Gus Hansen encarna el ocaso de las estrellas de las high stakes
Si eres un fiel seguidor de las high stakes y decidiste meter los codos para hacerte un hueco en el raíl antes del Black Friday, leer la clasificación de ganancias de agosto es como clavarse una astilla bajo una uña.
El danés Gus Hansen abre el desfile de las superestrellas que copan los puestos altos de la tabla de perdedores. En los talones del Gran Danés, el jugador más imprevisible de las high stakes, Viktor Blom “Isildur1”, y el considerado mejor jugador del mundo, Phil Ivey.
Una debacle que ha quedado velada por la llamativa cifra de 20.000.000$ perdidos en toda su carrera que Gus Hansen ha cruzado definitivamente hace una semana.
La primera sesión del finde es cualquier cosa menos sorprendente. Gus vuelkve a ser el donante, frente a Galfond, "samrostan" y los jugadores especialistas en otros formastos atraidos por su dinero, como "Trueteller" o "Saniker".
Mientras estábamos en Barcelona, en la sala de prensa alguien hizo la pregunta clave: “¿De dónde saca el dinero?”. 20 kilos son muchos kilos, y para que cuadren las cifras hay que especular un poco.
En el año 2002, Gus se presentó en el circuito ganándolo todo. Sus tres primeras cajas se dan en el WPT y son dos primeros y un tercero en el lapso de seis meses.
Era el representante más puro de un estilo que se iba a enseñorear del poker de torneos, el LAG - loose aggresive- que fue llevado al extremo por suecos y finlandeses. Como tal era invitado a torneos de exhibición, donde seguía arrasando y sumando reputación y premios.
Pronto se convirtió en el ídolo de la comunidad danesa y abrió su propia sala, PokerChamps, junto a Theo Jorgensen. La venta de la empresa, valorada en 13.000.000€, y nuevos éxitos en el circuito le permitieron ser un jugador habitual en las partidas de cash más caras del planeta, donde se empezó a rumorear que quizá el cash no se le daba tan bien.
Otra aventura que le dio buen rédito fue su libro “Every Hand Revealed”, donde cuenta mano por mano su victoria en el Main Event de los Aussie Millions. En él eleva el robo de ciegas y el cálculo de implícitas a la categoría de arte, justificando el uso de unos rangos extremos.
El verdadero filón que encontró Gus en el poker fue su fichaje por Full Tilt Poker, tanto antes como después del Black Friday. Solo los jugadores parcheados por la sala de los pros conocen el verdadero alcance del dinero que les proporcionaba la sala.
Aún así, la suma no acaba de dar del todo, por la enormidad de sus pérdidas. Hay que hurgar en la caja B: sus sesiones de poker chino con los familiares de las ballenas de Macao, sus rachas de siete cifras en el Big Game del Starworld y su condición de jugador de élite de backgammon, que le garantiza invitaciones a partidas de high stakes que muchas veces dejan cortas a las de poker.
¿Entra tanto al bolsillo como está saliendo? Es de imaginar que sí, pues Gus ha seguido jugando a diario desde el paarón estival provocado por las vacaciones y las WSOP.
Hansen es solo la punta del iceberg, un ejemplo masivo, doloroso y exagerado de la nueva realidad de las high stakes, porque el 80% de sus pérdidas en el poker online se han acumulado desde el relanzamiento de Full Tilt Poker, en menos de dos años. Pero desde esa misma fecha, Ivey se ha dejado 5.000.000$ y Blom pierde cerca de 1.000.000$, además de que corren los rumores sobre el mal estado de sus finanazas. Una muestra bastante significativa sin que uno solo de ellos sea ganador.
Las superestrellas del poker online de la pasada década han buscado refugio en formatos como el 2-7 Triple Draw intentando escapar de la nueva generación de tiburones. Ahora ya van incluso a buscarles a su nuevo retiro. ¿Queda sitio para ellos en el poker actual?
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