Póquer y deportes: ¡Noooo! por spainfull
Aprovechando la noticia del fichaje de Sergi Bruguera por Poker Stars, esta semana hablaré de la estrecha relación entre el tenis y nuestro amado juego. No es casualidad que varios famosos tenistas retirados se hayan sentido atraídos por el póquer ya que, independientemente de si son movimientos con la única finalidad de buscar publicidad para la sala y dinero para el jugador, éstos pueden revivir parte de las sensaciones que tenían cuando estaban compitiendo al más alto nivel, aún estando en una forma física lamentable (que, por supuesto, no es el caso de Bruguera).
Una vez que se ha probado la adrenalina de la competición es muy difícil deshacerse de ese regusto amargo y excitante que no se acaba de ir nunca. Si no, que se lo pregunten a Boris Becker (o a su rápida comensal). El icono mediático fichó hace algo menos de un año también por la sala Poker Stars para promocionar el póquer en Alemania. Parece ser que el experimento fue todo un éxito en cuanto a notoriedad conseguida y aumento de nuevos jugadores en ese país. Otro tema es el nivel del alemán en el juego de cartas, ya que a pesar de haber tomado clases intensivas, parece que no está a la altura de las expectativas. Esperemos, al menos, que esta vez sí haya aprendido a que sus rivales se traguen por completo sus faroles ya que, como bien sabe por experiencia, si esto no ocurre le puede salir extremadamente caro; y además niña.
Otro tenista famoso que se dedica a jugar torneos de vez en cuando es el ruso Yevgeny Kafelnikov, cuyos resultados más destacados se dieron en las WSOP de 2005. Pero, sin duda, los jugadores más exitosos y menos conocidos como tenistas de todos son los miembros del equipo Full Tilt Poker David Benyamine y Patrick Antonius.
El primero, jugador francés que tuvo que retirarse en sus comienzos tenísticos por una lesión de espalda, es un habitual de los high stakes de Las Vegas y cuenta con un título del WPT a sus doloridas espaldas. Este profesional acumula en las WSOP de este año 2008 tres mesas finales y un brazalete, el del evento 37: $10,000 World Championship Omaha Hi-Low Split-8 or Better.
Al segundo, un agresivo jugador finés especialista en heads-up, puede vérsele con frecuencia por las mesas de los niveles más altos de Full Tilt dando siempre mucha acción. Si fuera del sexo contario seguramente diría que su rasgo más identificativo es que está bastante bueno (para que luego digáis que no hay paridad).
¿Qué hace que estos deportistas destaquen y se sientan atraídos por el póquer? En primer lugar, es una actividad que, principalmente en su vertiente de torneos en vivo, se asemeja a la vida a la que están acostumbrados: hotel, viajes, varios días de competición y luchar hasta que solo quede uno. Finalmente, como ocurre en el tenis, es una actividad en la que el aspecto psicológico es fundamental. Es imprescindible ser fuerte mentalmente para dar el máximo en cada momento y mantener la concentración. Un despiste en los instantes claves puede dar al traste con todo el trabajo desarrollado hasta entonces; a pesar de que todos los puntos/manos son importantes, hay que saber tomar la decisión correcta en los que pueden significar un punto de inflexión y darnos la victoria.
Pero no solo las similitudes se dan con los torneos, “porque el póquer es un concepto como mucho más global”. Se pueden destacar tres aspectos que son la base de un juego ganador: la iniciativa, la agresividad y la posición. La iniciativa nos permite llevar el mando del juego y ser quien decida la estrategia a seguir en cada movimiento; es una ventaja muy considerable en deportes tan tácticos. La agresividad, además de permitir mantener la iniciativa, limita las posibles acciones del rival y facilita la toma de decisiones. La posición es la base para dominar el juego. Con ella, jugaremos de forma más profunda y definitiva, teniendo más tiempo para reaccionar consiguiendo que el rival esté siempre en desventaja. La combinación de las tres características (más una buena técnica y táctica) resultan en un estilo de juego letal e imbatible.
Otro factor psicológico clave es la confianza. Sin ella, es imposible desarrollar un juego correcto. Un jugador con la moral elevada puede rendir muy por encima de sus posibilidades, uno con la moral por los suelos es incapaz de ganar ni a Kournikova con zapatos de tacón y con la mano izquierda atiborrándose a donuts sin agujero rellenos de chocolate. Saber aguantar la presión y no ponerse nervioso en ningún momento va a marcar también las diferencias. Tener nervios de acero es una cualidad muy apreciada, tanto en bots como en humanos.
El tenis es un deporte principalmente individual, en el que el jugador se enfrenta cara a cara con su adversario (aunque no lo haga sentado). En jugadores de un nivel similar, el conocimiento del rival es imprescindible para conocer la estrategia a seguir. Ésta vendrá marcada principalmente por el estilo del contrincante. Los jugadores tienden a emplear sus mejores golpes con más frecuencia, lo que resulta en unas estadísticas que reflejan la probabilidad de cada movimiento. Esto se puede ver con facilidad en los saques desde cada lado de la pista, que según las características del jugador, sacan con un ratio determinado al cuerpo del rival, a la esquina o a la T (dicho de una manera muy básica, porque también influye la velocidad con la que se saca, el efecto que se le da a la bola, el ángulo que se abre, etc.). Se aprecia a simple vista cierta similitud con los datos del Poker Traker que, a través de una buena interpretación, sirven para adivinar el siguiente movimiento del rival y facilitarnos el nuestro propio.
Ante un adversario complicado hay que variar de vez en cuando nuestro juego. Si no, nos hacemos previsibles y seremos derrotados con facilidad. Muchas veces, como ocurre en el póquer, aunque un movimiento no sea el óptimo a corto plazo, sí que lo puede ser a largo plazo. Se trata, en definitiva, de escoger la opción con mayor EV disponible. No se trata de ganar todos los asaltos, sino la guerra. Además, una de las cosas que hacen tan atrayentes a ambas modalidades es que lo que parece totalmente sentenciado puede no estarlo tanto. Una serie de jugadas brillantes o totalmente afortunadas pueden cambiar el rumbo en un segundo.
Al tenista que me gustaría ver jugar al póquer es a mi ídolo de juventud, el inigualable John McEnroe. Seguramente sería uno de los poco jugadores sobre la faz de la Tierra a los que el tilt mejorara el juego en lugar de empeorarlo. Menudo espectáculo habría en las mesas, me río de Phil Hellmuth, Mike Matusow o Tony G. Pagaría y mucho por verlo. Una curiosidad, en las pistas de tenis también hay bots jugando: es la única explicación posible para lo de Rafa Nadal, un auténtico Terminator.
Para despedirme, me hago eco de las palabras de un conocido profesional español: en póquer un jugador que no es capaz de ganar en cash se dedica a los torneos; en tenis, a los dobles. No importa Casal, te seguimos queriendo.
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