad y currículum es Adrián Mateos, uno de nuestros jugadores profesionales más jóvenes.
Curiosamente, Adri impuso un ritmo frenético a la mesa final del Main Event de las WSOPE 2013 y no usa ninguno de los accesorios del atuendo oficial de grinder online para el poker en vivo, que no parecen tener demasiado calado en nuestro país. Justo lo contrario al estereotipo de jugador de la nueva generación que tanto parece molestar fuera de España.
El futuro del poker
Con lo moderado que parece todo este debate dentro de nuestras fronteras, para buscar un punto de divergencia intergeneracional hemos tenido que echar la vista hacia adelante y pedir a nuestros amables colaboradores que nos contaran cómo se debía enfocar el acercamiento del público general al poker en el futuro más inmediato.
La mayoría se decanta por fomentar la parte lúdica del juego, el poker como pasatiempo antes que como competición, aunque, contradictoriamente, las nuevas generaciones no parecen dispuestas a renunciar a los comentarios técnicos en el poker televisado.
Pues si ese es todo el punto de fricción que podemos encontrar en las mesas de nuestro país, es que, desde luego, tan mal no nos llevamos.
Solo queda agradecer infinitamente la colaboración de todos nuestros entrevistados, puesto que no han ofrecido más que facilidades a la hora de elaborar este extenso análisis de la situación del poker en España.
Su disposición y el empeño puesto en la faena haría saltar lágrimas de emoción de los ojos de Joe Hachem, que fue el que generó todo este debate echando en falta la representatividad de los nuevos campeones de las WSOP. Ojalá tenga la suerte de ver a alguno de ellos levantando ese brazalete. Seguro que no tendría queja alguna durante su reinado.
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