Entrevista en la Vanguardia al ganador EPT Bcn.
Sebastian Ruthenberg, jugador profesional de póquer
"Jugar al póquer es como un deporte de alta competición"
Tengo 24 años. Nací y vivo en Hamburgo (Alemania). Soy jugador de póquer profesional desde hace un par de años. Tengo novia, no tengo hijos. Soy de izquierda liberal. Soy ateo. Acabo de ganar el European Poker Tour en Barcelona, celebrado en su casino.
VÍCTOR-M. AMELA
¿Cuánto dinero acaba de ganar en esta mesa?
Un millón trescientos mil euros.
¡Jugando al póquer!
Era la bolsa para el ganador de este torneo. Han sido cuatro intensos días de juego en esta mesa del casino.
¿Cuántos jugadores empezaron el primer día?
Empezamos 600 jugadores venidos de todo el mundo. Hemos aportado cada uno 8.250 euros para entrar a jugar. En la mesa final, el cuarto día, quedamos ocho jugadores.
Hace un rato quedaban sólo dos.
El irlandés Fintan Gavin y yo. Y lo he hecho bien y le he ganado, estoy contento.
¿Cuál ha sido su arma secreta?
La concentración.
¿Y algún talismán?
No soy supersticioso como sí lo son otros jugadores, que juegan acompañados de amuletos, muñequitos... Pero sí me gusta ponerme esta sudadera azul que me regaló mi novia en Las Vegas. Y también me pongo en muchas jugadas estas gafas de sol, marca Jan Heitmann.
¿Por qué se las pone?
Me siento cómodo con ellas, me siento protegido.
Veo que también se cubre la cabeza con una capucha.
Sí, eso me ayuda a aislarme del entorno, a concentrarme mejor durante las manos más comprometidas.
Y dificulta al adversario la visión de su cara, ¿no?
Eso también: conviene evitar que puedan detectar en tu cara cualquier emoción que delate tus intenciones. Las gafas de sol también ocultan tus ojos al adversario, impiden que pueda leer emociones en ellos.
He visto a un jugador con unas lentillas... ¡que simulan ojos de serpiente!
Sí, el finlandés Voitto Rintala, al que llaman Random Eye. Pero eso a mí ni me impresiona ni me importa, me divierte, es gracioso.
¿Hay algún jugador al que sí tema?
A Chris Ferguson. Es muy bueno, y prefiero no jugar contra él, sinceramente.
¿Y hay buenas jugadores de póquer?
Mi compatriota Sonja Westernberger.
¿Y a qué jugador admira más?
A mi amigo Benjamin Kang, aquí a mi lado: los dos empezamos juntos a jugar profesionalmente al póquer hace tres años.
¿Hay buena relación entre jugadores de póquer fuera de las mesas?
Nos respetamos todos mucho. Sabemos lo difícil que es esto.
Esto del póquer, ¿es un juego, un deporte o qué?
Un trabajo. ¡Mi trabajo! Que me exige la preparación, dedicación y concentración de cualquier deporte de alta competición.
¿Qué virtudes debe reunir un buen jugador de póquer?
Primero, amar el póquer, que sea lo que más te gusta. Luego, concentrarte en cada mano con toda intensidad. Y tercero, sangre fría, calma: que tus adversarios no detecten emoción alguna en tu rostro, tu mirada. ¡Ninguna emoción en la cara!
La famosa cara de póquer, ¿eh?
Debes intentar chequear al adversario, adivinar por dónde va, anticipar sus estrategias. En eso el póquer se parece algo al ajedrez. Uno de los mejores jugadores actuales, el danés Sander Lylloff, era anteriormente el campeón de ajedrez de su país.
¿Esto del póquer no es cosa de buscavidas, crápulas y pícaros, pues?
Es muy serio, muy profesional y muy exigente. Y si en un torneo sospechan que haces algo irregular, como gestos pactados con otro jugador, el comisario del torneo te expulsa, sin apelación posible ni rescate del dinero invertido.
¿Cómo aprendió usted a jugar?
Aprendí a los diecisiete años con un libro y jugando en internet.
¿Qué opinan su padres de esto?
Me respaldan de pleno y están contentos.
¿A qué se dedican ellos?
Él es jefe sindical. Ella, jefa de ventas.
¿Juegan ellos al póquer?
Nadie en mi familia ha jugado al póquer.
De niño, ¿qué quería ser de mayor?
Nada. Sólo tenía clara una cosa: no quería ser un empleado, quería ser mi propio jefe.
¿Qué estudió?
Informática, y luego trabajé en un banco. Pero hace tres años decidí dejarlo para dedicarme profesionalmente al póquer.
¿En qué partida ha ganado más dinero hasta ahora?
Hoy, aquí. Espero ganar más finales. En Las Vegas hay torneos en los que cada jugador debe aportar 25.000 dólares de entrada... Y la final de este European Poker Tour será en Mónaco: ¡ojalá gane allí también!
¿Qué se regalará con el dinero ganado en esta partida?
Un coche nuevo: un Aston Martin, el coche de James Bond. Sí, me lo voy a regalar.
¿Y a su novia?
Haremos un viaje a las islas Maldivas.
¿Hay buenas partidas de póquer allí?
Ja, ja, seguro que sí. ¡Cien millones de personas juegan al póquer cada día en el mundo!
¿Cuál es su naipe favorito?
El as de picas.
¿Y su sueño de futuro?
Casarme, tener hijos y ser feliz.
¿Hasta cuándo jugará al póquer?
Siempre jugaré al póquer.
¿Hay algo que le preocupe?
Perder.