Salvación milagrosa a falta de cuatro manos
Raúl Mestre, en una mesa llena de gente que la sabe tocar, como Simon Deadman o Ilan Boujenah, no se arruga y resube una 5bet de farol al belga Davidi Kitai.
Con KK, como es lógico, Kitai no pierde tiempo en aceptar la apuesta y estirar el cuello para ver a qué se enfrenta. Raúl enseña 67s con gesto de resignación.
El croupier quema una carta y tira en sucesión un 9,.. un 8...¡y un T! Un flop caído del cielo que se enguarra un poquito en el turn con una J pero que no varía nada con el 2 del river.
Mestre aún estaba colocando su stack cuando Rudy Zirio, el director del torneo, anunciaba las cuatro últimas manos del día.
Pero donde las dan las toman, que dice el refrán y en una de esas últimas manos. En el clásico flip preflop, Mestre pincha pareja máxima con AK en un flop KQx, pero debe pagar religiosamente 30.000 a un stack medio, que enseñaba QQ, para quedarse en 50.000 puntitos, cómodo para el día 2.
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