Historias misceláneas: Stu Ungar, escribe Tom Sexton

Anónimo | 26/12/07

Fue hace unos 30 años, cuando estaba en el Dunes Hotel, donde actualmente se encuentra el Bellagio. Danny Robison se me acercó y me dijo, "Tom, ¿ves aquel muchacho que parece tener unos 15 años? Es Stu Ungar de Nueva York, y su gente quiere que juegue contra él al gin rummy. Escuché que dicen que es el mejor... estuve jugando al póquer durante unos dos dias, ¡pero no creo que haya alguna manera de que ese chico pueda ganarme en el gin rummy!" Mi hermano, Mike, y yo, crecimos en el mismo vecindario con Danny, en Dayton, Ohio. Danny, por supuesto, rápidamente se hizo famoso como el compañero de Chip Reese cuando ambos llegaron a Las Vegas en 1974. Danny era, y aún es considerado uno de los mejores jugadores de 7-Card stud del planeta. También era conocido por ser uno de los mejores jugadores de gin rummy.

Danny ya había hecho mucho dinero en Las Vegas, y se sentó a jugar con Stu Ungar. Stuey necesitaba desesperadamente tener una buena actuación esa noche, ya que debía mucho dinero a un corredor de apuestas de Nueva York. Ya había jugado un torneo de gin rummy en Las Vegas, en el Union Plaza, y había ganado los $50.000 de primer premio. Sin embargo, Stuey necesitaba mucho más para escapar de su pasado y poder dejar de mirar hacia atrás. En ese momento, Stuey tenia 23 años, era excéntrico y fanfarrón. Danny, si alguna vez lo han visto jugar, es el señor excentricidad, con un don para hablar en la mesa como ningún otro jugador en el mundo. Así, su match épico de gin rummy comenzó. Cuando el polvo se disipó a lo largo del fin de semana, ¡Stuey habia sacado $100.000 a Danny!

Fue este match de gin rummy lo que le permitió a Stuey desligarse de Nueva York y radicarse permanentemente en Las Vegas. Se mudó al Jockey Club con su novia, Madaline Wheeler, y su hijo de cuatro años, Ritchie. El Jockey Club era el lugar perfecto para Stuey, ya que estaba justo al lado del Dunes, donde se jugaban los límites más altos todos los días. Al principio, esto parecía ser el paraíso para Stuey, mientras su legendaria historia se desarrollaba durante los siguientes 20 años.

Stuey aceptaba todos los desafíos de gin rummy, y pasaba por encima de todos en sus primeros años en Las Vegas. Cuando se le acabó la acción en ese juego, se vio practicamente forzado a comenzar a jugar al póquer. Jack Straus le dijo: "Nadie puede vencerte en gin rummy Stuey, ¡eres demasiado bueno! Todo el dinero y la acción están allí fuera, en el campo de golf. Ven conmigo y te enseñare algunas cosas basicas." Jack llevo a Stuey al campo de golf, y recuerde, no solo Stuey nunca antes había jugado al golf, sino que tampoco habia visto un campo de golf; era de la ciudad.

Una vez alli, Jack le dijo a Stuey, "Este es el green. Aquí es donde se gana el dinero. Déjame mostrarte algunas técnicas básicas sobre cómo se hace un putt." Mientras esperaban por su turno, algo increíble pasó. Stuey quería jugar por $100 en cada hoyo. Por supuesto, nunca había hecho un putt y no tenía idea de cómo hacerlo. A medida que iba perdiendo, aumentaba las apuestas, a $500 por hoyo, luego $1.000, y de pronto a $5.000 por hoyo. Antes de llegar a su primer tee, Stu había perdido $80.000 en el green. Acción era el segundo nombre de Stuey, pero tengo serias dudas de que alguien más en el planeta hubiese perdido $80.000 en un green antes de jugar su primer hoyo.

Las historias sobre Stuey son legendarias, como la vez que en 1989 estaba llegando tarde al Caesars para jugar la mesa final del Amarillo Slim's Super Bowl of Poker. Stuey manejaba a toda velocidad, y al tomar una salida chocó contra otro vehículo con su Jaguar. El auto con el que chocó, por supuesto, era de la policía. Stuey salió de su auto para explicar por qué estaba tratando de llegar al torneo de póquer con tanta prisa. Increiblemente, el oficial lo reconoció, y resultó que era un gran fanático de Stuey. El oficial lo dejo ir, sin siquiera hacerle una multa, ya que la mayor parte del daño lo habia sufrido el Jaguar de Stu. Tuvo suerte en el sentido de que otro policía probablemente no lo hubiera dejado ir. Pudo haber sacado sus esposas, explicando que a los internos les encanta jugar a las cartas en la cárcel de Clark County. Stuey llegó un poco tarde, pero increíblemente logró ganar su tercer Super Bowl ese día.

