Paul Newey, el gambler del siglo XXI

La escena de jugadores que acostumbran a llenar los torneos más elitistas del mundo, esos de buy-in solo al alcance de unos pocos, es algo que ha sufrido una gran evolución a lo largo de los últimos años.

Jugadores como John Juanda, Erick Lindgren o Howard Lederer, exitosos en los primeros eventos de seis dígitos de buy-in celebrados en Australia, han dejado hoy en día paso a savia nueva representada en nombres como los de Douglas Polk, Sam Trickett, Philipp Gruissem o Dan Colman, entre otros.

Sin embargo, aunque seguramente mucho menos mediáticos, la cuota de adinerados jugadores recreacionales que quieren medirse a los mejores del mundo también ha variado respecto a lo que sucedía años atrás.

Guy Laliberté es el jugador icono de este reducido colectivo, al cual solo se le ve el pelo en el One Drop, torneo del que es “alma máter”. Al canadiense, en los últimos tiempos se han unido otros jugadores con bolsillos muy acaudalados, que quieren competir, de tú a tú, con los mejores del planeta.

En el continente asiático encontramos un buen número de ellos. Richard Yong, Paul Phua o Lo Fung son algunos ejemplos y la prueba está en que han sido algunos de los que más han animado los últimos torneos High Roller. Yong ganó hace poco el $100k Challenge del Aussie Millions, mientras Phua y Fung alcanzaron la mesa final del €100k SHR de la Grand Final del EPT Montecarlo.

Aunque las grandes fortunas recién llegadas al mundo del poker no solo provienen del sudeste asiático. Desde hace unos cuantos meses, un acaudalado jugador europeo también cuenta con un sitio preferencial en los torneos más caros del planeta. Nos referimos a Paul Newey.

Experto de las finanzas

Newey es toda una celebridad en el Reino Unido, fama que ha conseguido a base de tomar buenas decisiones en el mundo empresarial británico.

En 1991, con una inversión de 2.500£ fundó Ocean Finance, una entidad financiera e hipotecaria que 15 años más tarde, en 2006, consiguió vender a American General (filial de AIG) por nada menos que 200 millones de libras (268 millones de euros), un movimiento que le permitió tener mucho más tiempo libre para dedicar a algunas de sus pasiones.

El mundo de los casinos siempre ha llamado la atención a Newey, quien siempre ha presumido de verse perseguido por la buena fortuna. En 2009, Newey protagonizó un episodio casi inédito en los muchos locales de juego que pueblan la geografía británica. Concretamente sucedió en el Star City Casino de Birmingham, donde Newey consiguió ganar 3 millones de libras en la ruleta, obligando al dueño del establecimiento, Stanley Leisure a solicitar un crédito al propio Newey a un 12% de interés.

Más tarde, en 2010, Newey volvió al mundo de los negocios, aunque de una forma algo menos activa. Junto a Tim Bullock fundó New Wave Ventures, una compañía que hoy en día preside Newey, y que invierte en empresas con alto potencial de éxito. Su capital hoy en día se estima en 230 milllones de libras.

Sus primeros pasos en un mundo plagado de tiburones

Viendo que el mundo de los negocios ha ido siempre viento en popa para este personaje natural de Sutton Coldfield, en 2012 decidió tomar uno de los asientos libres que estaban disponibles en la primera línea del poker mundial. Su estreno en un torneo “de verdad” llegó por todo lo alto, gastándose un millón de dólares en la primera edición del Big One for One Drop, cita en la que se quedó a las puertas de los premios, eliminado a manos de Antonio Esfandiari.

En realidad, lo que a Newey más le gusta son las partidas de cash de límites altos, pero como desgraciadamente para él, es bastante difícil encontrar mesas de $100/$200, “mata el gusanillo” participando en los torneos más elitistas del planeta.

De hecho, al contrario de lo que muchos pudieran pensar, Newey ve en los Super High Rollers el torneo ideal para su estilo de juego y sus circunstancias en general. Así lo ha manifestado en más de una ocasión, como en la entrevista que unos meses atrás concedió a Bluff Europa.

Diría que la presión es mucho mayor en torneos Super High Rollers, algo de lo que tal vez puedo aprovecharme, ya que para mí la presión no es tanta. Juego mi propio torneo, no comparto nada con nadie, ni vendo mi acción, y eso creo que influye a la hora de tomar decisiones.

