Entrevistas: Antonio Esfandiari

Anónimo | 31/07/07

Amir emigró con su familia de Teherán hacia San José, California, cuando tenía 9 años, sin conocer una palabra de inglés. A los 19 años cambió su nombre a Antonio, y poco tiempo después fue conocido como Antonio El Mago Esfandiari.

Hoy lleva ganados más de $3 millones en torneos, y es uno de los profesionales más reconocidos de ^Ultimate Bet.

¿Fue dura la adaptación a Estados Unidos?

Totalmente. En mi primer día en tercer grado yo no concía otra palabra en inglés más que "Hello." Además había -hay- una tremenda diferencia cultural. Una baraja es ilegal en Irán, a pesar de que todo el mundo tiene una, aunque nadie se arriesga a mostrarla en las calles.

¿Cómo surgió tu interés por la magia?

Fue a los 19 años. Estaba en un restaurante, y vi a un camarero haciendo magia. Me pidió que eligiera una carta de la baraja, y luego empujó el mazo frente a mí haciéndola emerger. Todas estaban boca abajo, menos la que yo había indicado. Me dejó hipnotizado, no podía imaginarme cómo lo hizo.

¿Lo sabes ahora?

Si. Fui a una tienda de magia y le comenté el truco al vendedor. Me dijo "Tú también puedes hacerlo," y me explicó cómo hacerlo. A partir de ese momento quedé atrapado por la magia, y comencé a practicarla unas 12 horas al día durante dos años.

¿Cuánto tiempo viviste de la magia?

Fui mago profesional de los 19 hasta los 21. No me fue mal, me contrataban empresas para animar fiestas durante las navidades, y también trabajé en un restaurante. Así fue como comenzó realmente mi negocio de magia, haciendo trucos en las mesas.

¿Esos trucos despertaron tu interés en el póquer?

No. Comencé a jugar póquer como diversión alrededor de los 20, y seriamente recién a los 23. En una oportunidad estaba yendo a jugar y mi compañero de habitación me dijo "Mira, si vas a jugar póquer, tienes que aprender." De manera que me dio un libro para que lea; y, cuando lo terminé, fue como en Matrix. Sencillamente vi la verdad. Así se lo conté a mi novia... y se rió de mí.

Las chicas nunca entenderán por qué hacemos analogías con Matrix. ¿De manera que los números se alinearon y pudiste ver la imagen completa?

Exactamente. Ahora, cada vez que me piden un autógrafo, siempre escribo "No hay cuchara."

¿Qué fue lo más difícil para tí al principio?

Ser disciplinado. Entraba on tilt, o me pasaba dos días seguidos jugando. No sabía cuándo detenerme. Recuerdo una oportunidad en la que trabajaba como camarero y mago, y había comenzado con el póquer. Jugué durante todo un jueves, y por la noche fui al trabajo. Al salir regresé al casino y estuve allí hasta el viernes por la mañana, cuando debía regresar al trabajo nuevamente. Lo hice, pero al salir no fui a casa a descansar, sino al casino a continuar jugando. Estaba exhausto, y comencé a ver puntitos de luz que iban en todas direcciones. Estaba al borde del colpaso, así que tomé mis fichas y fui a casa. Esa fue la sesión más larga que tuve.

Perdiste todo tu bankroll luego de las World Series of Poker 2001, tras tener algunos éxitos en el póquer. ¿Pensaste que sería el fin de tu carrera como jugador?

No, sabía que iba a regresar. Todos van a quiebra en algún momento. Antes de las WSOP había ido de cero a $20.000, y después estuve sin dinero unos cinco meses. Hice magia en algunas fiestas, trabajaba como mozo un par de días a la semana. Sacaba un poco de aquí y de allá.

¿Cómo lograste reconstruir tu bankroll?

Mi patrimonio neto era $1.000, y estaba en casa de un amigo, uno de los dos apostadores más perdidos que conocí en mi vida. Es un buen amigo mío, pero muy, muy loco. Me invitó a jugar póquer por $1.000. Yo estaba aún bajo los efectos psicológicos de haberlo perdido todo hacía poco tiempo, y me dije "Bien, tengo $1.000 o nada. ¿Cuál es la diferencia?" Así que jugamos Heads Up, y gané. Entonces él quiso recuperar su dinero y jugar por $2.000, y volví a ganar.

Después de jugar por $3.000 -y con $7.000 a mi favor- me dijo "Juguemos por $10.000." Le dije que no tenía esa cantidad, y me respondió "Te diré qué. Si ganas, te pagaré a más tardar en tres meses. Si yo gano, tienes un año para pagarme." ¿Cómo podía negarme? Así que comenzamos a jugar nuevamente, y en la segunda mano ya le había ganado. Al otro día me pagó $7.000, y consideré saldada la deuda. Esos $14.000 me permitieron regresar al ruedo.

Viviste un tiempo con Phil Unabomber Laak. ¿Se la pasaban jugando póquer?

No tanto como podría imaginarse. Jugábamos para determinar quién lavaría los platos, o sacaría la basura, y siempre lo hacía él (risas). Phil es uno de mis mejores amigos, pero después de un tiempo me dejó para irse con Jennifer Tilly, su novia.

¿Es incómodo para tí tener que enfrentar a tu amigo en un torneo?

No tanto. Los dos somos muy competitivos, así que siempre buscamos eliminarnos, más que a cualquier otro.

Alguna vez has dicho que te avergüenzas de algunas cosas que hiciste.

Solía ser un poco escandaloso, y tal vez algo irrespetuoso. Recuerdo que hace algunos años eliminé a Phil Ivey en el L.A. Commerce, y me paré en mi silla y comencé a armar alboroto. A la media hora pensé "Wow. ¿Qué acabo de hacer? Me comporté como un verdadero estúpido." Así que la próxima vez que vi a Ivey le pedí disculpas.

¿Cómo lo tomó?

Muy bien. Phil es genial. Yo me había comportado muy mal, y recuerdo que en Card Player salió un artículo acerca de que Phil Ivey había sido eliminado por un jugador sin clase. Pero dos años después, cuando gané ese torneo, escribió "Antonio ganó con verdadera clase."

¿Qué hizo cambiar tu actitud?

Crecí un poco, y maduré otro poco. Además, sabía que si quería ser conocido como un jugador respetable debía mantener una imagen. No quería que pensaran que era un chico alguien fuera de control.

¿Qué aconsejas a la próxima generación de jugadores?

Que focalicen. Muchos jugadores saben que pueden ser mejores jugadores, pero no trabajan en ello. Tienen que disciplinarse.

¿Qué deberían hacer para eso?

Siempre deben estar atentos a lo que ocurre en la mesa, aunque no estén en juego en ese momento. Y, algo muy importante, no continuar en una mano en la que saben que están vencidos.

No hay muchos jugadores capaces de tirar sus cartas, incluso cuando están seguros de estar dominados: necesitan ver la apuesta para después mostrar cuánta mala suerte tienen.

COMENTARIOS

Todavía no se ha realizado ningún comentario en esta noticia.