Harrison Gimbel también anuncia su retirada del mundo del poker
Son tiempos difíciles para los jugadores de poker, o al menos eso es lo que se desprende de las últimas noticias que se van leyendo a través de foros o redes sociales.
Muchos son los jugadores que en los últimos tiempos han anunciado su retirada del poker profesional, no al estilo de Fedor Holz que siempre se ha mantenido activo pese al anuncio de su retirada, pero sí como han hecho Vanessa Selbst, Jen Kyllonen o David Sands, por poner algunos ejemplos.
Más cercano, incluso, nos queda el ejemplo de Sergio Cabrera “trujutrus”, quien hace solo unos días, en una entrevista en profundidad que aquí mismo publicamos, contaba los detalles que le habían llevado a tomar la decisión de abandonar el poker en todas sus vertientes, aburrido por haber perdido la ilusión que sí suele tener un jugador emergente.
Al caso de “trujus”, hoy se suma un nuevo ejemplo de joven jugador que decide “colgar las botas” de forma prematura. El ejemplo esta vez es Harrison Gimbel, uno de los ocho jugadores que pueden presumir de haber ganador la Triple Corona del Poker (un EPT, un WPT y un brazalete de las WSOP).
Gimbel lanzaba el anuncio ayer mismo a través de su cuenta personal de Twitter, compartiendo ocho capturas de su teléfono donde publicaba un largo texto con los motivos que le han llevado a tomar esta decisión, y los detalles de lo que él define como “un viaje vital”.
La historia nos ha parecido lo suficientemente interesante como para compartir aquí íntegramente el texto. Por lo que se desprende, no volveremos a disfrutar del concurso de Gimbel, quien consiguió su última caja en la pasada PCA 2018, el lugar donde se consagró por primera vez.
Oficialmente anuncio mi retirada como jugador de poker. ¡Ha sido un viaje increíble!
No crecí en una familia con demasiado dinero. Tuve la fortuna de asistir a una escuela privada gracias a una beca. Veía como muchos compañeros pasaban sus vacaciones viajando por el mundo, y yo sentía que quería eso mismo para mí en algún punto de mi vida.
Recuerdo ver cómo Chris Moneymaker, un jugador amateur por entonces, ganó el Evento Principal de las WSOP y se llevó 2.500.000$. Me quedé petrificado. Ahí comenzó mi plan para convertirme en alguien rico. Cuando tenía 14 o 15 años empecé a jugar con amigos los fines de semana. Me encantaba también ver los torneos por televisión, por lo que pronto empecé a interesarme por ellos.
Cuando tenía 16 o 17 años empecé a jugar mucho más y a dejar un poco de lado mi vida social. Hice grandes amigos a los cuales aún considero amigos hoy en día, pero decidía quedarme en casa jugando a poker y no salir mucho con ellos. Quería ser el mejor jugador de poker del mundo, y sabía que en cuanto me graduara del instituto lo podía conseguir. El verano después a graduarme gané el que hasta entonces era el mayor torneo de poker celebrado en Florida, un torneo de 900$ de buy-in en el que me llevé 67.800$. Me ofrecieron cobrar mi premio en cheque o en metálico. Elegí en metálico. Me dieron un taco con 50.000$, un fajo de 10.000$ y 7.800$ sueltos. Cuando llegué a casa de mi madre ella me preguntó cómo me había ido. Le enseñe los 7.800$ y se puso tremendamente contenta por mí. Cuando se pasó la euforia, le dije que había ganado algo más y le enseñé el fajo de 10.000$. Ella no se lo podía creer. Os podéis imaginar cuál fue su reacción cuando finalmente le enseñé el taco con los 50.000$. Ese fue uno de los momentos más felices de mi vida como jugador de poker.