Los “pros” tienen mucho dinero en sus bankrolls, pero la mayoría de ellos venden gran parte de su acción a los bancadores, los cuales más tarde piden explicaciones de ciertos movimientos. Esto a mí, evidentemente, no me pasa.

A Paul Newey se le ha visto, en los dos últimos años, jugando la gran mayoría de torneos de alto buy-in existentes en el planeta. Él era uno de los que vimos compartir mesa con Alberto Gómez en aquel torneo de $100.000 del Bellagio donde el valenciano acabó en segunda posición.

Esto sucedió el pasado verano, pocos días más tarde de que Newey consiguiera el mejor resultado de su carrera, y es que una caja en el One Drop tiene muchísimo peso.

En la segunda edición del torneo del millón de dólares, Paul Newey acabó en séptima posición embolsándose 1.418.667$, un adelanto de lo que sucedería unos meses más tarde con motivo del EPT de Praga.

El británico, contra todo pronóstico, finalizó el €50k High Roller en segunda posición, por detrás del ruso Leonid Markin, y se embolsó 557.090€, demostrando que, poco a poco, su adaptación a este tipo de metajuego es cada vez mayor.

Pese a ello, Newey sigue considerando los torneos como una especie de pasatiempo, pues se siente más cómodo en las mesas de cash. Tampoco es muy habitual verle jugando online, aunque cuando lo hace suele sentarse en los SNG Turbo e Hyper-Turbo de límite más alto que ofrece la red.

Los “slots”, su pasatiempo preferido

Pero si hay algo que verdaderamente entretiene al bueno de Paul Newey, eso son las máquinas tragaperras o “slots”. Siguiendo su cuenta de Twitter, hemos podido ver grandes sumas de dinero ganadas por el jugador británico, quien considera tener cierto “edge” contra estas máquinas.

Definitivamente creo tener cierta ventaja. La mayoría de gente no entiende cómo funcionan hoy en día los slots. No es lo mismo que jugar a la ruleta, lo cual considero que es pura suerte. Las máquinas de slots no son completamente aleatorias. En algún momento la máquina pagará más de 100%, por lo que debes saber cogerlas en el momento oportuno.

Llevo jugando a los slots desde que era un adolescente, por lo que podría decirse que tengo una experiencia de unos 40 años. Con el tiempo, vas familiarizándote con ciertas tendencias, como si de tells en el poker se tratara.

Antaño, para Newey había una tierra prometida por lo que a slots se refiere. Cuando en Estados Unidos había que ir a Las Vegas o Atlantic City para pisar un casino, las bolsas de premios que las máquinas utilizaban como reclamo, eran verdaderamente atractivas, sin embargo, hoy que prolifera la construcción de casinos por toda la geografía americana, esas cifras han quedado desvirtuadas. Pese a todo, Newey puede presumir de haber conseguido grandes sumas en sus reiteradas visitas a Las Vegas.

Another old Diamond Queen hit. pic.twitter.com/iBYnNX1j9u

— PAUL NEWEY (@TOPDOLLARMAN) diciembre 29, 2014

pic.twitter.com/J9Uvkc9knP

— PAUL NEWEY (@TOPDOLLARMAN) diciembre 27, 2014

Pero como la mayoría de jugadores de poker de alto nivel, la evolución en los “slots” también pasa por familiarizarse con el mundo digital. De un tiempo a esta parte, Newey se ha sumergido en los casinos online, los cuales también ofrecen a sus jugadores un amplio abanico de slots virtuales, a los cuales Newey ya ha “metido mano” en más de una ocasión.

Siguiéndole por Twitter, hemos sido testigos de grandes sumas de dinero ganadas frente a su ordenador. Aquí algunos ejemplos.

One of my biggest on line hits. pic.twitter.com/AmFCYpRagp

— PAUL NEWEY (@TOPDOLLARMAN) diciembre 25, 2014

Aunque Newey tuiteando este tipo de capturas tiene su punto gracioso, nosotros particularmente no le acabamos de ver el EV a los slots. Preferimos centrarnos en el mundo del naipe, aunque agradecemos que figuras como la suya hayan dado una bocanada de aire fresco a la escena de los High Stakes en vivo.

¡Por muchos años, Paul!