Mi experiencia en el Main Event de las WSOP
El día 7 de julio, día de San Fermín, estaba preparado para comenzar a jugar por primera vez el torneo en el que todo jugador de poker sueña con participar: El Main Event de las World Series of Poker, que se equipara con el Campeonato del Mundo de Poker. El torneo tiene un coste de inscripción de 10.000$ y este año reunió a más de 6.500 jugadores que representaban a más de 80 países.
A pesar de la elevada capacidad de los pabellones donde se celebran durante 45 días todos los eventos WSOP, no son lo suficientemente grandes como para acoger simultáneamente a más de 6000 jugadores, por los que el día 1 del torneo se divide en tres días.
Elegí jugar el día 1B a pesar de que, a priori, el día 1C es en el que tienes más probabilidades de que te toque una mesa con más jugadores aficionados. Suele ser el día en el que hay jugando más clasificados en los satélites que, desde un precio de inscripción de 500$, se celebran en la sala Pavilion los días previos al inicio del Main Event. Decidí jugar el 1B porque así tendría más días intercalados torneo/descanso que si jugaba el 1C y porque, al coincidir en domingo, pensé que habría también una gran proporción de jugadores recreacionales.
Recuerdo que César García, con el que compartí habitación en el viaje, me había dicho los días previos que en el Main Event te suelen tocar en la mesa cinco o seis jugadores aficionados el primer día de torneo. Cuando llegué la mía, todos eran jovencitos, lo que suele augurar una mesa difícil. En general los jugadores de menos de 30 años que se pueden permitir jugar un Main Event son jugadores profesionales. Tal fue el desencanto con el sorteo de mesa que durante unos segundos rondó por mi cabeza cambiar mi inscripción para el día siguiente, idea que lógicamente no está permitida. Me daba rabia que justo la siguiente tenía una pinta muy familiar, con varios jugadores por encima de los 60 años, mesa en la que suele ser más fácil no meterte en líos que pongan tu torneo en riesgo en los primeros niveles del día.
Quizás que fuese una mesa tan dura me hizo estar muy concentrado durante toda la jornada. Mi planteamiento era no correr excesivos riesgos y tener como objetivo pasar al día 2 y esperar que la mesa que me tocase ese día fuese más explotable. Pero las decisiones que iba tomando me fueron saliendo bien y, tras las 10 horas de juego, logré convertir en 96.000 los 30.000 puntos que nos dieron de inicio.
Aquí, una entrevista que me hicieron en Poker-Red en uno de los primeros descansos del día.
Al día siguiente, con el 1C en juego, yo tuve jornada de descanso que aproveché para desconectar del poker y descansar.
El 9 de julio me tocaba jugar el día 2A del torneo. Comencé en una mesa más fácil que la del día anterior y pude sumar algunas fichas en los primeros compases, pero pronto la rompieron y fui a parar a otra mesa donde un chino-coreano que vendía y anunciaba una aplicación de poker chino para el móvil me amargó el día. Cuando llegué a la mesa, Willo, el periodista de Poker-Red, me dijo que ese jugador había estado jugando con Alekhine todo el día 1. Aproveché uno de los descansos para pedirle referencias y me dijo que era un jugador que le gustaba abrir o jugar casi todos los botes y que solía hacer faroles sin sentido.
Cometí el error de llegar a la mesa y pensar que era el jugador al que debía atacar. Tenía posición sobre él y un stack similar al mío y, como me comentó Alekhine, solía abrir la mayoría de las manos que le llegaban limpias. Quizás éste fue el único momento del Main en el que perdí la concentración. Obsesionándome con atacarle, jugué más agresivo de lo habitual contra un jugador al que le encantaba pagar de más en el river. Me salió mal la estrategia y acabé viendo como mi stack se llegó a reducir hasta los 35.000 puntos. En ese momento, aprovechando otro descanso, y el conocimiento que ya tenía de los que realmente eran los jugadores más débiles de la mesa, cambié mi estrategia y logré duplicar mi stack para acabar el día en los 60.000 puntos con la media rondando los 100.000.
