WSOP 2022

Lo que pasa en Las Vegas... no se queda en Las Vegas

Esquiu | 07/08/22
Lo que pasa en Las Vegas... no se queda en Las Vegas
René Lázaro nos hace un recorrido personal por su viaje a la ciudad del pecado durante las pasadas WSOP 2022.

No hace ni una semana desde que llegué de Las Vegas, he pasado cincuenta días por el desierto de Nevada y otras cuantas horas metido en un avión. No era la primera vez que estaba por allá ni tampoco la primera que lo hacía durante las Series Mundiales. No me equivoco si digo que ir a Las Vegas es uno de los sueños que todo jugador de poker ha tenido alguna vez. Yo había fantaseado muchas veces con jugar una partida en cualquiera de sus casinos y cuando hace unos años pude cumplirlo, me costó un tiempo valorar lo que estaba haciendo.

Pero tuve la suerte de volver, esta vez durante WSOP, y cuando entré por primera vez en la sala del Rio, me sentí como Charlie y sus primeros instantes en la fábrica de chocolate. Cruzar una puerta y ver cientos y cientos de mesas de poker es una imagen que nunca podré olvidar. El hecho de poder jugar un torneo tras otro, ser parte de ese ambiente y estar en un lugar que hasta entonces era inalcanzable, me hizo recuperar la ilusión por el juego. De hecho, fue un punto de inflexión y un instante al que mi mente se traslada cuando tengo dudas o en un día de esos en los que te apetece dejarlo todo.

Cuando entré por primera vez en la sala del Rio, me sentí como Charlie y sus primeros instantes en la fábrica de chocolate.

Pero si hay algo realmente especial, siguiendo con la analogía, es el Main Event, que sería el ticket dorado de la chocolatina. No se puede explicar cómo un torneo puede generar tanta ilusión. Los 10M que se lleva el ganador pueden tener que ver pero os aseguro que no es el dinero lo que hace que este torneo sea especial. Yo quiero pensar que un jugador de fútbol tiene un sentimiento similar cuando juega un Mundial o la Champions League, y en la mayoría de los casos esa ilusión no se debe únicamente al dinero.

Esta segunda vez en WSOP, ha sido igual de especial, aunque haya perdido la magia de la novedad. La experiencia te ayuda a disfrutar las cosas de otra manera y también el visibilizar y normalizar el viaje me ha aportado mucho. Como muchos sabéis, he tratado de contar por Twitter, al final de forma más breve de lo que me gustaría, mi experiencia del viaje, pero también con mi entorno más cercano he sido mucho más transparente. Todo esto me ha ayudado y ha hecho que la aventura fuese más llevadera y orgánica

Hace unos años que compagino el poker online con el poker en vivo. Para mí es la combinación perfecta: tras unos meses pegado al ordenador echo de menos tocar las cartas y a la vuelta de un viaje lo único que me apetece es volver a coger el ratón y olvidarme del ruido de las fichas. 

Lo más duro de los viajes es estar lejos de la gente que quieres y los hábitos de comida/ejercicio. Lo primero es inevitable y lo segundo quizás sea una de mis tareas pendientes, pero, en mi caso, al compaginar torneos con jugar cash creo que es particularmente complicado. También porque mi forma de enfocar este tipo de viajes es tratar de exprimirlos todo lo que se pueda. Este verano he jugado unas 450 horas sin contar las esperas y trayectos

Al contrario que mucha gente, a mí no se me han hecho nada pesadas ni cansadas estas series, creo que he descansado dos días en total pero también he evitado sesiones maratonianas. He llevado una rutina de trabajo constante de la cual estoy orgulloso y donde el punto a mejorar ha sido hacer ejercicio. Me encanta practicar casi cualquier tipo de deporte pero ir al gimnasio me cuesta mucho. En mi día a día si consigo ir es “engañándome” y viendo el gimnasio como una llave para otras cosas, como por ejemplo, rendir mejor en el poker o en mi día a día.

