La tragedia golpea al póquer

En Oklahoma, EEUU, se celebró una carrera de póquer durante el fin de semana largo por el Labor Day. Esta competencia, habitual en el país norteamericano, consiste en carreras donde la gente paga una inscripción y luego recorre diferentes lugares preestablecidos donde existen varias paradas. En cada una de ellas los jugadores recogen cartas y como ya se imaginarán, tratan de formar la mejor jugada con ellas.

Este medio es muy popular para colectas de dinero, siendo habitual que los participantes formen parejas para participar y hagan los recorridos en motocicleta, según cuenta Earl Burton en PokerNews.com.

Este evento en particular se realizó en el Lago Texoma. Los participantes debían recorrer distintos puntos de la ribera del lago en busca de las mejores cartas. Pero la desgracia golpeó lo que hasta ese momento era una competencia divertida y distendida: dos lanchas colisionaron matando a cuatro participantes mientras otros dos fueron trasladados de urgencia a un hospital en Dallas. Uno de ellos no logró sobrevivir mientras el otro permanece hospitalizado en grave estado.

En otro hecho que relaciona al juego de las cinco cartas con la tragedia, un hombre de South Carolina fue encontrado culpable de asesinato y sentenciado a 30 años de prisión tras matar de un disparo a un compañero de póquer durante un juego en julio de 2005. El jurado deliberó durante seis horas el pasado 31 de agosto para decidir la suerte de Freddie Edwards de 58 años, el acusado en cuestión.

De acuerdo a los peritajes, Edwards discutió con su compañero George Freeman por las reglas de la casa referidas a las apuestas durante un juego de póquer en que ambos estaban tomando parte. Edwards fue hasta su casa, tomó un arma y volvió para terminar con la disputa. Freeman intentó huir pero Edwards se lo impidió derribándolo y disparándole un tiro que le produjo la muerte.

Tras la sentencia, que no contempla libertad condicional, el fiscal Jerry Peace puntualizó que los dos hombres involucrados en la situación eran ciudadanos respetuosos de las leyes que se vieron atrapados por la ira del momento. "A veces las buenas personas hacen cosas estúpidas," comentó el fiscal.