Hay que destacar la gran estructura del Main Event, que no es comparable con ningún otro torneo en el mundo. Niveles de dos horas y con saltos muy escalonados hacen que el torneo sea muy jugable durante los primeros tres días (30 horas de juego).
Al día siguiente me volvió a tocar descansar mientras que los jugadores inscritos en el día 1C jugaban el día 2B del torneo.
El día 3 ya lo jugamos simultáneamente todos los jugadores que habíamos sobrevivido los dos primeros días. Empezamos la jornada unos 1.700 jugadores. Me volvió a tocar una mesa muy dura, aunque este día es más normal ya que el Main es un torneo en el que se hace una selección natural muy buena y según va avanzando la competición la habilidad de los jugadores que te vas encontrando va siendo cada vez más alta. Uno de los jugadores de mi mesa era Robert Salaburu, que quedó cuarto en el Main Event del 2012 y que solía tomar todas sus decisiones en menos de un segundo. No había visto nunca a un jugador profesional jugar de esta manera.
Logré sobrevivir con un stack de entre 10 y 30 ciegas durante todo este día. En las últimas horas, cuando quedábamos ya menos de 1000 jugadores (cobraban 648), me interesaba ralentizar el ritmo de juego en la mesa, y así hice, empleando unos segundos en cada decisión que tomaba. Esto hizo que los jugadores me respetasen mucho cada vez que decidía abrir una mano o resubir all-in la subida de otro jugador. Conseguí acabar el día con unos 100.000 puntos con la media en 250.000.
A continuación, la entrevista que nos hicieron a los siete españoles que seguíamos vivos al finalizar el día 7.
El día 4 era el de asegurar la entrada en premios. Comenzamos unos 670 jugadores por lo que con un par de decenas de eliminados más habría conseguido el primer objetivo del torneo. En una hora y media se rompió la burbuja. Es muy emocionante y especial la burbuja del Main Event con un montón de periodistas y cámaras de televisión de la ESPN corriendo de un lado a otro de la sala. Tras el esfuerzo de 32 horas netas de juego, todos los que habíamos conseguido sobrevivir hasta entonces entrábamos en el dinero y nos asegurábamos al menos 9.000$ de beneficio. Se palpaba la emoción en la encantadora sala Amazon.
Mi stack cuando acabó la burbuja era de unos 80.000 puntos, acabando el nivel de ciegas 2.500-5.000. Tenía sólo ya 16 ciegas. Conseguí ganar algunos botes pequeños y subir un poco. Cuando en un torneo tienes entre 10 y 30 ciegas, las decisiones son más sencillas que cuando juegas un torneo con stacks más profundos. La experiencia que te da haber jugado y simulado tantos torneos en Internet hace que las decisiones sean muy mecánicas. Aunque hay que añadir el factor de que tus contrincantes son mucho más conservadores en un Main Event que en cualquier torneo que podamos jugar en Internet.
Me limité a jugar de forma sólida. Cuando se acercaba cada salto de premios perdía algo de tiempo a la hora de tomar mis decisiones lo que trajo mucha polémica a la mesa. Reconozco que me sentía un poco avergonzado, pero es la estrategia óptima y correcta de jugar. No podía permitirme el lujo de renunciar a los 5.000-6.000 dólares de cada salto. Cuando quedan tres o cuatro jugadores para el siguiente salto y te tienes que jugar todas las fichas, la estrategia correcta es perder tiempo hasta que se eliminen esos tres o cuatro jugadores y, cuando ya estés en el nuevo salto de premios, anunciar tu all-in. La diferencia pueden ser 5000 o 6000 dólares, y cada segundo que pierdes tiene un valor de entre 20 y 50$. Además, siguiendo esta estrategia tus opciones de ganar el torneo no se reducen nada y los jugadores tienden a respetarte más en manos futuras porque piensan que eres muy conservador.
Eso sí, la estrategia me costó el troleo de Willo en esta entrevista.
