Las obligaciones fiscales de los November Nine

En los compases finales de las World Series of Poker 2012, Greg Merson y Jesse Sylvia concentraban todas las miradas de los aficionados.

El que sobreviviera al heads-up se convertiría en el nuevo campeón y se haría una foto histórica rodeando con sus brazos los fajos de dinero que simbolizaban el primer premio de 8.531.853$.

Había una sutil diferencia entre el primer y el segundo premio dependiendo del punto de vista de cada jugador. Los jugadores de Estados Unidos tienen que tributar por sus ganancias y Merson, como ciudadano del estado de Maryland, tendría que pagar un impuesto estatal, mientras que en Nevada, hogar de Sylvia, esta carga fiscal no existe. Para Sylvia, el premio era un 6% mayor que para Merson. 

No era esa la única diferencia entre los ocho estadounidenses que se reunían alrededor de la última mesa del torneo un día antes. Los October Nine estadounidenses estaban sujetos a un máximo de tres impuestos: el federal, el estatal y la tasa de autónomos, que tendrían que pagar los jugadores profesionales.

El resultado final del torneo lo conocéis todos, el estado de Maryland se llevó algo más de 100.000$ extra, que para Merson fueron algo más de 1.500.000$ limpios cuando su K5 se impuso al QJ de Sylvia. En la siguiente tabla, podrás comprobar la diferencia entre las ganancias brutas y netas de cada jugador, según la página TaxableTalk.com.

Andras Koroknai, ciudadano húngaro, no tenía ningún tipo de preocupación fiscal. En Hungría las ganancias del juego no generaban carga fiscal en 2012, y la nueva legislación propuesta en 2013 solo buscar recaudar de los operadores.

En 2013, la mesa final recoge a jugadores de cinco nacionalidades distintas, y como puedes ver, cada caso personal es un mundo, incluso entre compatriotas.

Si cualquiera de ellos tuviera domicilio fiscal en España, sería en nuestro país donde le tocaría pagar sus impuestos, merced al Convenio para evitar la doble imposición y evitar el fraude fiscal firmado entre nuestro país y los Estados Unidos en 1990.

El cálculo de las tasas que tendría que abonar ese afortunado jugador español se tendría que calcular según la base imponible general del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, en la que quedarán incluidas las ganancias del juego, tal y como nos explicó en su día Emilio Domínguez "Piokari" en su guía "Un vistazo a la tributación: de la teoría a la práctica". Así de simple.