El Debate

¿Tiene sentido jugar los primeros niveles de un torneo?

Antonio Romero | 14/05/15
¿Tiene sentido jugar los primeros niveles de un torneo?
El viejo adagio pokerístico está más en boga que nunca "Nunca se gana un torneo el día 1". Sobre todo si lo único que puede darse es un cooler.

Hoy vamos a colocar en el escaparate un tema mucho menos polémico que en otras ocasiones, pero que a lo mejor tiene un margen mucho más amplio de discusión: los primeros niveles de los torneos.

En las última época, han sido muchos los jugadores que han manifestado su disgusto por tener que jugar excesivamente cargados de fichas respecto a las ciegas en los primeros niveles de los torneos con mejor estructura del circuito.

No hace falta remontarse a la prehistoria del poker para recordar que a Phil Hellmuth le bastaba para aparecer tres o cuatro horas tarde para ser la starlette del salón y conseguir que todos los ojos se clavaran en sus disfraces. Si lo hace hoy, tendría que ir apartando gente del cajero para registrarse y de la puerta para entrar en la zona de torneos.

Acercarse al registro tardío era privilegio de cinco o seis kamikazes que se sabían condenados a jugar entre sí en una mesa llena de regs por asegurarse una toma de la cámara de televisión al principio del torneo. 

Ahora ya no es raro ver cómo muchos crupieres deben esperar instrucciones para empezar a repartir, pues se encuentran con dos, a lo sumo tres clientes que malditas las ganas que tienen de jugar shorthanded a esas alturas de torneo. Y no hay nada más desolador que ver mesas vacías en un casino.

En palabras de Daniel Negreanu, probablemente retocadas por mi horrible memoria a corto plazo : “En los primeros niveles de un torneo hay poco que ganar y mucho que perder”. Si ha llegado a esa conclusión el autoproclamado rey del control del bote, es que algo falla.

Así, cada vez es más normal ver los registros tardíos de los eventos extendidos hasta el principio del día 2, cuando el stack inicial equivale a 25, 30 o, en el mejor de los casos, 40 ciegas.

Los culpables: los directores de torneos

A finales de la década pasada, se estableció una especie de pelea entre los profesionales de la organización de torneos para ver quién era capaz de meter más ciegas en su stack inicial. 

“¡Ven a jugar el HighestChipTowering Poker Tour y empezarás el torneo con 300 ciegas!”

“¿Has oído hablar ya del OhMyGodDeeperest Poker Tour? ¡66.666 puntos de inicio!”

Puro postureo. Las ciegas se acaban doblando cuatro veces en los primeros cuatro niveles y todo Dios a jugar con 30 ciegas como está mandado en un mensual que se precie. Pero claro, lo que ve un recreacional poco dado a analizar estructuras es la absurda cantidad de ciegas que tiene durante los 15 primeros minutos.

¿Quién se arriesga a un cooler con 300 ciegas?

Todo lo que puedas rascar en un bote va a equivaler a un porcentaje ridículo de tu stack que en un par de niveles no te llegará ni para pagar media órbita. A no ser que te caiga un set over set o un river que te tulla la vida.

¿Quién se arriesga a comerse un cooler cuando unas cuantas horas más tarde puedes estar stackeando a jugadores más débiles que tú con un solo raise?

Los segundos culpables : Los jugadores

Cuando hablo de culpables, no hablo de dolo ni alevosía, sino causalidad. Cuando un jugador se ve obligado a foldear durante horas porque la estrategia obliga a ser prudente o se ve arrastrado a innumerables botes multiway por odds y no liga más que parejas que lo único que te pueden meter es en problemas, lo más sencillo es dar por hecho que esa fase del juego no tiene importancia.

Está claro que cuando les ponen 300 ciegas delante les dan la razón.

Pero cuando veo día sí día también cómo los grinders más dedicados emplean sin ningún tipo de pudor el push directo con 20 o 25 ciegas en cuanto les dan una parejita o un KJs pues me empiezo a preguntar si no hay algo más detrás.

