La prensa nacional empieza a reflejar verazmente la situación del poker online

Hoy traemos una estupenda coincidencia a nuestra portada, en forma de dos publicaciones en la prensa generalista que tratan la grave situación del poker español desde dos ámbitos estrechamente interrelacionados: el declive del mercado del poker online en España y el exilio de los mejores jugadores de este país en busca de pastos más verdes.

Docenas de decepciones en forma de artículos pobremente trabajados y programas de televisión rayanos en la falacia nos han puesto a la defensiva ante cualquier referencia a nuestra industria en un medio que no sea especialista en el sector.

Cada anuncio de emisión de un programa que tiene como hilo principal el juego hace correr un escalofrío por nuestra espalda, y los teléfonos de las asociaciones y empresas más importantes de la industria suelen permanecer en silencio en la víspera de la impresión de cualquier texto sobre diferentes aspectos del poker online.

La coincidencia de no una, sino dos noticias que han buscado fuente e inspiración en diferentes analistas, organizaciones y empresas dependientes del poker online como la nuestra, es una agradabilísima sorpresa de la que no podemos dejar de hacernos eco. 

El Diario centra su interés en la fuga de cerebros, dando voz a las experiencias de Raúl Mestre, Leo Margets, Jorge Ufano y Vicente Delgado para demostrar que el perfil del jugador de poker online tiene muy poco que ver con la creencia popular y que hay mucha gente sobradamente preparada que ha tenido que emigrar para poder mantener el nivel alcanzado en su profesión, una sangría de talento e ingresos que ahora acoge el Reino Unido.

No hay medias tintas, la causa de la huida de un numeroso grupo de jugadores, capaces de generar por sí mismos tanto volumen de negocio como el agotado mercado español actual, la tiene la regulación: la Ley de Juego de mayo de 2011.

"La regulación española me ha echado a patadas", les dice Mestre. "No conozco a ningún jugador que se haya ido por gusto", confirma Leo.

Y entre los que no tienen medios para sobrevivir en otro país gracias al poker, o cuya dedicación al poker es a lo sumo semiprofesional, la opción de depositar su dinero en sitios sin las garantías de solvencia necesarias y sin el apoyo necesario para la prevención de la ludopatía les resulta más interesante que el mercado que le ofrecen sus gobernantes. 

Un importante porcentaje de nuestros jugadores en el extranjero está dispuesto a volver a España en circunstancias mucho peores que las que existían antes de la entrada en vigor de la Ley del Juego, pero ni siquiera tendrán esa opción si las salas no sobreviven a las circunstancias actuales del mercado.

Nosotros no podemos decir ni más alto ni más claro que el marco actual es insostenible y que la industria requiere, necesita, demanda una disminución de la carga fiscal y el fin de la liquidez cerrada para poder competir con la oferta de los operadores ilegales que se comen casi la mitad de la cuota de mercado en España.

Los compañeros de El Mundo han hecho los deberes a la hora de recabar la información y las cifras necesarias para llegar a esa misma conclusión y darle cobertura nacional en su sección de Negocios y Empresas.

Vivimos “un notable divorcio entre los intereses del Estado, las operadoras y los usuarios”. Las arcas públicas recaudan un porcentaje mínimo de lo que podrían estar recabando, los usuarios no encuentran las condiciones necesarias para disfrutar de su actividad y las operadoras ven reducidos sus márgenes más allá de la mera supervivencia.

No solo se trata de actuar de plañideras. Ofrecemos opciones, basadas ya no en deseos o intereses propios, sino en la experiencia. Hay otro modelo en Europa, el anglosajón, y “las cifras de jugadores parecen, de momento, dar la razón a los que han tomado esta segunda vía”.

Gracias a El Diario y a El Mundo por reconciliarnos con el resto de la prensa, de la que hasta hoy solo esperábamos palos y visiones retorcidas instigadas por intereses que no son capaces de entender que la salud del sector online se refleja también en el resto de empresas del juego, normalizando la imagen del jugador ante la sociedad y descubriendo esta forma de ocio a un público mucho más numeroso.