Carta abierta al Foro
Estimados amigos:
Hace unos días, manteniendo una conversación con un amigo ajeno a todo lo relativo al póquer y similares, pero de naturaleza curiosa, me preguntaba cómo empecé en esto del póquer, cuál fue mi motivación, qué dio lugar a mi entrada en este mundo nuestro.
Y esta pregunta me sirvió, un año después de adentrarme en las mesas on line (sin posible retorno, espero) en principio, para hacer un ejercicio de reflexión de los pasos que fui dando hasta llegar a mi situación actual, situación no muy estimable en lo que a resultados económicos se refiere pero llena de vivencias y aprendizaje en otros sentidos.
Fui capaz de responderle en ese momento, sabiendo que me conoce muy bien, que me sentí atraído por ese componente de racionalidad que el póquer aporta a la irracionalidad del azar, además de reconocerle que mi siempre latente afición por el juego encontró en el póquer on line completa satisfacción.
Las mesas de NL Holdem respondían a mis expectativas, se metieron en mis venas y encontré en ellas un aliciente básico: la progresión en el juego era posible gracias al estudio y el análisis de sus estrategias, en definitiva, fui entendiendo que la observación, el reconocimiento de errores y el autocontrol me podría llevar (si mi talento me acompañaba) a pingües beneficios económicos. Y que el azar se diluía cada vez más según iba acumulando manos disputadas.
Como llevo bastante tiempo hablándole de las excelencias de este juego y de las horas que dedico en mi ocio a todo lo que conlleva ese intento de crecimiento como jugador, me preguntó insistente “¿pero todo lo reduces a jugar y jugar? ¿De dónde sacas las herramientas para considerar que ahora al menos sabes lo que tienes entre manos?”
Y es aquí donde le comenté que mis incursiones en las mesas estaban aderezadas, en gran medida, con mi participación y lectura en foros especializados…y aquí la conversación adquirió viveza, esto le interesó sobremanera, quiso indagar en los intríngulis de esos foros…
Y entré a su trapo, como torete vehemente recién salido al ruedo, y el póquer como tal, con sus técnicas y su matemática esencia, quedó en segundo plano, pasando al análisis de esa secundaria “adicción” que para mi estaba significando mi residencia en esos foros.
He querido compartir con vosotros esta situación, anecdótica, porque la conversación con mi amigo me fue llevando a mi sensación actual en el paso por los dos foros donde divido mi participación, ya sea con lectura ávida como con participaciones más o menos frecuentes y más o menos relevantes (más bien tirando a poco relevantes, pero bueno…).
¿No os parece que estamos en un punto cuanto menos extraño? ¿No creéis que una comunidad creciente, con un número tan reseñable de participantes, debe pararse, miembro por miembro, a pensar un poco qué nos está pasando?
Estamos en un momento de imparable auge y de evolución y asentamiento de nuestro deporte, despojándonos, por momentos, de los viejos sambenitos y adquiriendo carta de naturaleza pero os pregunto…la comunidad, en toda su variedad de personalidades, está ahora mismo a la altura de las circunstancias o nos estamos parando demasiado en inútiles riñas y luchas de egos?
¿Os resulta especialmente atractiva, sinceramente, la lectura de un hilo en que se ejercita el tiro al blanco con x forero, u otro en que un debate interesante acaba transformándose en una pelea barriobajera a varias bandas, u otro en que varias personas pugnan por demostrar, con argumentos o sin ellos, quién ”la tiene más larga”?
Cuando yo me siento delante de mi ordenador, después de una jornada maratoniana de curro o de un día en que cuestiones personales o profesionales me han dejado agotado y abro mis foros, busco relajarme, reírme un poco si se tercia, comentar algo si tengo algo que decir o jalear los éxitos de mis compañeros y, sobre todo, aprender cosas al ritmo inagotable que marca una comunidad tan nutrida.
Pero lo que nunca me aportará nada serán las trifulcas, las bravuconerías, la tensión…busco al más pequeño o al más grande conviviendo en mútua armonía, a ese forero que pierde de su bank para que un novato dé cuerpo a su ilusión, a esos emprendedores con nuevas ideas, esos artículos que seguro le han llevado varios días de esfuerzo y preparación, esas manos excelentemente explicadas y que tanta sana envidia me producen…
Y todo eso es lo que me induce a llegar a casa y abrir impaciente los foros, disfrutar de un panorama de convivencia entre gente anónima pero unidos por una afición común…al menos eso fue lo que me metió ese maldito gusanillo que no quiero que muera…y hoy por hoy me tengo que replantear, demasiadas veces, qué está pasando por aquí, por qué narices la crispación puede con el buen rollo cada vez más.
Y eso, yo creo, está en manos de cada uno de nosotros, porque esto es tan grande hoy que ni Simón, ni Alex ni el cuerpo de moderadores pueden controlarlo solos si todos nos obcecamos en no colaborar por el bien común.
Desahogado me he quedado y ni tan siquiera sé si me estoy equivocando. Quiero seguir disfrutando aquí dentro como aquellos días en que respondieron por primera vez un post escrito por mi, que hoy resulta muy ingenuo…pero se me trató como un amigo…y así me gustaría seguir sintiéndome.