La presión por ganar
En este artículo voy a tratar un tema que considero muy importante. Algo que a mí personalmente me afecta mucho. Va intrínsecamente relacionado con los llamados bad beats y los “tilt”, pero es algo que va mucho más allá de estos aspectos. Es una consecuencia directa de nuestros resultados, de nuestro juego y de nuestro estado de ánimo. Como es obvio, estos factores se interrelacionan y se retroalimentan convirtiéndose, muchas veces, en un bucle.
Voy a comenzar con las implicaciones que tiene la varianza, sobre todo cuando comenzamos nuestra carrera pokerística o emprendemos un reto en una nueva modalidad y no tenemos muestras anteriores de la efectividad de nuestro juego. Los primeros resultados van a tener una gran repercusión en nuestro estado de ánimo y por lo tanto nuestra manera de jugar, y puede afectarnos de forma tan determinante, que ante una mala racha nos desviemos del juego óptimo, cometiendo el grave error de achacar, de forma injustificada, nuestros malos resultados a la presunción de que nuestro juego no es efectivo.
Del mismo modo, está la otra cara de la moneda, y puede sucedernos que aun sin practicar un juego óptimo nos venga un upswing y creernos los reyes del mambo, con el consecuente e inevitable batacazo. Esto, unido a un desprecio por el estudio continuo de la teoría y a la temeridad de creer que lo sabemos todo, puede llevarnos a conclusiones erróneas de nuestro juego y a hacer oídos sordos de los más experimentados que son los que realmente saben. A diario estamos cansados de leer una y otra vez estúpidas justificaciones de un juego horrible amparándose en insostenibles creencias de fe. Y son el resultado del estúpido espíritu humano de que si ganamos una mano horrible creemos que está bien jugada o al menos nuestro call horrible está respaldado por mil y una teorías (que inventaremos si creemos necesario). Esto es consecuencia del corto plazo y sólo el tiempo (largo plazo) pone a cada uno en su lugar.
Pero desgraciadamente, aún disponiendo de los conocimientos adecuados y siendo conscientes de que nuestro juego es efectivo y no estamos cometiendo errores, si los resultados no acompañan a no ser que tengamos una mente muy fuerte, un carácter férreo y más fe que el alcoyano, puede suceder que demos por hecho que no valemos para el poker, que esta modalidad no es la nuestra y erremos de modalidad en modalidad, de sistema de juego en sistema de juego, de estrategia en estrategia hasta que los resultados nos acompañen y creamos que esta modalidad es la nuestra, cuando puede ser que haya sido todo cuestión de varianza y no que estemos ante la solución del problema. O puede suceder que seamos unos inconscientes y unos ilusos por no saber de qué va esto del poker, y que nos quedemos en el camino y desistamos en seguir jugando dándolo por imposible.
El error más recurrente es desconocer que para obtener resultados fiables necesitamos cientos y cientos de horas y miles y miles de manos, y esto puede suponer incluso meses si no multitableamos o jugamos lo suficiente.
Ganar al poker no es trivial y requiere ganar mil y una batallas en distintos aspectos, sobre todo el psicológico. Todo aquel que nos venda la moto y nos haga el cuento de la lechera nos estará mintiendo.
Por eso vuelvo al hilo principal del artículo, que es la presión por ganar. Para evitar que erremos sin un objetivo fijo, es muy importante, sobre todo al principio, que nos acompañen los resultados junto con un juego óptimo. Desgraciadamente solo podemos controlar nuestro juego y no nuestros resultados. Éstos solo los tendremos a largo plazo si nos estamos adaptando bien al nivel y no variamos inconscientemente nuestro juego óptimo. La clave es abstraerse de resultados inmediatos y no agobiarse ni obsesionarse por la presión por ganar. Ya que si caemos en el bucle perderemos mucho tiempo y esfuerzo, nos desilusionemos y cometeremos errores, que quedarán como un mal hábito y serán un cáncer muy duro de extirpar. De igual manera, y no menos importante, esta presión por ganar la tendremos cuando estemos asentados en un nivel y modalidad, y si los resultados no nos acompañan nos veremos forzados a hacer revisiones de nuestro juego y a mantener una actitud lo más entera posible, sin caer en pérdidas de control o “tilts” que hagan peligrar el trabajo de meses dilapidado en apenas días u horas por haber “gambleado” o perdido el control: el peor pecado que podemos cometer.
Por eso lo recomendable y la moraleja que doy con esto es que hagamos caso a los que verdaderamente saben cómo hay que jugar, y que seamos menos pretenciosos con nuestros resultados, que nos centremos en hacer un buen juego, controlar los “tilts” y que los resultados sean una consecuencia y no un fin en sí mismo. Estamos hablando del corto plazo, claro está. Pues por muy buen juego que creamos que estamos desplegando, si éste no es efectivo, sí que nos tocará cambiar de modalidad, nivel o sistema de juego.
