Stu Ungar

Stu Ungar, genio de las cartas

BerriTxarrak | 17/07/20
Stu Ungar, genio de las cartas
Repasamos la vida del mejor jugador de cartas de la historia, Stu Ungar. Una mente brillante capaz de ganar y perder grandes cantidades de dinero en muy poco tiempo. Una vida rápida, corta y muy interesante.

Gin Rummy y Black Jack

Dicen que los verdaderos genios se desviven por su trabajo y, en ningún caso se entregan a éste por dinero, sino por pasión y vocación. El protagonista de esta semana cumple a la perfección con esta definición, hablamos de Stu Ungar, el que para muchos es el mejor jugador de cartas que ha visto la historia.

Amante de la acción y adrenalina que implica apostar, Stu falleció con tan solo 45 años en un motel de Las Vegas, en estas lineas vamos a contar como vivió.

De ascendencia judía, Stuart Erroll Ungar nacía el 8 de septiembre de 1953 en Nueva York. Su padre regentaba un club social en el que además de copas, se repartían cartas. En este entorno paso sus primeros años de vida el joven Stu. A pesar de los múltiples intentos fallidos de su padre de alejarle del mundo de las cartas, con tan solo 10 años conseguía su primera victoria en un torneo de Gin Rummy y con solo 15 años conseguía anotarse la primera victoria en un evento mayor, por la que recibía un premio de 10.000$. El gin rummy es una modalidad que se juega con baraja de 52 cartas, consiste en realizar combinaciones de tres o más cartas y la carta más alta es el rey.

De esta manera Stu comenzaba a forjar su leyenda y a hacerse un nombre en los ambientes clandestinos de la ciudad. Ese primer gran premio también sería el preludio de la forma en la que Stu vivió, ya que tras dejar 1.000$ a sus padres, perdió el resto del premio apostando en carreras de caballos.

En la adolescencia, Ungar ya había ganado suficiente dinero jugando al Gin Rummy como para cubrir las necesidades económicas de su madre y su hermana. Los éxitos se suceden en esta etapa pero su inclinación a las apuestas en carreras lo arruinará poco a poco, una constante en su vida, un jugador con una facilidad asombrosa para crear dinero y derrocharlo en muy cortos poco tiempo.

Una de las características principales de Stu Ungar es que cuando había cartas de por medio, se convertía en un animal despiadado, un asesino. Como el mismo decía "para ganar a alguien, me sugestiono hasta odiarle", tampoco era extraño escucharle murmurar durante la partida que "quería cortarles el cuello al resto de jugadores, acabar con ellos".

Uno de sus grandes puntos fuertes era la lectura de cartas, de realizar "apuestas extra" adivinando las cartas que sus oponentes tenían en las manos. Era capaz de oler la debilidad de sus contrincantes y no tenía ningún miedo a lanzar grandes apuestas o aceptarlas, amaba la acción.

Cada vez era más difícil para Stu encontrar partidas de Gin Rummy en Nueva York, lo que provoco que se moviese a Las Vegas.

En 1976 estaba arruinado. Gracias a un bancaje participa en un torneo. No solo ganó el evento embolsándose 50.000$ sino que para demostrar su lectura del juego, decide ir anunciando las manos perdedoras de sus rivales. Como consecuencia llega una época difícil para Stu ya que los rivales no quieren jugar contra él, por lo que los casinos prefieren que no se apunte en los torneos.

Tras pasarse el juego decide probar suerte en el Blackjack. Gracias a su lectura de juego y su capacidad para contar cartas, consigue grandes éxitos y cantidades de dinero, que como era costumbre, dilapida en apuestas. Según cuenta la leyenda, es uno de los culpables de que los casinos dejasen de utilizar una sola baraja. Una noche ganó 80.000$ en el Caesars Palace, cuando el casino intento parar la partida, Stu fue anunciando en orden las 18 cartas que quedaban por repartirse. Desde aquella noche su foto circulaba por los departamentos de seguridad de los casinos y se le prohibió la entrada.

Poker

Aprende a jugar No Limit Holdem en Las Vegas. En cash games gana auténticas fortunas. No era extraño verle ganar y perder un millón de dólares en un fin de semana, su pasión por las apuestas (de todo tipo, especialmente eventos deportivos y carreras de caballos)y su carácter ultra competitivo que se arruinase hasta en cuatro ocasiones a lo largo de su corta vida. Por ejemplo, a los 10 minutos de que Mike Caro y Doyle Brunson le enseñaran a jugar a golf, ya estaba haciendo apuestas de 10.000$.