Pero cuando estoy en Las Vegas no necesito el gimnasio para motivarme o para rendir mejor y  llega un día en el que no vuelvo. No era consciente del porqué, quizás ahora que lo he identificado sea capaz de mejorar en este aspecto. Esta pequeña revisión, “escribir en alto”, es otra de las cosas que creo que aporta mucho y hace que contarlo tenga tanto valor

Volviendo al mundo de las cartulinas y resumiendo: Las Vegas es el paraíso del poker. En ningún sitio del mundo tienes la oferta de torneos ni la opción de jugar la partida de cash que quieras a la hora que quieras. Esto requiere una buena organización previa y una buena gestión de banca porque puedes volver con una mano delante y otra detrás. Ya que menciono la gestión de banca, también quiero comentar que el coste de la vida en Las Vegas es alto y, sumado a la querida inflación, los precios de todo están por las nubes. Así que, si eres jugador de poker y estás pensando ir a Las Vegas, yo te animo, por supuesto, pero diría que empieza a cobrar sentido si juegas niveles medios o altos. Mejor tener paciencia y hacer algo más de banca que ir a jugar niveles bajos donde el rake es muy alto -comparado con el resto de niveles- y los gastos van a suponer un porcentaje muy importante de las posibles ganancias.

Esto requiere una buena organización previa y una buena gestión de banca porque puedes volver con una mano delante y otra detrás.

Para jugar cash hay varios casinos donde se montan partidas de forma regular, mi recomendación es que os bajéis Poker Bravo o Poker Atlas y que cada uno mire las partidas que más se adecuen a sus intereses. En este viaje he jugado partidas desde 2/5 hasta 10/20 y diría que he jugado en casi todos los casinos de la ciudad. Y lo mismo con los torneos, hay páginas/excels en las que están todos los torneos y puedes planificar tu día a día. En el seguimiento que he hecho por Twitter he ido comentando y actualizando los resultados de los torneos.

Ha habido un poco de todo, algún que otro palo en el que me he quedado cerca y con la espinita de hacer una mesa final o, siendo algo más ambicioso, de ganar un torneo. Y también la espinita de llegar lejos en el Main Event que es una experiencia que creo que a todo el mundo le gustaría vivir.

Más allá de esto, estoy muy contento con el viaje y con  los resultados. Las experiencias y el aprendizaje de estos días también son algo muy destacable: allí se respira poker. Te despiertas pensando en poker y te acuestas pensando en poker. He hablado sobre esto recientemente con gente del mundillo, supongo que en otros ámbitos ocurrirá lo mismo, pero hay dos tipos de personas: los que prefieren etapas más intensas de trabajo y lo alternan con descansos más prolongados y los que prefieren tener una carga más baja pero más continua.

Allí se respira poker. Te despiertas pensando en poker y te acuestas pensando en poker.

Yo tengo claro que me funciona mucho mejor el primer modelo. Mientras escribo esto me toca disfrutar de unas buenas vacaciones, ya que el descanso es igual de importante que el trabajo.

Volviendo a las mesas de poker, en este viaje he echado en falta poder compartir mesa con algún famoso o cara conocida. Quitando a Neymar y algún que otro futbolista, esta edición ha sido poco glamurosa. Me hubiera gustado ver algún jugador de la NBA o algún habitual de Hollywood. Quizás que la ESPN no tenga los derechos de retransmisión ha influido en todo esto. 

Durante todos estos días he tenido tiempo de conocer gente de todos los rincones del mundo y por supuesto, de todos los estados de América. Es difícil encontrar dos perfiles iguales en una mesa de póker y como recuerdo me llevo muchas conversaciones y anécdotas que muy posiblemente se conviertan en batallitas si alguna vez tengo nietos.

Este año hemos vivido un tiroteo que, según fuentes oficiales, ha acabado siendo una falsa alarma, pero que no ha evitado una estampida y el pánico en el casino. Por suerte, a mí me ha tocado en la otra punta del Strip. Hace unos años, también viví un atraco a punta de pistola en el Bellagio mientras estaba jugando y no me enteré hasta una hora después. De momento, nunca he tenido miedo en Las Vegas ni he tenido la más mínima sensación de inseguridad. 

Otra anécdota de este viaje que ya comenté por Twitter me ocurrió en uno de los últimos torneos tras eliminar a un señor de la mesa. Me regaló un libro con las enseñanzas de la Madre Teresa. Más allá del libro, también me llevo el buen ambiente que hubo en esa mesa y la cantidad de anécdotas que contaron entre este señor y otro que era guionista de televisión.

