La Fábula del Trallerín el Rojo
Había una vez un jugador excepcional, de los mejores del universo. Su mamá le había una capa roja con una "T" y el muchacho la llevaba tan a menudo que todo el mundo lo llamaba Trallerín el Rojo.
Un día su mamá le pidió que llevase el bankroll de su abuela al Bellagio, porque estaba jugando una partida de High Stakes y se había quedado corta de fichas.
Le recomendó que no se entretuviese por el camino, porque cruzar Las Vegas era muy peligroso, siempre había tiburones acechando.
Trallerín el rojo cogió una cestita con 3 fajos de 10.000 pavos y se puso en camino. Trallerín tenía que atravesar Las Vegas para llegar al Bellagio, pero no le daba miedo, porque por el camino siempre encontraba timbas llenas de pececillos con los que se lo pasaba de muerte.
De repente vió un tiburón enorme, justo delante de él.
-¿A donde vas, Trallerín? -le pregunto el tiburón con su voz ronca.
-Al Bellagio -le dijo Trallerín
-No está lejos -pensó el tiburón para sí, dándose media vuelta.
Trallerín se entretuvo por el camino desplumando a unos pardillos en el Montecito:
-El tiburón se ha ido, no tengo nada que temer. La abuela va a flipar pepinillos cuando vea que además del bankroll que me pidió, le llevo 3000 pavos más que le he sacado a estos fishes.
Mientras tanto, el tiburón se presentó en el Bellagio. Se acercó sigilosamente a la abuela y le dijo:
-Acompañeme, señora, su nieto Trallerín le espera en la puerta.
La abuela confiada, le acompañó, y a medio camino, el tiburón le dió un mamporrazo a la abuela, se la zampó, se puso su ropa y se quedó esperando en la mesa a que llegara Trallerín con el stack de la anciana.
No tuvo que esperar mucho, pues Trallerín llegó enseguida, todo contento.
Trallerín se acercó a la abuela, y se extrañó, porque la vió muy cambiada.
-Abuelita, abuelita, que stack tan grande tienes.
-Es para intimidarlos mejor -dijo el tiburón imitando la voz de la abuelita.
-Abuelita, abuelita, que gafas tan grandes llevas -le dijo extrañado Trallerín.
-Son para que no me vean las tells, leete a Caro, niño!! -replicó el tiburón.
-Abuelita, abuelita, que dientes tan grandes tienes.
-Es... porque soy un tiburón!!! Dame tu bankroll!!!!
-Antes tendrás que ganártelo, espabilao!!!
Durante horas Trallerín jugó heads up con el tiburón haciendo las delicias de los allí presentes, le ganó todas sus fichas y el stack que le había robado a su abuelita.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
PD: Y la abuela, que pasa con la abuela? A la abuela que le den, ahora Trallero tiene su bankroll y el del tiburón, como si no lo conocierais.
PD: escrito en 10 minutos a cuento de este hilo:
http://www.poker-red.com/foros/showthread.php?p=43345#post43345
Si es que no es bueno el estrés.