PokerStars, Full Tilt Poker y WSOP: triángulo de amor bizarro
World Series Of Poker, Full Tilt Poker y PokerStars son las tres compañías de poker más reconocidas en Estados Unidos, la cuna de las 52 cartas, donde el mercado es más grande y donde más de veinte mil personas se reúnen cada año en Las Vegas para disputar las WSOP.
Pongamos en perspectiva los acontecimientos más importantes para estas compañías.
Un poco de historia
Cuando en 2006 el mercado estadounidense se “cerró” debido a la UIGEA, muchas salas como PartyPoker, líder indiscutible del mercado en aquella época, abandonaron las Américas y centraron su producto en el resto del mundo, especialmente en Europa.
En ese momento, dos compañías de las que decidieron quedarse pelearon por la hegemonía en la tierra del tío Sam.
Full Tilt Poker tenía una estrategia muy clara: su mercado era el de todos esos jugadores que querían ser el mejor y aunó todos sus esfuerzos en “branding” en transmitir que los mejores jugadores del mundo jugaban en Full Tilt Poker y que en cualquier momento podrías jugar con ellos.
Por otro lado, PokerStars siguió una línea mucho más casual y decidió invertir en mostrar su producto como uno “amigable”, una sala en la que jugaban estrellas del deporte, famosos, etc. Y además, dirigió gran parte de sus esfuerzos en hacer del European Poker Tour -que poco a poco fue invadiendo Estados Unidos a través del NAPT- su gran bandera para la televisión.
El tercer vértice de este triángulo son las World Series of Poker. Las WSOP lo tenían relativamente sencillo. A través de la modernización de una marca que ya tenía un gran prestigio, la fuerza televisiva de la ESPN y una sala de poker de dinero ficticio se irían posicionando para asaltar el mercado estadounidense cuando el poker online en Estados Unidos se volviese a abrir.
WSOP: punto de encuentro
¿Cómo interactuaban estas tres compañías entre sí? Pues, probablemente, WSOP se llevaba la mejor parte de la “simbiosis”, pues tanto PokerStars como FTP enviaban una horda de jugadores a Las Vegas cada verano, haciendo crecer así el circuito y, por ende, el negocio.
A cambio, Full Tilt Poker y PokerStars obtenían una valiosa captación de un público muy interesante: el jugador que tiene dinero para irse a Las Vegas a jugar torneos de poker en vivo pero que aún no se ha lanzado a jugar al poker online. Además, la exposición de estas dos marcas en la televisión era enorme, pues ambas cerraban contratos con los “November Nine” para que se convirtieran en jugadores representados por la sala y así tener al próximo “campeón del mundo de poker” en sus filas.
En la foto se contabilizan 4 parches de PokerStars y 13 de Full Tilt Poker.
El viernes que todo cambió
Todo este negocio parecía florecer y la autoridad de estas compañías en suelo estadounidense parecía incontestable. PokerStars se apresuró a firmar una alianza estratégica con Wynn, mientras que se rumoreaba que Full Tilt Poker lo tenía casi hecho con Station Casinos, propiedad de los hermanos Fertitta.
Pero todo lo que sube, baja, y el viernes 15 de abril de 2011, el Departamento de Justicia estadounidense decidió que las salas que habían decidido “saltarse” la UIGEA sufrirían las consecuencias, y bloqueó el mercado estadounidense, empezando por confiscar los dominios web de Full Tilt Poker y PokerStars, además de Absolute Poker/Ultimate Bet.
Todos esos esfuerzos y la bonanza que habían vivido estas compañías, que ya se preparaban para un hipotético desembarco triunfal con todas las naves en cuanto el poker online se legalizara definitivamente en Estados Unidos, se fueron al traste.
Varios ejecutivos de ambas salas, entre ellos Isai Scheinberg de PokerStars y Ray Bitar de Full Tilt Poker, fueron imputados por la fiscalía sur de Manhattan.
Los jugadores estadounidenses se encontraban en estado de shock al abrir sus cuentas: PokerStars y Full Tilt Poker habían abandonado de la noche a la mañana el mercado norteamericano y sus fondos estaban congelados por el Departamento de Justicia estadounidense.
La industria al completo contenía el aliento con pavor.
