Poker y Robots: el invencible Rix-II por Asimov666
En honor a Isaac Asimov. Sé que este cuento se queda en pañales comparado con la capacidad de este gran escritor, pero bueno, toca intentarlo.
¡Al fin está hecho!- dijo Pamerick con una voz que irradiaba más ilusión que alegría, a la vez que corregía la postura de sus hombros en clara señal de orgullo.
¿Pero ya lo probaste? -preguntó Vislett impaciente– no es la primera vez que lo dices y mira que llevamos tres meses en lo mismo-.
Esta vez funcionará, te lo aseguro, no creas que hubiese invertido tanto dinero en esto si no estuviese convencido de ello –en una de sus manos Pamerick sostenía un pequeña caja vacía y en la otra un manual de instrucciones que detallaba paso a paso la instalación de su contenido. En ese mismo instante una sombra pasó rápidamente por unas de las ventanas, Vislett corrió apresuradamente hacia ella para ver si alguien estaba husmeando sobre su gran proyecto, pero no pudo ver a nadie. Lo olvidó y regresó a donde estaba para continuar la conversación.
Dos semanas más tarde, Pamerick y Vislett reían a carcajadas mientras se alejaban del casino y conducían a casa, todo había salido de maravilla y definitivamente estaban seguros que esta había sido la prueba irrefutable de que el avanzado detector de mentiras que recién habían instalado en Rix-II funcionaba a la perfección. Por su parte, Rix-II permanecía casi inamovible, para los ojos de un extraño hubiese parecido que estaba triste, algo absurdo si descubriesen que es un robot de Clase D y que como tal nunca fue programado para ello.
¿Si notaste como todos se quedaron perplejos cuando Rix igualó con sólo un diez alto esa apuesta desmesurada del tipo a tu izquierda?… el gordo, con el sombrero ridículo –dijo Vislett sin parar de reír.
Por supuesto, uno de los tantos momentos inolvidables de la noche, imprimiré la foto de su cara y la fijaré en mi alcoba por unos días para no olvidarlo, haré eso y unas cuantas cosas más cuando finalice de descargar toda la información recopilada por Rix –respondió Pamerick con una sonrisa de oreja a oreja.
Y yo que no te creía que era posible hacerlo ¿quien lo creyera? reprogramar por completo un robot destinado a las labores domésticas y convertirlo en un invencible jugador de póquer-
Ya te lo había dicho, confía siempre en tu hermano mayor –dijo Pamerick, mientras le echaba una mirada al robot para ver si estaba bien, siempre lo estaba, pero lo hacía inconscientemente como si cuidase de su propio hijo.
Es que por más que lo analizo no logro encontrar ningún error en el modo como jugó cada una de las manos –manifestó Vislett –es decir, antes era difícil hallar alguno y cuando lo encontraba descubríamos que era por mala programación nuestra. Ahora con sus sensores agudizados capaces de detectar anomalías en la respiración de los rivales, cambios en el ritmo cardíaco, cambios en los tonos de voz, etc, y sumándole las funciones de la nueva tarjeta que correlaciona todos esos eventos… wow…, es que es increíble como no le pudieron hacer un sólo bluff en toda la noche-.
N.i. u.n. b.l.u.f.f., estas tres palabras resonaban en la mente de Pamerick. Recordaba que un año antes cuando empezó a reprogramar a Rix no había contemplado ese detalle, en principio se había convencido a sí mismo que sólo era necesario una gran capacidad de análisis para que Rix fuese invencible en las mesas, su destreza con las matemáticas le facilitarían realizar siempre movimientos EV+, su memoria casi infinita le permitiría guardar un histórico de cada mano que viese, identificaría en cada rival desde los valores más simples como su VPIP, PFR, 3BET, 4BET hasta las frecuencias de movimientos más elaborados como check-raise, bluffs, second barrels y por sobre todo, combinados de manera perfecta con los tipos de spots donde dichos jugadores los hacían. Todo esto, sumado al hecho de que para las personas era virtualmente imposible darse cuenta de que se trataba de un robot dadas las características de apariencia física y socialización con humanos que se habían desarrollado en los robots para ambientes domésticos, hacían que el plan de volverse millonario a cuenta de Rix fuera un hecho inminente, inclusive recordaba que Rix le había mencionado en cierta ocasión que tenían unas odds de 2x10^8 a 1 de que esto no ocurriese.