Una vez, en el La Costa Country Club, en Carlsbad, California, Stuey y Mike Sexton estaban en el bar con otra gente. Mientras se ordenaban los tragos, el barman dudó cuando llegó a Stu Ungar. Pensó que era demasiado joven, y le pidio su identificación. Stuey le dijo: "¿De qué estas hablando? No traigo mi identificación."

El barman le dijo: "Entonces, no te puedo servir."

Mientras se iba, Stuey le dijo, "¡Espera! ¿Me dices que si no tengo identificación no me traerás bebidas?"

"Así es" dijo el barman. Stuey meneó la cabeza y dijo: "¿Quieres ver mi identificación? ¡Soy Benjamin Franklin!" Stuey se levantó y sacó de sus bolsillos unos $20.000 y los puso sobre la mesa. "Ahora déjame preguntarte, ¿crees que un adolescente andaría con tanto dinero?"

El barman, ahora con la esperanza de recibir una buena propina, dijo "Buen punto, Señor, ¿qué va a tomar?" Cuando le sirvió una cerveza, Stuey le dio una propina de $200. Esto era clásico de él.

Durante el verano de 1998, el último de la vida de Stuey, mi hermano había ayudado a Nolan Dalla a contactar a Stuey, para grabar las memorias de Stuey y escribir su autobiografía. Mike había ayudado a Stuey dándole un lugar donde quedarse, en el Gold Coast Hotel. Stuey podía pedir la película o comidas que quisiera, y aprendí de primera mano lo excéntrico que era Stuey. Mike me pidió que llevara $100 a Stuey por semana cada lunes, y me decía que me asegurara de no darle más, ya que no quería que Stuey se tentara a comprar drogas. Amaba a Stuey, pero siempre tuvo miedo por su debilidad hacia las drogas. Eso sería sólo dinero para él, ya que Mike debía irse a Europa por unas semanas. Podia pedir lo que quisiera a su habitación. El primer lunes que me encontré con él, nos sentamos en la pequeña heladería que está frente a la recepción. Nos dimos la mano y nos sentamos. Saqué mi chequera, donde tenía el billete de $100 para Stuey. En el instante que saque mi chequera, Stuey se enojó y dijo: "No me darás un cheque, ¿verdad? No tengo identificación ni cuenta... ¡por favor no me digas que me darás un cheque!"

Ni bien saqué el billete su actitud cambió abruptamente a realmente agradable, como un niño feliz de haber obtenido lo que quería. Después de haberme encontrado con Stuey cada lunes por tres semanas en el Gold Coast, recibí una llamada suya en medio de la noche. Estaba en pánico. Me dijo, "Mike me dijo que te llame ante cualquier emergencia mientras él no estuviese en la ciudad."

Le pregunte: "¿Por qué?, ¿qué sucede, Stuey?"

Stuey continuó: "El gerente dice que mañana me echará del hotel. Traté de explicarle quién soy, pero me dijo que no importaba, ¡que igualmente me tendria que retirar del hotel mañana!" Le dije a Stuey que enseguida estaría allí.

Cuando llegué, pedi ver al gerente. Cuando le pregunté cuál era el problema con Stu Ungar, me dijo, "en realidad no hay ningún problema, aparte de que la tarjeta de crédito a expensas de la cual se hospeda aquí ha expirado, eso es todo. Trate de explicárselo, pero salió como una tromba."

Le dije, "si ese es el único problema, he aqui otra tarjeta."

Para ese momento, Stuey llegó corriendo por el pasillo, gritando y agitando sus manos en el aire, "¿Le explicaste a este tipo quien soy, y terminaste con esta #$%&%?"

Le dije que ya todo estaba solucionado, y que se podía quedar. De nuevo, su lenguaje corporal cambió por completo, y se relajó, una vez que su problema quedó resuelto.

Stu Ungar fue alguien con el coeficiente intelectual de un genio y una increíble memoria fotográfica con las cartas, pero que luchaba contra muchas

de las cosas de todos los dias, que todos debemos enfrentar. No podía configurar una videocasetera, o poner aceite a su coche. Era excéntrico,

impaciente, temperamental, y explotaba por pequeñas cosas, pero las luces estaban sobre él, y sobre el gran escenario fue uno de los más premiados y halagados de todos los jugadores de torneo de la historia.

Tom Sexton

Artículo publicado originalmente en PokerNews.

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