El fundador de Poker-Red, Simón Muñoz, se convertía en un acertado profeta de lo que estaba por venir.
Mi impresión es que el dinero está seguro en PokerStars y más dudoso en FTP y Absolute Poker por la sobreexposición al mercado norteamericano.
Lo que Simón no se llegaba a imaginar cuando escribía estas palabras era la cantidad de polvo que se había ocultado bajo la alfombra en Full Tilt Poker.
Las miserias de FTP, al descubierto
A este lado del Atlántico, la vida del jugador de poker parecía “seguir igual”, pero nos podemos imaginar el grado de desconcierto que debían estar viviendo jugadores cuyo bankroll se había quedado completamente bloqueado en estas salas.
Apenas diez días tardó PokerStars en empezar a devolver los fondos a los jugadores estadounidenses, mientras que Full Tilt Poker no daba señales de vida y Absolute Poker/Ultimate Bet auguraba un futuro muy negro.
Tras un mes y medio de supuestas negociaciones, en las que Full Tilt Poker habría tratado de todas las formas de reconducir su situación, la Comisión de Alderney retiraba la licencia de juego internacional a Full Tilt Poker el 29 de junio.
Uno de los gigantes del poker online se caía para no volverse a levantar. El caos se apoderaba del mercado internacional, pues los fondos de los jugadores no estadounidenses que habían seguido su actividad habitual en la sala también quedaban bloqueados.
Las WSOP tras la caída
La noticia del hundimiento de Full Tilt Poker robaba el protagonismo a las World Series of Poker que se estaban disputando en ese momento en Las Vegas.
La gran imagen de FTP, Phil Ivey, considerado por casi todos el mejor jugador de poker del mundo, se plantaba y se rebelaba contra su propio patrocinador.
Muchos jugadores famosos, como es el caso de Juan Carlos Mortensen, también patrocinado por Full Tilt Poker, dejaban en casa cualquier símbolo de su patrocinador, mientras que la ausencia de ambas compañías, que organizaban un nutrido calendario de satélites, paquetes especiales y actividades durante las WSOP, se notaba en la asistencia a Las Vegas.
A pesar de ello, o quizá debido a que los jugadores americanos llevaban ya tres meses sin poder jugar al poker, las WSOP capeaban el temporal y lograban sacar adelante el tercer Main Event más grande de la historia con 6865, tan solo superado por el de 2010 -con Full Tilt y PokerStars a toda máquina- y el de 2006 -en el que aún no existía la UIGEA-.
Contrasta la foto de los November Nine de 2011 con la del año anterior que mostrábamos más arriba. Ni una sola mención a PokerStars o Full Tilt Poker mientras que WSOP se había asegurado de que su logo estuviera presente en todo el material fotográfico y escrito -enviaron una serie de “consejos” a la prensa informando de que se debía hacer mención constante a WSOP como marca-.
Ni un parche de Full Tilt Poker o PokerStars.
La larga agonía de FTP y las alianzas estratégicas de las WSOP
Tras el verano, quedaba claro que Full Tilt Poker no tenía una forma de salir a flote y pagar a los jugadores que no fuese a través de una absorción empresarial o una gran inyección de capital externo.
Los primeros rumores apuntaban a que algunos de los magnates de Las Vegas -competencia de las WSOP, que son propiedad de Caesar’s Entertainment- podrían estar dispuestos a comprar Full Tilt Poker y a relanzar la sala.
Después, saltaba a la palestra el Groupe Bernard Tapie, cuyas negociaciones con el Departamento de Justicia, la propia cabeza empresarial de Full Tilt Poker y la comisión de Alderney trajo de cabeza a la actualidad del mundo del poker durante meses.
Mientras tanto, las WSOP seguían extendiendo sus tentáculos lentamente hacia Europa, celebrando en Cannes su quinta edición de las WSOPE con un gran éxito de asistencia. Estaba claro también, por cuánto anunciaban la parada de Cannes en Las Vegas en julio, que Caesars Entertainment estaba haciendo esfuerzos importantes por ampliar sus fronteras.
Los hilos se mueven en Bahamas
Además, la empresa estadounidense se subía a un nuevo caballo para 2012, el Big One for One Drop, un torneo benéfico de un millón de dólares de buy-in organizado conjuntamente con la ONG One Drop, presidida por el dueño del Cirque du Soleil y aficionado al poker Guy Laliberté.