Continuamente debemos adaptarnos a las corrientes de juego de nuestros rivales, siempre cambiantes, siendo un verdadero reto mantenerse en la cresta de la ola. El estilo de juego y nivel del Texas Hold’em NL que se juega hoy en día nada tiene que ver al que se jugaba hace cinco años. También es verdad que los pioneros tenían muchísima menos información y más dificultades técnicas que en la actualidad, o lo que es lo mismo, el poker se ha convertido en una dura competencia donde el que no corre, vuela. Y cada vez requiere más estudio, dedicación y esfuerzo continuo.
La presión por ganar es el aspecto negativo de la competencia o del espíritu de superación. No hay que confundir con la competencia innata que nos lleva a querer ganar, aspecto fundamental y positivo que necesitamos inevitablemente en el poker. La presión por ganar es aquello que nos hace entrar en un estado obsesivo continuo, que nos impide disfrutar del juego, que juguemos agarrotados, que nos trae peleas en nuestro círculo social, que hace que nuestro estado de ánimo dependa de si hemos ganado un flip o lo hemos perdido. Y esto, desde luego, es lo que hay que evitar. No podemos permitir que la presión por ganar dirija nuestras vidas dentro y fuera de las mesas.
Las herramientas necesarias para combatir este cáncer son la continua discusión de manos donde tengamos dudas, pedir apoyo en foros especializados, contrastar opiniones sin cegarnos en que nosotros tenemos razón y los demás no, cura de humildad y la lectura imprescindible de La Mentalidad del Jugador de Poker.
EJEMPLO
Un pequeño ejemplo con la gráfica del último mes para que veais a qué me refiero. Hace un mes como he comentado aquí comencé un nuevo reto de sit&go short handed. Es decir, estamos jugando una nueva modalidad sin saber si somos ganadores o no, y sin estar seguros ni quiera que estemos jugando bien pues hay mucha incertidumbre de información. Cuando atraviesas esa mala racha parece que se va a terminar el mundo, aunque mirandolo con perspectiva son solo 100 míseros sit&go. ¿Pero qué hubiese sucedido si me hubiese pasado al principio del reto? Seguramente hubise cometido todos los errores que se pueden cometer: bajada de nivel (contando con bankroll), retirada de la modalidad o cambio de estilo de juego. Esa presión por ganar es muy subjetiva y depende de cada persona. Eso sí, hay aspectos comunes y muy importantes de la que depende esa presión por ganar: 1) volumén de juego, 2) experiencia y 3) carácter. Desgraciadamente en mi caso fallo en los tres aspectos y por eso me afecta tanto la presión por ganar. Juego un volumen muy pequeño de sit&go (solo 400/500 por mes) con lo que al ser el volumen más bajo las malas rachas duran mayor número de días y lo notamos más. Al jugar poco volumen de juego mi experiencia es menor, no solo técnica sino psicológica, es decir, falta de experiencia de atravesar malas rachas (largas, cortas, más intensas o menos intensas; haciendote muy fuerte psicológicamente, que sin haberlo vivido es imposible de adquirir). Y mi carácter es demasiado temperamental y hago un castillo de un grano de arena. Cuando me refiero a esta presión por ganar estoy hablando de ese lastre que nos hace quitarnos las ganas de jugar (como consecuencia nuestro volumen de juego disminuye) y aunque es consecuencia directa de malas rachas o mal juego, es algo más, es la clave para que nuestro estado de ánimo nos permita tener éxito en el poker. El peor escenario que nos podemos encontrar es que atravesemos una mala racha al principio, o atravesar una engañosa buena racha pero con errores estructurales en nuestro juego que irremediablemente nos pasarán factura y la caída será aún peor. ¿A cuántos de nosotros se nos ha atravesado cierta modalidad o nivel y lo hemos dado por imposible y hemos empezado a replantearnos todas y cada una de las cosas? Tirando un valiosísimo tiempo a la basura errando de una modalidad a otra, de una sala a otra y cambiando estilo de juego (rangos, shortstack a full stack, de full stack a short stack, de full ring a short stack, de short stack a heads up, de cash a mtt, de mtt a sit&go, de nuevo a cash ss, etc.), estampitas de la buena suerte y mil y un cosas más. Buscando el Santo Grial en una escuela de poker u otra, aferrándonos a la fe de tal libro o artículo tendrá la solución, cuando la solución está en nosotros mismos. Ningún recurso es la panacea, son solo herramientas que nos ayudan. No pociones mágicas.
No es el mejor ejemplo del mundo, pero es el que tengo más reciente. Espero que se me haya entendido.