Es más cómodo escudarse en porcentajes ínfimos de EV

Desde mi punto de vista, especializarse en estudiar los rangos de robo y rerrobo y escudarse en el GTO y en porcentajes ínfimos de EV para buscar descaradamente un flip es mucho más cómodo que estudiar estrategias multistack. En vez de derrochar esfuerzo para materializar la mayor habilidad, busco refugio en la varianza. Volumen. Recompras. Grindar, grindar y grindar.

Las salas online y los circuitos, que no se chupan el dedo, cada vez utilizan formatos más alejados del freezeout.

Como el tiempo es dinero, en los torneos en vivo que lo permiten cada vez son más los jugadores que ven con buenos ojos firmar tarde el día 1, jugárselas frescas en busca de un bigstack y, si sale mal, pasar de hacer la recompra hasta el día 2 para jugar push o fold con 30 ciegas. 

Nos cuesta la vida hacer una crónica de un día 1

A mí no me gusta. Me cuesta un mundo hacer una crónica de un día 1. Todos tienen recompra, reentrada, registro tardío. Repámpanos. Nadie está eliminado del todo y ya no puedes descartar a nadie para soltar la gallina a última hora. Lo único que puedes aportar son largas listas de nombres en la alfombra roja que da igual qué manos juegan o dejan de jugar, porque son intrascendentes a no ser que sirvan para entronar a un chipleader.

Antes los únicos que amenazaban con dejarse 10.000€ o más para jugar un día 2 eran Ivey o alguno de los alemanes. Y te tenías que comer con patatas la estrategia publicitaria presente en cada nota de prensa de dejar caer el nombre de Viktor Blom, que luego nunca jugaba.

Ahora, mi impresión es que hay docenas de regulares que contemplan esta posibilidad como una estrategia ya no solo válida, sino casi ideal.

Esa es la típica estructura y desarrollo de un Super High Roller actual. Esto está llegando a un punto en que en Montecarlo, por primera vez, se jugó un satélite para un Super High Roller de un EPT, ¡cuando ya se había acabado el día 1 del torneo!. En este caso en particular, un stack equivalía a 50 ciegas , pero creo que se me entiende por dónde voy. ¿Hay mejor ejemplo de lo insustanciales que están empezando a ser los primeros niveles de un torneo?

La indiscutible solución urdida por mi mente privilegiada

La estructura perfecta para un torneo requiere ante todo educación. Pedagogía. 

Hacerle entender a un recreacional que la posibilidad de ver flops y jugar al “poker de verdad” no depende del número que pone en las fichas, sino en el reloj. Lo que marca el ritmo de juego es el nivel de las ciegas y la media del torneo, no los millones de puntos que te den al principio.

Hacerle ver al regular que el juego con 75 o 100 ciegas debe tener mucho más peso en una estructura, y que el único sitio donde colarlo es en los primeros niveles. Tendrán que estar sentados allí para llevarse el dinero muerto y estudiar otros tamaños de stack, porque las fichas de los jugadores débiles estarán a disposición de todo el mundo desde mucho antes, pero a un precio mucho más alto.

El juego con 75 ciegas debe tener mucho más peso en una estructura

Hay que inventar niveles intermedios, renunciar a subir las ciegas y quizá subir los antes, ralentizar al máximo ese desagradable momento en que el jugador novato se da cuenta de que han vuelto a cortar su stack a la mitad y ahora cada vez que quiere ver un flop hay un capuchas por detrás que va all-in y le hace tirar sus cartas.

Los directores deberían buscar un equilibrio con la necesidad de ir reduciendo el field. Introducir nuevas fases estratégicas, como provocar los recortes grandes de ciegas más adelante en el torneo.

A las superestrellas les tocará hacer cola con la plebe y madrugar como al resto, a riesgo de encontrarse en su mesa del nivel 4 a un par de cabroncetes doblados y con una fold equity terrorífica sobre ellos sin que los próximos niveles igualen el field a la baja. Capitanear la mesa desde el minuto uno tendrá una recompensa ;mucho mayor. Y el small ball volverá a tener sentido en las fases medias de un torneo. Negreanu, invítate a algo, hombre.

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