Entonces me trasladé a la Universidad de Alabama durante algún tiempo. Fui a clase durante unas dos semanas pero me daba cuenta que no disfrutaba lo más mínimo por lo que lo dejé. Me quedé en Tuscaloosa durante unos seis meses jugando a poker y a “beer-pong”. Durante ese tiempo, jugué mi primer torneo internacional en Aruba pero no gané nada. En enero de 2010, cuando tenía 19 años, fui a Bahamas a jugar la PCA. Por entonces era demasiado joven para jugar a poker en Vegas, incluso sabiendo que lo podría hacer bien. En esas fechas, la PCA era considerada el mejor torneo del mundo al margen del Main Event de las WSOP. 1.529 jugadores con buy-in de 10.000$, donde gané un primer premio por 2.2 millones de dólares. Nadie sabía quien era Harrison Gimbel hasta entonces. En 2010 acabé 6º en el Player of the Year, y eso que todavía no estaba jugando en Vegas. Mi futuro era brillante.
Por entonces jugaba bancado, por lo que mi bancador se llevó una buena parte de mi dinero. Invertí una parte de mi dinero en otros negocios, y con lo que me quedó construí mi propio bankroll para jugar por mi cuenta. Con los gastos derivados y jugando torneos demasiado caros, ese dinero voló rápido. Volví a recurrir a mi bancador y a jugar de nuevo bancado. En abril de 2011 el poker online desapareció en Estados Unidos. Me quitaron el pan de la noche a la mañana. Lo que tanto tiempo había tardado en construir se había esfumado en un abrir y cerrar de ojos. Nadie sabía entonces cuánto tiempo duraría esa situación y no me apetecía marchar de mi país para seguir jugando a poker online, por lo que decidí dedicarme a los torneos en vivo.
Empecé a viajar por el mundo jugando torneos sin estudiar lo más mínimo, sin darme cuenta que poco a poco me estaba convirtiendo en el fish de los torneos. Un fish, en términos de poker, es lo pero en lo que puedes convertirte. Así pasé algo más de tres años acumulando deudas con mi bancador. Me di cuenta que había muchas cosas que debía cambiar. Empecé a estudiar el poker a través de algunas webs, empecé a hablar de poker, a comentar manos con amigos y jugadores a los que respetaba, y me comprometí a empezar a comer mejor y hacer ejercicio. Poco a poco conseguí remar mis deudas, sobre todo gracias a que gané un WPT en 2016 donde me llevé 275.000$. De ese dinero, solo 20.000$ entraron en mi bolsillo, el resto fue para mi bancador. 2016 fue un año algo más amable conmigo, porque aunque solo había saldado deudas, sabía que estaba yendo por el buen camino. Me consideraba lo suficientemente buen jugador como para batir a cualquiera que se me pusiera por delante. Mi futuro volvía a ser esperanzador.
2017 fue un año increíble. Fui a Montreal a jugar poker online, y allí pacté un torneo donde me llevé más 1 millón de dólares. Fue la leche. Hasta entonces, mi mayor premio online había sido de 87.000$. Unas semanas más tarde, en las WSOP, gané el evento de $3k por unos 645.000$. Había conseguido ganar un EPT, un WPT y un brazalete de las WSOP. Soy uno de los solo ocho jugadores que han conseguido algo así en la historia, el segundo más joven en conseguirlo. Lo he logrado todo en el poker, solo me queda pendiente ganar el Evento Principal de las WSOP, un torneo que suele reunir a unos 7.000 jugadores cada año.
Sin embargo, pese a haber pasado mi mejor año como jugador de poker, me sentía infeliz. La cantidad de tiempo viajando que he pasado me ha agotado mental y físicamente. Cada vez que juego, me gusta pasar una hora haciendo ejercicios de respiración y relajación para alcanzar mi punto máximo de concentración. Además de eso, invertí muchas horas de estudio, de juego o de reflexión sobre el poker. He decidido que simplemente ha llegado el momento de dejarlo. Ya no disfruto de las cosas del día a día que te llevan a la élite. Sabía que me retiraría del poker cuando dejara de ser divertido para mí, y ese momento siento que ha llegado.
Lo que creo que me convirtió en buen jugador fue mi capacidad de concentrarme estuviera jugando un torneo de 350$ o uno de 25.000$. He intentado siempre desarrollar mi “A Game”, sin mirar el teléfono, concentrándome en todos los detalles de la mesa, bebiendo mucha agua y comiendo sano. Me sentía el mejor del mundo, pero hoy en día, eso se acabó.
Gracias a todos los que me habéis ayudado y acompañado durante estos 10 años. Sé que lo que quiera que haga después del poker, lo haré bien.
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