La difícil decisión de adoptar al póquer como medio de vida
En mi recorrida habitual de los principales medios del póquer en internet me encontré con un artículo en Bluff Magazine cuyo título llamó mi atención: Póquer: la perspectiva de un padre. Lo escribe Scott Shorr, padre de Shannon Shorr, jugador de 21 años, profesional desde el año pasado.
Imaginé que el Sr. Shorr estallaría en maldiciones, amenazas y todo tipo de improperios en contra del póquer; pero nada más comenzar a leer vi que no era así. En ese momento esta mente un tanto -demasiado- escéptica que tengo se inclinó por creer que había muy pocas probabilidades de que una revista de póquer publicara un artículo crítico respecto del juego; pero tras terminar la lectura y meditar un poco llegué a la conclusión de que lo que se rescata de él es importante.
Tener el apoyo de nuestra gente más cercana es esencial, para todos. Máxime cuando las decisiones tomadas respecto del rumbo de nuestra vida no son las consideradas "normales," y se va en contra de la mayoría. En síntesis, cuando hacemos caso de lo que pasa por nuestras mentes, y no de lo que nos quieren imponer desde afuera.
El apoyo se convierte en más importante aún cuando esas decisiones implican adoptar como forma de ganarse la vida al póquer. Un juego que la ignorancia mantiene aún en los tiempos de tahúres, disparos, prostitutas, y sótanos de mala muerte viciados de humo. A nadie le gusta ocultar lo que hace para vivir, puesto que eso obliga a cargar con un sentimiento de culpa que no tiene la más mínima razón de ser, y con el que nadie debería lidiar.
Creo que no tengo nada más que agregar antes de ofrecerles este inspirador artículo, puesto que todos -aún los que tienen al póquer como un hobby al que le dedican bastante tiempo- habrán pasado por esta situación incómoda en algún momento.
Póquer: La perspectiva de un padre
Por Scott Shorr
Los editores de Bluff Magazine me pidieron que comparta mis reflexiones, como padre, sobre la decisión de mi hijo de poner en suspenso su educación universitaria para ir en busca de una carrera profesional en el póquer. Luego de varias horas de mucho meditar, aquí está mi opinión y mi perspectiva sobre la actual carrera de mi hijo.
Creo que ayudará el ofrecer una breve introducción sobre Shannon Shorr, mi hijo. Durante su infancia fue un chico muy determinado, competitivo, y esforzado. Ponía algo en mente y trabajaba para llegar a ser lo mejor posible en ello. Así lo hizo como estudiante, como deportista, y ahora... como jugador de póquer.
Obtuvo una beca académica para Ingeniería Civil en la Universidad de Alabama. Su currículum incluye el haber trabajado para una importante firma de ingeniería durante algunos semestres. Eso le permitió coger experiencia y algún ingreso mientras asistía a clases. Trabajó duro y mantuvo buenas calificaciones. Esta historia transcurrió durante unos dos años y medio durante su cursado en Alabama.
Sabía que Shannon jugaba algo de póquer online y con sus amigos por poco dinero, al igual que muchos estudiantes universitarios. Nunca le di demasiada importancia, y realmente no tenía ninguna razón para involucrarme demasiado. Él se estaba divirtiendo y eso era todo lo que yo sabía. No fue hasta una entrevista reciente que supe que a Shannon le tomó ocho meses lograr ganancias positivas y consistentes. Él nunca lo mencionó y tampoco me pidió dinero para financiar su juego.
Una tarde lo llamé y lo invité a reunirse conmigo en un juego de golf. Según recuerdo, fue en el primer hoyo cuando Shannon me dio la noticia. Me contó que había ganado un asiento de $10K en el Aussie Millions de Melbourne, Australia. La buena noticia era que todos sus gastos, incluyendo la entrada, la estadía en el hotel, sus pasajes aéreos, y sus comidas estaban cubiertas. Dijo que ese viaje le daría la chance de conocer un lugar que sólo había soñado visitar, y también la posibilidad de jugar con algunos de los mejores jugadores del mundo. La mala era que el viaje tenía una duración de unas dos semanas. Explicó cuán dificultoso sería cumplir con el trabajo que debería recuperar al estar tanto tiempo fuera, especialmente en un programa universitario tan difícil.
En ese momento ya sabía la pregunta que vendría. Shannon me dijo que quería tomarse un semestre libre en la universidad y quería saber qué pensaba yo. Recuerdo que me aclaré la garganta, pero lo primero que le dije fue que lo felicitaba por haber ganado el asiento, y que esa podría ser una oportunidad única en la vida. Le dije que la decisión era suya y que yo lo apoyaría en todo. Él siempre meditó mucho las decisiones importantes y yo estaba seguro de que podría tomar esta por sí mismo.
No tengo que decir que Shannon hizo lo que tenía en mente. Viajó a Australia cruzando el globo, viviendo su sueño. Jugó en su primer torneo en vivo, conoció algunos buenos amigos, y regresó a casa con mucha determinación y los bolsillos llenos de dinero. En ese momento tenía 20 años y era joven aún para apostar legalmente en Estados Unidos.
Los meses siguientes se los pasó jugando torneos alrededor del mundo, viajando a Barcelona, Viena, Austria y el Caribe. Cumplió 21 el 7 de junio de 2006. Viajé a Lake Tahoe para estar con él en su cumpleaños y verlo participar en su primer evento del Circuito WSOP. Cuando lo vi jugar por primera vez me quedó claro todo con respecto a su decisión. Lo observé en la mesa final y vi a un joven que se ocupaba de su nueva elección con respeto, pasión, y una intensidad que me produjo mucho orgullo.
Poco después Shannon viajó a Las Vegas para jugar en las World Series of Poker y terminó ganando un gran torneo en el Bellagio. Regresó de Las Vegas igual que de Melbourne: con más determinación y más dinero en el bolsillo. Más que nunca, la posibilidad de jugar a tiempo completo en el tour mundial de póquer y dejar la escuela era más una realidad que una idea en consideración. Me dijo que quería pensar seriamente en esta posibilidad por tres días. Regresó a casa durante el fin de semana para asistir a la graduación de su hermana; lo vi orgulloso cuando Heather recibió su diploma, pero yo sabía interiormente que ya había tomado la decisión de abandonar sus estudios. Ese mismo fin de semana me confirmó que su nueva carrera era el póquer. Iba a dejar la universidad.
Shannon se hizo millonario a los 21 años, pero esta historia no trata de eso. Es acerca de tomar decisiones difíciles. Acerca de apoyar a la gente que se quiere. De aprovechar las oportunidades. De seguir lo que indica el corazón, buscar nuestras posibilidades, y literalmente, dejar que las cartas caigan como deban caer.
El éxito económico de Shannon fue ciertamente una influencia positiva. Sin embargo, el apoyo estuvo allí mucho antes que el dinero y la fama. El punto es que él está haciendo lo que le gusta, y eso es suficiente para mí. ¿Cuántos de nosotros tenemos esa posibilidad? La vida es una apuesta, nos garantiza muy poco.
El apoyo responsable de la gente que te quiere es muy importante. Soy afortunado porque lo tuve -y lo tengo- durante toda mi vida y estoy muy agradecido por ello. El apoyo nos hace fuertes, seguros, y nos impulsa a la excelencia. Como padre, creo que las decisiones de Shannon en el futuro de su carrera serán meditadas y responsables, basadas en su experiencia en el camino (...)
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