Sin embargo en la práctica se habían topado con un problema, es decir, Rix era un jugador ganador, pero no tanto como ambos hermanos esperaban. El hecho de que desde la misma programación se buscara la perfección lo hacía cometer errores muy graves contra jugadores humanos y buscar la causa raíz de dichos errores se les convirtió en un trabajo aún más arduo que la misma programación inicial. Sólo después de varios meses de extenuantes jornadas finalmente habían llegado a la conclusión que para ellos fue como encontrar el Santo Grial, Rix-II en realidad no cometía errores, al menos no según sus datos. Todo se trataba de que a medida que Rix jugaba contra humanos acontecía un fenómeno que denominaron “Fixed Thoughts” o pensamientos fijos, lo cual le hacía suponer que sí el jugador “X” hacia un movimiento ante una situación “Z”, por consiguiente haría lo mismo ante una situación igual cuando se le presentase de nuevo. Pero sus rivales no jugaban así, a diferencia del juego de un robot, los humanos se veían influenciados por sus miedos, sus estados de ánimo, sus percepciones y un sin número de factores que afectaban sus decisiones en la mesas y que por más que Rix lo intentase no era capaz de discernir con una exactitud del 100% si le estaban bluffeando o no.
Una vez encontrado el problema tardaron pocos días en diseñar una solución, instalarían en Rix una tarjeta similar a un detector de mentiras que pudiese captar hasta el más mínimo detalle en el comportamiento de sus rivales y una vez convertido en un experto detector de tells arrasaría en las mesas.
Al fin lo hemos logrado, Rix es invencible- gritó Vislett cuando se disponía a dormir luego del largo viaje desde el casino.
Dalo por hecho –respondió Pamerick desde la otra habitación.
Pasado un poco más de un año, la popularidad de Rix estaba por las nubes, figuraba en los Top List de los que más ganancias habían conseguido en esa temporada, sólo justo detrás de la otra relevación del poker, el joven escocés Dorrr, que recién se había consolidado como el mejor jugador de poker del momento. En los foros y revistas especializadas se rumoraba que muy pronto se enfrentarían cara a cara para disputar la más alta suma de la historia y que sólo faltaba la aprobación del no menos reconocido Sr. Mortigle, manager y familiar de Dorrr, títulos que el mismo se había autoproclamado según contaban, porque de que fuesen familiares no se tenían pruebas. En varias ruedas de prensa Mortigle había manifestado que Dorrr no se encontraba aún listo para jugar contra Rix, y que para enfrentarse a un rival como este debía primero estudiar en detalle su forma de juego y que eso era lo que venía haciendo las últimas semanas en total aislamiento. Junto con otros detalles de menor importancia que no valen la pena mencionar ahora, el inminente duelo había generado una expectativa pocas veces vista en el mundo del poker.
Exactamente tres semanas más tarde se dieron cita ambos jugadores en el gran Casino Fundación, la aprobación del Sr. Mortigle se había dado el martes de esa misma semana y en pocos días los organizadores y medios de comunicación tuvieron todo listo para el gran enfrentamiento. La suma en juego era cercana al 3% del PIB de la nación más poderosa del momento, lo cual dejaba atónitos a no sólo amantes del póquer sino a políticos, amas de casa, deportistas, científicos, celebridades, etc.
A Vislett y Pamerick este casino les traía grandes recuerdos, justo en aquel sitio era donde habían puesto a prueba a su robot por primera vez y hoy lo volverían a hacer contra nada menos que el mejor jugador de poker del mundo. Para ambos, extrañamente, el dinero había dejado de ser su gran motivación, se habían encontrado en el medio con algo más trascendental… el poder. Se sentían como dioses al saber que el fruto de sus manos había sido capaz de vencer uno a uno los humanos a los cuales se habían enfrentado y hoy sería la consagración absoluta para ellos y claro está, para Rix-II. Finalizado el juego no existirían límites.
