Salud Mental

El niño dentro del disfraz de robot: la confesión más íntima de Stephen Chidwick

C. Bielsa | HACE 59 MINUTOS 7 SEGUNDOS
Stephen Chidwick conmueve al mundo del poker con una confesión sorprendente
El británico, segundo jugador más ganador del mundo, rompe su silencio con su primer post en 'X' en el que expone sus miedos más profundos.

Durante años, Stephen Chidwick ha sido una figura enigmática en el universo del poker. Silencioso, metódico e implacable en las mesas, como bien reflejan sus números en The Hendon Mob

Mientras sus rivales compartían sus éxitos, su estilo de vida y sus pensamientos en redes sociales, él se mantenía completamente ausente. Parecía una decisión personal y profesional, pero ahora sabemos que detrás de esa ausencia en redes había algo más profundo: una lucha silenciosa con la ansiedad, el miedo a la crítica y la necesidad de ser aceptado.

Esta semana, Chidwick ha sorprendido al mundo del póker al publicar su primer mensaje en 'X', en el que ofreció un testimonio íntimo y estremecedor que ha conmovido a la comunidad del póker. Más que una presentación, fue una confesión. Una rendición emocional. Y una invitación a ver al “robot” como lo que realmente es: un ser humano frágil, complejo y valiente.

“He vivido momentos insoportables. Pero pude mejorar”

En su mensaje, Chidwick se describe como alguien que durante mucho tiempo creyó que no tenía nada valioso que decir. Eligió construir su carrera desde el silencio y el perfeccionismo, enfocándose solo en lo que podía controlar: preparación, decisiones y consistencia. Las redes sociales no eran “una pérdida de tiempo”; eran, en realidad, un territorio lleno de amenazas invisibles.

“Lo que nunca admití fue mi miedo: miedo a la crítica, a la vulnerabilidad y a mi incapacidad para controlar mi naturaleza obsesiva”.

Chidwick llega incluso a hablar de su salud mental con una honestidad pocas veces vista en el ambiente del póker profesional. Asegura que probablemente cumple criterios para un diagnóstico de autismo o trastorno bipolar, aunque nunca lo ha formalizado. Cuenta que ha vivido momentos de aislamiento extremo, como no poder ir a comprar comida tras un día de interacción social porque esas breves conversaciones eran “demasiado para él”.

“Sabía que sonaba absurdo. Pero ninguna cantidad de racionalidad evitaba que fuera cierto”.

 

Del perfeccionismo al reconocimiento… y la trampa del éxito

Como tantos otros, canalizó su ansiedad en una obsesión positiva: convertirse en el mejor jugador del mundo. La validación llegó en 2019, cuando fue votado por sus pares como el número uno. Pero ese éxito no trajo la paz que esperaba. Al contrario: lo llenó de presión y autoexigencia.

“Ahora que era ‘el mejor’, no había margen para el error. ¿Estoy fallando? ¿Me estoy volviendo viejo y complaciente? ¿Cuánto tiempo más puedo engañar a todos para que crean que soy tan bueno?”

Cada crítica aludía directamente a sus inseguridades. “Aburrido”, “robótico”, “sin personalidad”: etiquetas que, confiesa, le dolían profundamente porque temía que fueran ciertas.

La solución no estaba en el ranking, ni en los premios (más de 68 millones de dólares en cobros en vivo, siendo el segundo jugador más laureado de la historia en cuanto a ganancias). Estaba en el trabajo interno. En dejar de huir de su sombra.

“Aquí estoy: el niño dentro del disfraz de robot”

Su post no es una estrategia de marketing, ni un cambio de imagen. Es un acto de vulnerabilidad radical, motivado por un deseo de conexión humana real. “Estoy aprendiendo a escuchar no solo a mi preciada lógica, sino también a la voz interna que habla cuando ‘yo’ estoy en silencio”, escribe.

“Aquí estoy: el niño dentro del disfraz de robot. Solo otro ser humano en la búsqueda de amor, conexión y pertenencia”.

Y al final, dedica su mensaje a quienes están atrapados en la oscuridad:

“He vivido momentos que fueron insoportables. Si estás en ese lugar, quiero que sepas que se puede mejorar. No estás roto. No eres incapaz de ser ayudado. Sigue adelante.”

También agradece a quienes, con pequeños gestos, lo acompañaron en el camino sin saberlo. “Algunos sabrán quiénes son. Otros quizás nunca sepan cuánto significaron para alguien que estaba luchando.”

Un testimonio que trasciende el póker

En tiempos donde las redes están plagadas de filtros, exageraciones y autopromoción, lo de Chidwick ha sido un acto de sinceridad cruda y desarmante. Un recordatorio de que detrás de los números y los trofeos también hay dolor, miedo y humanidad.

Stephen agradeció la cantidad de mensajes de apoyo recibidos en su primer post e instó a sus seguidores a dejar sus preguntas. No quiso afirmar con que frecuencia publicará, pero si que comentó que irá respondiendo a las más interesantes esporádicamente.

 

 

En el póker -como en la vida- no siempre se trata de ganar. A veces, la jugada con mejor EV es, simplemente, mostrarse al mundo como uno es.

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