Hace unos meses escribí sobre la necesidad de que haya mesas cronometradas en los torneos para evitar que el “stalling” (perder tiempo) sea una estrategia óptima. También sería recomendable que los saltos de premios no fuesen de tantos jugadores. Si en vez de ser de 80 en 80 fuesen de 10 de 10 ya no compensaría tanto perder tiempo.
Conseguí ponerme con 340.000 fichas pero un par de manos en las que resubí preflop la subida del uruguayo Fabrizio González que no pude llevarme post-flop (me ligo trío en las dos ocasiones) hizo que mi stack se volviese a mermar acabando el día en 153.000 que serían 9,5 ciegas del primer nivel del día 5.
Os dejo la entrevista que nos hicieron a los tres españoles que logramos pasar al día 6 del Main Event en la sala Amazon que ya comenzaba a quedarse vacía, porque mesa que iban rompiendo, mesa que iban desmontando.
Me llamó mucho la atención ver a Raúl Páez, uno de los jugadores españoles con más experiencia y con tantos y tantos torneos a sus espaldas, muy emocionado durante este día 4. Estaba muy contento de su actuación y con mucha ilusión por alcanzar la mesa final. Yo que había estado sufriendo mucho desde el día 2, estaba más cansado que ilusionado, consciente además de que a pesar de haber llegado tan lejos todavía debería de ganar muchísimos botes para alcanzar el sueño de la mesa final.
A pesar del cansancio y de lo tarde que acabó este día 4, tuve que cambiar mi billete de avión que lo tenía reservado para el día siguiente por lo que no me metí en la cama hasta las 4:30. Me desperté a las 11:30, apenas 30 minutos antes de volver al ruedo y sin nervios aparentes. Era evidente el desgaste físico y mental que supone jugar un Main Event.
Me vestí rápido y recorrí el largo pasillo que separa el Hotel Rio de los pabellones de las WSOP, ya mucho menos transitado que los días anteriores. Al entrar a la sala todo estaba preparado para el comienzo del nuevo día. Mucha iluminación artística y muchas cámaras y periodistas revoloteando por las apenas 30 mesas que quedaban en la sala Amazon. Como cada día del Main Event sonaba de fondo la banda sonora L'Estasi Dell'oro que te ponía los pelos de punta.
Era consciente de que tenía que ir all-in en una de las primeras manos, pues a la tercera sería la ciega grande. Y así hice en la segunda mano del día, cuando desde UTG decidía envidarme con TJ. El jugador que se encontraba en la ciega pequeña después de pensar unos segundos decidía pagarme con una parejita de doses. El flop vino 7755T y conseguía doblarme y volverme a meter en el torneo. Logré realizar algún movimiento agresivo más en zona de robo en una mesa en la que no me sentía especialmente incómodo.
En una mano que abre Ramzi Jelassi, ganador del último EPT de Praga y el jugador que se estaba mostrando más activo en la mesa y que en ese momento tenía un stack de 1.000.000, decido ir all-in por mis 320.000 fichas (20bbs) con AQ desde la posición de CO. El jugador israelí Amir Lehavot con un stack de 1.400.000 decide ir all-in en ciega grande. Ramzi abandona y las cámaras de televisión se agolpan en nuestra mesa. Me sorprendo gratamente al ver sólo un par de dieces en la mano de mi rival. Sus cartas con la secuencia de la mano parecían más potentes. Es un flip que de ganarlo me situaría en la media del torneo a falta de 200 jugadores. Sin embargo, el flop T55 acababa de un plumazo con mis esperanzas de superviviencia y un T del turn que le daba poker a mi rival me fulminaba.
Esta es la entrevista que me hicieron recién eliminado.
La experiencia de jugar el Main Event de las WSOP no es comparable con ningún otro torneo. Las sensaciones que se viven durante los días que uno sigue con fichas son indescriptibles. El año que viene sin duda repetiré.
Jorge Ufano es jugador profesional y profesor de torneos de poker en Pokercursos.com
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