La partida duró varios días consecutivos, en ciertos momentos parecía que Rix tenía a su rival humano vencido, pero este resurgía de nuevo con alguna jugada atípica, un error de Rix o un bad beat y se ponían de nuevo bastante parejos. Pamerick nunca estuvo preocupado, de hecho sabía exactamente cual era la causa raíz de los “errores” de Rix, pocos meses antes había reprogramado el robot para que cada cierto número de manos aleatorias cometiera un error de forma intencional para no despertar sospechas, así que todo estaba bajo total control.
Sin embargo poco a poco los errores de Rix se fueron incrementando en número, igualó algunas apuestas donde tenía manos decentes pero había confundido algún tell porque sencillamente Dorrr no estaba bluffeado en esas manos.
El gran stack de Rix se fue disminuyendo lentamente a medida que Dorrr realizaba movimientos más complejos. Pamerick y Vislett no lo podían creer, el control de las emociones de Dorrr era intachable y parecía que el detector de mentiras había dejado de funcionar, porque al contrario de ayudar al robot a tomar las mejores decisiones le estaba costando cada vez más fichas. Finalmente sucedió, Dorrr ganó la partida y fue consagrado como el mejor jugador de la era actual y posiblemente su cifra de ganancias permanezca por algunos siglos como la más grande jamás alcanzada por un jugador de juegos de mesa.
Minutos después de terminada la partida Vislett corrió desesperado a revisar que había pasado.
Algo está mal, tiene que estarlo, no me explico como… umm… diablos-
Increíble, todo está en orden- respondió Pamerick- ya revisé la tarjeta, la programación, todo.
No es posible, no es posible- repetía Vislett insaciablemente.
Y por mas que buscaron no encontraron nada erróneo, Rix había hecho todo para lo que había estado programado.
Al cabo de un rato Pamerick se reía de sí mismo y de cómo llegó a pensar que tenía el poder de un dios, había finalmente llegado a la conclusión de que no hay forma alguna de modelar y predecir el pensamiento humano y que sólo bastaba de un hombre con algunas habilidades especiales para echar todo su proyecto por el desagüe. Su sueño se había derrumbado y no había forma de intentarlo de nuevo, al menos por ahora.
En la habitación del hotel el Sr. Mortigle miraba a los ojos a Dorrr, su alegría era inmensa, casi indescriptible en palabras.
Muy buen trabajo Dorrr-
Todo es gracias a ti, me has enseñado mucho estos últimos meses y el revisar todos esos videos que me entregaste me sirvieron mucho –afirmó Dorrr mientras se sentaba cerca de la chimenea donde la luz era más tenue.
Sabía que esa era una buena idea –dijo Mortigle con una voz muy baja –Ahora a descansar, nos esperan muchas más cosas.
Ya lo creo –pronunció Dorrr a la vez que desabrochaba su camisa.
Mortigle presionó un botón de su reloj y Dorrr cerró los ojos al instante, abrió con una especie de herramienta la caja toráxica de Dorrr y extrajo la tarjeta integrada que producía unos efectos aleatorios en sus artificiales signos vitales cuyo único objetivo era despistar el detector de mentiras de Rix. En la tapa que había quedado expuesta se podía leer claramente “Robot Clase D Serie X2150MM666”.
Mortigle contempló su gran obra por varios minutos, miró fijamente los cerrados ojos de Dorrr y le dijo suavemente:
Pensar que por unos segundos nada de esto hubiese ocurrido, recuerdas que te lo conté, muchas noches me la pasé espiando a mis vecinos por la ventana de su garaje, pero esa noche faltó muy poco para que me descubrieran-.
Nota de Vuchuu: este artículo de Asimov666 fue elegido como uno de los ganadores en la Tercera Edición del Duelo de Escritores de Póquer-Red. Para ver todos los artículos de todas las ediciones podéis entrar al subforo del Duelo de Escritores.
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