El premio más grande de la historia del poker en un torneo benéfico, unos cuantos millones de dólares recaudados para causas benéficas y los ojos de todos los aficionados puestos una vez más en las WSOP gracias a la retransmisión de la ESPN.
Como cuenta Poker Player, la colaboración Laliberté-WSOP es un tándem poderoso, pues de sobra es conocido el buen hacer empresarial de Caesars Entertainment unido a la más que demostrada solvencia económica del multimillonario canadiense.
Lo que había sido un triángulo se había convertido en un heads-up por el futuro mercado regulado en Estados Unidos en apenas unas semanas, y los ejecutivos de ambas compañías lo tenían muy claro.
La tensión de las relaciones entre WSOP y PokerStars se hizo patente a principios de año en Bahamas, cuando un equipo de ejecutivos de la compañía estadounidense se reunió con Guy Laliberté y durante la celebración de la PCA, la serie de torneos en vivo más importantes de la sala de la pica roja.
Además de cerrar flecos en lo acuerdos relativos al Big One, uno de los objetivos de los altos cargos de las WSOP era hacer lobby con políticos y gente de negocios importante de cara a la hipotética legalización del juego online en Estados Unidos.
A tan solo unos metros, Isai Scheinberg, el dueño de PokerStars, iba de sala en sala de reuniones cerrando acuerdos para fortalecer su marca y de paso averiguar cómo estaban avanzando los movimientos en el marco político estadounidense -remarquemos que a estas alturas, Scheinberg sigue teniendo asuntos pendientes con la justicia norteamericana, por lo que Bahamas parece un sitio menos arriesgado para hacer negocios con los actores del mercado yankee que aparecer en Las Vegas o Nueva York públicamente-.
Mitch Garber, la cabeza visible de las Caesars Entertainment, cuenta que tuvieron un encuentro casual con Scheinberg y su hijo durante el desayuno en el hotel Atlantis, el epicentro de la PCA, y se sentaron a tomar café durante apenas media hora, comentando por encima los esfuerzos que ambas partes estaban haciendo para que el poker volviera a Estados Unidos.
Y a partir de ahí, cada uno siguió su camino.
¿PokerStars moviendo la gran ficha?
A finales de abril, volvía a saltar la noticia. Tras meses de tejemanejes, el Groupe Bernard Tapie daba por rotas las negociaciones con el Departamento de Justicia y Full Tilt Poker, alegando que estas negociaciones habrían sido torpedeadas por PokerStars.
Al mismo tiempo, el rumor de que PokerStars había ofrecido un plan de pagos mucho más factible al Departamento de Justicia y que estaba a punto de adquirir Full Tilt Poker se convertía en protagonista absoluto de las portadas.
Pero, ¿por qué iba a querer PokerStars comprar Full Tilt? Existen muchos motivos por los que esta jugada es una jugada maestra. Desde el Poker Black Friday, la industria del poker online se ha llevado un gran golpe a su imagen. Limpiar esa imagen volviendo a pagar a todos los jugadores cuyos fondos están en el limbo y de camino recuperar esa liquidez -recordemos que hay muchos fondos bloqueados de jugadores de fuera de Estados Unidos que reintroducirían una buena parte de ese dinero al poker- ampliaría la ventaja de PokerStars como empresa líder del sector.
Además, todo parece indicar que Estados Unidos acabará abriendo tarde o temprano sus puertas al poker online de forma completamente legal. Es la tendencia que dicta Europa y la que dicta también el sentido común.
Es absurdo que el Estado haga oídos sordos a un negocio que podría reportar tantos beneficios a las arcas a la vez que deja desprotegidos a sectores de población sensibles como menores o enfermos.
Y, si PokerStars quiere estar en Estados Unidos, bien puede empezar por ir limpiando su nombre como compañía, porque, recordemos una vez más, su CEO tiene aún asuntos pendientes con la justicia norteamericana. El Departamento de Justicia quizá vea con buenos ojos retirar los cargos contra Scheinberg y otros ejecutivos de la compañía a cambio de que PokerStars se hiciera cargo de la deuda de casi 330 millones que Full Tilt Poker ha contraído con sus clientes: los jugadores.
