El futuro de Full Tilt Poker a examen hoy en Londres

Hoy puede terminar la incertidumbre de todos los jugadores que tienen fondos retenidos en las cuentas de Full Tilt Poker. Para bien o para mal. Puede anunciarse un acuerdo que permita levantar la suspensión de la licencia de juego y la reapertura del cliente de la sala o la retirada definitiva de la licencia.

Ya han pasado más de tres meses desde que empezará la pesadilla para los jugadores norteamericanos. El resto del mundo lo sufre en sus carnes desde finales de junio. En medio, rumores, inversores anónimos, anuncios de los reguladores, supuestas fuentes internas y un incómodo silencio de Full Tilt.

En Poker-Red hemos seguido el caso al detalle, desde la portada y desde el foro. Conviene recordar en este punto el desarrollo de los hecho hasta el momento.

Los antecedentes a la audiencia de hoy se remontan al día 15 de abril de 2011; el conocido como Black Friday.

El Departamento de Justicia de los Estados Unidos (DoJ) emprendía una acción civil y otra criminal contra diversos propietarios e intermediaros de tres salas de poker (UB, PokerStars y Full Tilt Poker) y los bienes y cuentas bancarias asociadas a estas empresas, que fueron congelados.

Los jugadores norteamericanos no podían acceder a las salas y sus webs aparecían bloqueadas. La reacción de la AGCC al respecto, era de iniciar una investigación interna.

Poker-Red se hacía eco de las primeras impresiones y las consecuencias en el tráfico de las salas.

El 20 de abril el DoJ anunciaba un acuerdo con Full Tilt y PokerStars para restaurar los dominios .com bloqueados el BF, con el fin de facilitar la devolución de los fondos depositados en las salas a los usuarios estadounidenses.

PokerStars empezaba a pagar a sus jugadores estadounidenses el 28 de abril. Full Tilt Poker no ha devuelto aún un solo dólar.

El 16 de mayo, la AGCC consideraba que las transacciones de fondos de FTP no estaban amenazadas y que el negocio de la sala en el resto del mundo podría seguir

El 30 de mayo Full Tilt Poker hacía su último anuncio oficial. Prometían intentar pagar a  sus jugadores pero no daban fechas.

El 1 de junio, Phil Ivey denuncia a Full Tilt, impulsado, según él, por la vergüenza que le produce que no se le haya devuelto el dinero a los jugadores de EE.UU. Ivey pretendía desvincularse de FTP y pedía daños y perjuicios. Los abogados de FTP contestaban asegurando que Ivey debía dinero a FTP.

El 6 de junio, PokerNews retiraba FTP de sus salas recomendadas.

El 24 de junio empezaban a surgir los primeros rumores serios sobre una posible venta de FTP a un grupo de inversores anónimo. Surgen los nombres de White Knight, relacionada con el propio Phil Ivey y Jack Binion, bien por sí mismo, bien representando al casino Wynn.

El 26 de junio se destapaban los problemas surgidos entre Moneybookers (ahora Skrill) y FTP. Moneybookers enviaba un mail a sus clientes anunciando que no  estarían disponibles para trabajar con FTP y que habían solicitado la retirada del logo de la página web de la sala.

A partir del 29 de junio, los jugadores que seguían en FTP ya no pueden conectarse al cliente de la sala. La AGCC ha decidido suspender la licencia de la sala. Se establece la fecha del 26 de julio como el día en que se celebrará una audiencia con FTP para estudiar la suspensión definitiva de la licencia.

La reacción de FTP es intentar conseguir una licencia con otro regulador, Kahnawake Gaming Comision.

Al día siguiente del cierre, es Arjel, el regulador francés, el que, preocupado por la caída de los servidores de FullTiltPoker.fr, apremia a Full Tilt a reanudar el servicio para permitir a los jugadores franceses el acceso a sus cauentas. Finalmente, el día 5 de julio Arjel le retira la licencia.

Los rumores de una venta de FTP, el más sólido apuntando a un grupo inversor europeo, retoman fuerza y, finalmente, se confirman el día 4 de julio cuando la AGCC reconoce estar en conversaciones a tres bandas con el fin de estudiar la posibilidad de levantar la suspensión de la licencia.

El día 1, se hace pública una denuncia que cuatro jugadores americanos hacen contra FTP. Es lo que en Estados Unidos se conoce como "class action suit". Una vez un juez decida que la demanda se sostiene, cualquier otro ciudadano estadounidense en la misma situación puede unirse a la demanda.

La semana posterior al cierre de Full Tilt Poker es una semana de rumores, de hipótesis basadas en supuestas fuentes internas de FTP y un rumor acerca de la venta de la compañía, que incluiría la salida de Ray Bitar del organigrama de la empresa, que más tarde fue desmentido por un abogado cercano a FTP.

Parece que el trato alcanzado entre los inversores y FTP incluye exclusividad en las negociaciones entre las partes. El plazo para esa exclusividad terminaría el día 21 de julio.

El día 12, la AGCC anuncia que la audiencia tendrá lugar en el Hotel Park Plaza Victoria de Londres y será pública, con el fin de demostrar la voluntad de actuar transparentemente.

Según se va acercando la fecha de la audiencia y pasado el nerviosismo inicial, los rumores se van espaciando, los medios son más cautelosos a la hora de publicar novedades de difícil confirmación y todo parece indicar que el día 26 es la siguiente fecha a tener en cuenta, sobre todo cuando el supuesto plazo de exclusividad termina sin noticias ni declaraciones de ninguna de las partes.

El día 22, se publica en EGRmagazine el último rumor, proveniente de nuevo de una supuesta fuente interna, que parece limitar el interés del grupo inversor a la compra de los bienes y empresas del conglomerado FTP que le permitan seguir en el mercado internacional así como la licencia de Alderney, dejando de lado las empresas estadounidenses y sin dejar claro si la licencia de ARJEL se incluiría en la compra.

Un dato interesante sería la posibilidad de que esta compra por parte del grupo inversor europeo (que formaría parte de la industria del juego online) se pudiera producir antes de la audiencia pública, evitando así que se llevara a cabo.

Tras dos días y sin ninguna otra fuente que lo confirme, me muestro reticente a confiar en unas fuentes internas que han demostrado en varias ocasiones haber sido desinformadas desde dentro o demasiado proclives a difundir rumores sin confirmar.