Y para cerrar el libro de historietas, os recomiendo que mejoréis vuestra pronunciación del inglés antes de ir a USA porque os puede salir caro. Voy a tratar de resumirlo mucho: la situación se dio en una partida de cash en la que en el river hay un bote de 150$ y yo hago una apuesta muy pequeña de unos 10 $ y el señor que estaba en la mano conmigo me resube insta a 400 $. Yo me río un poco, le miro y le digo: “Only?” a lo que el señor me pone cara extraña y me dice.. “si tienes full house superior pues.. mala suerte”. Voltea sus cartas y pone fichas al centro. En ese momento mi expresión cambia y comienzo a entender lo que está pasando, el señor ha entendido “All in” y la croupier acaba lanzando la ficha al centro. Yo trato de explicar que no he dicho eso, el resto de la mesa lo confirma pero ni la croupier ni el floor me dan la razón y me obligan a pagarle el All in al señor.

En ese momento mi expresión cambia y comienzo a entender lo que está pasando, el señor ha entendido “All in” y la croupier acaba lanzando la ficha al centro.

Al final, otro floor convence al hombre y este me dice que se queda con los 400$ de la apuesta pero que me devuelve el resto del dinero. Conclusión, he pagado una fanta de 400$ que sabe a gloria. La verdad es que ahora lo cuento entre risas pero en el momento sí que estaba algo enfadado con la resolución del asunto porque no me parecía nada justa. Como enseñanza me llevo que hay que tener cuidado con lo que se dice/hace y sobre todo con lo que se puede malentender. 

Otra cosa que no he comentado pero que hace que la experiencia sea única, es poder reencontrarte con amigos y gente que no ves durante todo el año. Con los compañeros de casa se crea un vínculo especial, una pequeña familia improvisada durante unos meses. Se viven los deep runs de los compañeros casi como los tuyos y de manera muy similar ocurre con el resto de gente que conoces. Aunque muchas veces no puedas railear porque estás jugando en otro torneo, estás al tanto de los resultados de la mayoría. También se convierten en momentos especiales los breaks de la cena o esos quince minutos de descanso en los que casi nunca se habla de nada y están prohibidos los lloros.

Con los compañeros de casa se crea un vínculo especial, una pequeña familia improvisada durante unos meses. Se viven los deep runs de los compañeros casi como los tuyos y de manera muy similar ocurre con el resto de gente que conoces.

Y volviendo al rail, quiero destacar el seguimiento del Main que este año ha tenido una cobertura brutal; aprovecho para agradecer todo ese trabajo a pie de mesas. Muchas veces no somos conscientes de la repercusión que puede tener la información de Internet ni tenemos el feedback suficiente, pero mi madre se ha vuelto una fan de Poker-Red, empezando por las fotos y acabando con el glosario de poker en la mano descifrando el canal de Discord. Incluso ha seguido raileando a Lucía una vez me habían eliminado del Main. 

Para terminar, incluyo un fragmento de un libro que acabo de leer y que me viene de lujo para concluir el artículo.

- Gente sentada en torno a una mesa venga a repartir cartas. Una semana detrás de otra. Mira que coger un avión para ir a jugar a las cartas. Quiero decir, aparte de lo absurdo, el completo desatino psicótico, ¿no hay algo tristísimo en todo eso?

- Tú lo has dicho. Casi ninguna vida tiene sentido.

- Pero, ¿no es desmoralizador? ¿No te hartas? Te tiene que devorar el espíritu. Quiero decir que anoche lo vi por la tele. Una reunión en el infierno. Tic toc tic toc. ¿Qué pasa cuando llevas meses metido en el asunto? O años. ¿En qué te conviertes? 

(Conversación entre Lianne y Keith, dos personajes de El hombre del salto, de Don Delillo)

A Lianne le diría que prefiero reunirme en el infierno que en una oficina de un decimoquinto piso de la Castellana. Que prefiero ser ese bicho raro, ese psicótico que Natos dice que trata de convertirse en genio. Un verdadero jugador de poker es aquel que no se harta tras semanas, meses o años luchando por lo que quiere. 

Tic toc tic toc. Ir a Las Vegas, vivir WSOP hace que la vida tenga un poco más de sentido. 

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