¿Qué pasa con el dinero de los jugadores?
Según informan tanto Poker Player como Gaming Awards, en los círculos legales que rodean a la fiscalía sur de Manhattan ya se da por hecho que PokerStars se hará cargo de Full Tilt Poker y pagará a los jugadores a cambio de una amnistía legal tanto a PokerStars como a los imputados.
También se rumorea que será PokerStars y no el Departamento de Justicia quien se hará cargo de pagar a los jugadores estadounidenses, con la intención de “agilizar el proceso”. Parece lógico que una compañía que ya trabaja con bases de datos de jugadores de poker y que ya tiene una infraestructura montada alrededor del negocio sea mucho más eficiente a la hora de devolver los fondos a los jugadores, pero se me ocurre algún motivo más para que PokerStars haya negociado de esta manera.
La empresa de la Isla de Man tiene muy claro que la imagen es fundamental para seguir creciendo en este sector. La firma del millonario patrocinio del manacorí Rafa Nadal, uno de los deportistas más importantes del mundo, así lo demuestra.
Su imagen en Estados Unidos deja mucho que desear ahora mismo, pero podría mejorar sensiblemente si aparecen públicamente como el salvador del jugador de poker online. Además, ¿qué valor comercial tendría poder dirigirte una vez más a todos esos clientes potenciales diciéndoles que vas a devolverles su dinero? ¿Cuántos de ellos dudarían en acudir a PokerStars cuando el mercado se vuelva a abrir? Esto sin contar que la sala de la pica roja decida pagar a los jugadores internacionales a través de su propio software.
Una jugada maestra.
¿Y cuándo va a pasar esto?
Aquí es donde vuelve a entrar en juego WSOP. Hasta mediados de julio, las WSOP copan una vez más la atención de todos los aficionados. Con un ligero descenso en la asistencia -este año sí se ha notado-, PokerStars podría estar esperando a un momento clave para asestar el golpe: el comienzo del Main Event.
Dicha estrategia cumpliría una doble función: por un lado, serviría como una especie de bloqueo comercial a WSOP. A PokerStars le interesa que todos esos millones de dólares que tienen que devolver se queden en su sala de poker y no en los casinos del Rio en forma de rake para su competidor, de forma que esperar a que los jugadores ya no lleguen a tiempo para gastar ese dinero en las WSOP parece un buen plan.
Además, una reentrada triunfal en el momento de mayor relevancia mediática del poker, con el comienzo de las WSOP, multiplicaría el impacto de la compra de FTP y crearía un hito en la historia del poker online.
Mientras tanto...¿qué puede hacer WSOP?
Caesars Entertainment tiene a Mitch Garber, el hombre que puso a PartyPoker en el número uno de Estados Unidos antes de la UIGEA, trabajando a marchas forzadas.
Además de ser el artífice del acuerdo con Guy Laliberté, que se dice que se cerró en un partido de hockey en Canadá, Garber lleva unos meses estableciendo contactos estratégicos a tres bandas entre Las Vegas, Montreal e Israel, donde trabaja en fortalecer la marca de las WSOP y explorar las posibilidades del juego social y las aplicaciones para dispositivos móviles.
Además, Garber tiene claro que contar con la opinión y el respaldo de los jugadores más mediáticos en el mercado americano es importante, por ese motivo ya ha cenado con algunos como Duhamel, Hellmuth, Esfandiari o Phil Laak entre otros.
Por último, Garber tiene claro que el trabajo de lobby político es importante en este momento en el que aún tiene una clara ventaja -al menos de imagen- sobre los ejecutivos de PokerStars, por ese motivo mantiene reuniones con personajes influyentes en el tema como el propio Mike Rumbolz, probablemente el mayor culpable de que el juego online haya llegado ya a Nevada, quien posiblemente fuera colocado en ese puesto por Donald Trump, que ya ha expresado su intención de entrar en el futuro mercado de juego online.
Parece que Garber se ha encargado de hacer amigos influyentes en lo económico y lo político. Un fichaje estrella para el lanzamiento de su futura sala de poker online en Estados Unidos sería la guinda.
Y mientras tanto, Phil Ivey, Phil Hellmuth y Doyle Brunson están solteros y sin compromisos a la vista...
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