El estilo agresivo y despiadado de Stu le permiten arrasar en el mundo del poker y se convierte en campeón del Main Event de las WSOP en el año 1980, siendo su primer año como jugador, convirtiéndose en el más joven en lograrlo en ese momento y se ganó el sobrenombre "The Kid". Al año siguiente revalidaba el título.

Gracias a su exitosa carrera, Stu Ungar ganó más de 2 millones de dólares en las Series Mundiales y unos 30 millones de dólares en las mesas de poker, incluyendo cinco brazaletes de las WSOP y siendo el único jugador en la historia en ganar tres títulos del evento principal de las WSOP (Johnny Moss tiene también tres, pero el primero se resolvió mediante votación).



Sus compañeros y rivales en las mesas consideran que podría haber ganado muchísimo más dinero a lo largo de su carrera pero su competitividad era extrema, algo que en ocasiones pagaban los crupieres. No era un jugador que supiese regular el ritmo y ganar poco a poco, quería ganar y humillar, dejaba tocados y muy cabreados a los jugadores que decidían sentarse con él.

Sus habilidades eran tan superiores al resto que ganó 10 de los 30 torneos grandes (más de 5.000$ de buy in) en los que participó. Además ganó tres veces la desaparecida Amarillo Slim Super Bowl (1983, 1988 y 1989), competición considerada como el segundo título más prestigioso del mundo del poker.

Descenso a los infiernos

En 1986 Stu se arruina y se divorcia de su esposa Madeline, con la que tenía una hija, Stefanie. Cae en el mundo de las drogas, adicto a la cocaína y desaparece por completo del mundo del poker hasta que 11 años más tarde reaparece de forma asombrosa.

En 1997 participa y gana su tercer Main Event de las WSOP. Es famosa la imagen de un desaliñado Stu Ungar con gafas de sol, no para ocultar sus ojos, sino su nariz ya que tenía el tabique nasal destrozado por la cocaína.

Los años previos a su triunfal reaparición fueron muy oscuros para Stu Ungar, como por ejemplo 1990, Stu acabó chipleader del Día 1 del Main Event de la WSOP, pero no se presentó a jugar el segundo día y lo encontraron en su habitación con una sobredosis. Tenía tantas fichas que finalizó en novena posición, llevándose un premio de 25.000$ sin jugar.

Su hija Stefanie era la única motivación que tenía Stu para seguir en su batalla contra las drogas. Quería verla crecer y le dedicaba muchos de sus éxitos, como este tercer Main Event WSOP. Había vuelto el más grande, aunque por desgracia, su vuelta no se prolongaría mucho en el tiempo.

Fuera del sistema

Stu, al igual que muchos otros genios, tenía serios problemas de adaptación social, no le interesaba en absoluto ni su apariencia física, ni las normas y vivió gran parte de su vida "fuera del sistema".

Para cobrar su primer premio en las WSOP tuvo que sacarse el número de la seguridad social a toda prisa. Tampoco tenía pasaporte hasta que le obligaron a hacerse uno en el aeropuerto para poder volar a un evento en Europa.

Además era reacio a depositar el dinero en un banco, llegó a tener más de 3 millones de dólares repartidos en cajas de seguridad de Las Vegas para financiar sus partidas, apuestas y vicios. 

O cuando se compró un modelo deportivo de Mercedes, condujo hasta quedarse sin aceite y rompió el motor. Volvió a la tienda y el mecánico le dijo que el problema era que se había quedado sin lubricante. Ungar contestó: “¿Por qué demonios no me avisaron que había que poner eso?”.

Frases sobre él

Su instinto asesino en las mesas chocaba con su forma de ser fuera de ellas. Stu era una persona muy querida, nunca tuvo problemas en dejar dinero o en montar grandes fiestas con sus amigos para celebrar sus victorias.

Una de las mejores maneras de conocer a alguien es saber lo que otros opinan de él. Basta ver como le definen quienes se enfrentaron a él para saber que tipo de jugador era Stu Ungar.

Nunca he visto mejorar tanto a nadie. De un día para otro, veías como mejoraba, Doyle Brunson.

No tenía miedo de arriesgar sus fichas para aprovechar la debilidad de sus rivales. Es más difícil de lo que parece; o lo tienes dentro de ti o no lo tienes. Y eso es lo que lo hacía grande, Puggy Pearson.



