¿En quién radica la responsabilidad en una mesa de poker?
Tan solo un par de días atrás te contábamos la opinión que tiene Lee Jones, Jefe de Comunicaciones de PokerStars sobre los “one chip calls”, situación que el propio Jones narraba en el blog de la sala.
Por si en su día no tuviste tiempo a leerlo, te hacemos un pequeño resumen. Jones básicamente se quejaba de que, anunciar “call” lanzando solo una ficha al centro del tapete cuando nos enfrentamos a la apuesta de un rival en el river, puede dar lugar a confusiones así como a alguna rebuscada trampa.
Tanto para Jones, como para mucha más gente, lo adecuado en este tipo de situaciones es empujar hasta el centro del tapete un stack completo, para que así no quede ningún tipo de dudas sobre cuál es tu intención real, evitando así frases del tipo “se me ha escapado la ficha”.
Más allá de esto, las líneas escritas por esta respetada figura dentro de la organización de PokerStars abren otra línea de debate que el propio Jones mencionaba de forma somera: el papel del crupier como garante de las normas. ¿Debería ser el crupier quien verdaderamente controlara la intención de cada jugador en la mesa, o por el contrario, la responsabilidad radica en cada uno de ellos y en sus intenciones mostradas?
Si queréis mi opinión, el crupier ya tiene bastante con lo que tiene. Controlar el tamaño de las apuestas, mantener el orden de la partida, barajar, repartir, y si me apuras y el crupier en cuestión tiene suerte, incluso narrar por el “pinganillo” la acción para que el equipo de televisión controle el juego en todo momento. ¿No os parece estirar demasiado la cuerda?
Algunos no están conformes con esta duda que pongo sobre la mesa. Algún colectivo de jugadores mantienen la postura -respetable, evidentemente- de que el último responsable de lo que ocurre sobre el tapete es el crupier, quien en esos momentos hace las veces de árbitro o juez, como se le quiera llamar.
Yo personalmente, en un ejercicio de empatizar con todo el mundo, puedo llegar a comprender esa postura, pero no a compartirla. Para mí, en los años que llevo moviéndome por los torneos, si ha habido una figura que se ha ganado el máximo respeto, es la del crupier. Nada me gustaría más que descargar de una pequeña parte de las responsabilidades a esta figura tan importante para el mundo del poker, y evitar así las típicas situaciones en las que algún desconsiderado carga además sus iras contra él o ella por haber perdido una mano o haber contado mal un bote. No olvidemos que los crupieres, como todo el mundo, son seres humanos y no máquinas.
Cuando nos registramos en un torneo de poker o nos sentamos en una mesa de cash, como nuestra memoria es selectiva, recordamos en todo momento los derechos que tenemos como jugadores, pero ¿qué hay de las obligaciones? Si todo el mundo cuidara su parcela, seguro que el funcionamiento de la mesa sería mucho mejor, sin necesidad de que el policía de turno tenga que recordar en cada mano “el ante por favor” o “su turno”.
Comprendo que no todos pensamos de la misma manera, y que siempre existe el “pícaro” que intentará buscar la situación idónea para colar un gol al resto de la mesa, pero también considero que, si no empezamos a hacernos responsables cada uno de nuestros propios gestos, actos y decisiones, llegará un punto en el que habrá que tener no solo dos, sino cuatro o seis ojos en cada mesa a modo de vigilante de seguridad, algo que se acabará convirtiendo en una quimera para la organización de cualquier torneo que se precie.
Resumiendo: a mi modo de ver, el crupier no debe ser considerado un policía que deba estar pendiente de hasta el más mínimo detalle y para conseguirlo, se debe concienciar a los jugadores de cuáles son los límites que jamás se deben cruzar para el buen funcionamiento de cualquier partida que se precie.
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