El problema de Stu es que nunca entendió el objeto del juego. El objeto de ser un jugador profesional es hacer crecer tu bank, mejorar tu nivel de vida, y el de tu familia., Mike Sexton

 

No le importaba ganar, le importaba era jugar. Una de las razones de que fuera tan bueno al Gyn Rummy era que se juegan todas las manos, Chip Reese.

Al final de cada sesión era invariablemente el gran ganador o el gran perdedor. La gente habla de mucho de los calls magníficos que hizo, pero nadie tiene una historia de algún laydown que haya hecho, Barry Greenstein.

Tuve la oportunidad de jugar contra él una semana antes de su muerte. Era muy agresivo. Había perdido 5 ó 6 buy in. Jugaba todas y cada una de las manos. Si querías llevarte un bote, tenías que ir directo contra él. Viendo su estilo, yo sabía que tenía que cambiar de marcha y jugar de manera diferente. Negreanu, quien soñó que Stu le pasaba el testigo y le sugirió no cometer sus errores.

Un año más tarde de alcanzar la gloria y de la que parecía la vuelta de Stu a las mesas de poker, el 22 de noviembre de 1998 aparecía muerto en su habitación del Motel Oasis con 800$, lo poco que le quedaba de los 25.000$ que su inseparable amigo Billy Baxter le había dejado una semana antes para jugar las partidas más altas del Bellagio.

Stu no había perdido tanto dinero en las mesas. La autopsia determinó que aunque había restos de narcóticos en su organismo, no era la causa de la muerte sino que se debía a un paro cardíaco motivado por el exceso de consumo de estupefacientes a lo largo de su vida. Su cuerpo no pudo seguir el ritmo y falleció.

A pesar de haber ganado millones de dólares en los tres juegos que marcaron su vida y de haber sido el mejor jugador en todos ellos, murió solo y arruinado en la habitación de un motel. Un final duro. Otro de sus grandes amigos y también jugador, Bob Stupak organizó una colecta para poder pagar el entierro de Stu. En 2001 ingresó en el Hall of Fame a titulo póstumo.

Como el mismo decía:

Si tuviera que categorizar, diría que el gin rummy es el que más depende del jugador. Después vendrían el poker y el backgammon

¿Qué hacía con lo que ganaba? Ir a las carreras. El que dijo que el dinero quema en el bolsillo hablaba de mí. Algunos me llaman apostador patológico. Para mí todo se reduce a que es más importante la acción que el dinero.  Ni siquiera necesito usar mi dinero para jugar. Siempre conseguía que me lo prestara alguien. Para ellos era el negocio más seguro. Con apuestas limitadas era más difícil, pero cuando me dejaron jugar sin límite desataron un monstruo. Tengo más huevos que cualquier otro jugador y no tengo ningún respeto por el valor de las fichas de plástico. Cuando alguien me desafía, no importa cuán buen tipo sea, lo voy a odiar. Quizá sean sus cejas. Por lo general es la mueca idiota que se les pega en la cara cuando ganan una mano. Lo que fuera. Si alguien me quiere ganar, me lo tomo como algo personal. Y tengo que odiar a alguien para ganarle.

Al principio usaba la coca para poder seguir jugando. Pero cuando tenés cientos de miles en efectivo, te persiguen hasta tu casa para ofrecértela

Apostaba a todo: en qué round y con qué mano noqueaba Holyfield a Tyson; cuántos puntos de diferencia y cuántos expulsados iba a haber en un partido de fútbol americano... Y lo que no apostaba lo esnifaba. Así es fácil perder fortunas. Debo tener el récord de televisores destrozados. Aunque ahora pienso que, en realidad, quería perder todo para tener que volver a jugar al poker.

Realmente no sé si hay vida sin apuestas. Si la hay, no creo poder disfrutarla. El único momento en el que tengo algún respeto por el dinero es cuando no lo tengo, pero siempre consigo alguien que me financie. El problema es que el poker ya no me estimula tanto. Paso la mayor parte del tiempo hibernando. Salgo a jugar solo cuando necesito algo de dinero. Y no me gusta perder. No quiero que nunca nadie diga que soy un buen perdedor. Porque alguien que es un buen perdedor, por muy bueno que sea, sólo es un perdedor

Es un hecho que nadie me ha ganado nunca en la mesa, solo yo me he derrotado a mi mismo con mis malos hábitos, pero cuando estoy jugando como se un torneo, realmente creo que nadie puede ganarme ni jugar contra mi.

Stu Ungar, luces y sombras, como llegar a tocar el cielo y descender a los infiernos. Al igual que muchos otros genios, vivió muy rápido, a su manera y nos dejó antes de tiempo.

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