Nueve arponeros a la caza de la Gran Ballena Blanca Brillante
Después de siete días de competición a la tropa de 6.598 jugadores que comenzó una maratón llamada Main Event WSOP 2012 solo le quedan nueve supervivientes. Nueve nombres de los que oiremos hablar en los próximos meses hasta que, el 28 de octubre, regresen a Las Vegas para resolver el más importante torneo de poker.
Ante la ausencia en las últimas dos jornadas de esos grandes protagonistas que captan la atención de los focos, la cuestión se centraba en saber si la francesa Gäelle Baumann y la noruega Elisabeth Hille eran capaces de emular a la Barbara Enright que en 1995 se convirtió en la primera y única mujer en presentarse a la mesa final del Evento Principal en las World Series Of Poker.
Sin embargo, el guionista de esta obra coral tenía otra idea en mente. El capítulo final de estas WSOP estaría protagonizada solo por hombres. Ocho hombres estadounidenses y un solo invitado venido de la vieja Europa. Pero además, el omnisciente creador de esta trama quería que la penúltima entrega finalizara con la mayor carga dramática posible, seguida de un poderoso anti-clímax que nos devolvería a la cruda realidad de este mundo dominado por hombres blancos anglosajones protestantes.
Elisabeth y Gäelle se arrojaron valientes a las procelosas aguas del Rio solo para ver como eran engullidas por el torrente justo cuando ya acariciaban la orilla. La noruega caía en la undécima posición y la francesa en la décima. El sueño de octubre estallaba en forma de burbuja para la jugadora que ya en el día 2 lideraba el torneo y que ha cuajado la mejor actuación femenina desde hace casi dos décadas y aún más, desde que las WSOP son lo que hoy conocemos por obra y gracia de Chris Moneymaker ya que Annie Duke en el 2000 finalizó en la misma posición aunque en un Main Event con 512 jugadores.
Cruel forma de despachar esta primera parte de la temporada ha tenido nuestro guionista. Nos quedamos con una cierta sensación de decepción ante el arranque de la segunda, que solo tendrá dos capítulos -emitidos en la ESPN los días 28 y 30 de octubre- hasta conocer el desenlace.
El monolítico guión ha sido dibujado casi en su totalidad en azul, blanco y rojo, con formas rectas y estrelladas, y con alguna pequeña pincelada en verde húngaro.
El protagonista principal -quizás como pequeño homenaje a las dos últimas víctimas antes de echar abajo el telón o quizás también, y ahora pensando algo peor, a modo de última broma macabra de nuestro sibilino escritor- tiene nombre y apellido de innegable adscripción femenina.
Jesse Sylvia, natural de West Tisbury, una pequeña población en la isla de Martha's Vineyard en la costa de Nueva Inglaterra, famosa por sus barcos balleneros y sus aguerridos pescadores -como aquel Flask que se enrolaba con el capitán Ahab a bordo del Pequod para dar caza a Moby Dick-, regresará en octubre con el arpón mejor afilado para abatir a la mayor ballena que surca los mares de la baraja. Una ballena blanca y brillante. Hasta el momento no ha sido capaz de abatir grandes presas pero su aparejo es el más peligroso.
El magiar Andras Korknai, proviniente de Debrecen, la segunda ciudad más importante de Hungría, acostumbrada a guerrear desde la invasiones tártaras del siglo XI hasta los sangrientos capítulos de las Grandes Guerras, es el único de los marineros no pertenece al Nuevo Mundo y tendrá que pelear contra toda la escuadra estadounidense por hacerse con el botín. Su arpón está bien afilado y además cuenta con la experiencia de haber salido victorioso en batallas de muchísima envergadura.
Greg Merson, el tercero de a bordo, también viene de la costa este de los Estados Unidos, de la ciudad de Laural en Maryland, y se ha fogueado, este mismo mes y en este mismo escenario, dando caza a una ballena de considerables dimensiones. Una experiencia que a buen seguro le ayudará ante su próximo objetivo. La sangre fresca aún gotea por el filo de su arpón, aunque a él le van más los mares virtuales.
Otro ballenero llegado de la costa del Atlántico es Russel Thomas que viene desde Wallingford (Pennsylvania) y que el año pasado ya se cobró pieza en esta misma batalla, aunque, aún grumete, no tiene demasiada experiencia en estas aguas ya infestadas de toda clase de monstruos marinos.
El veterano Steve Gee, al igual que Queequeg, el más diestro de los arponeros del Pequod, viene de los mares del Sur y se asentó hace ya décadas en la costa californiana para pescar en las aguas del Pacífico. El año pasado ya capturó una de esas ballenas doradas tan codiciadas en el estado de Nevada.
Otro experimentado pescador de la costa Este, concretamente de Seaford (Nueva York), es Michael Esposito que comenzó su andadura en las frías aguas de Atlantic City y que se ha especializado en las pequeñas piezas. Su reto ahora es la Gran Ballena.
Robert Salaburu es un vaquero tejano que cambia, por pura afición, cambia las reses a la barbacoa por las capturas que le proporciona la pesca menor en río que suele practicar en Nevada. Quizás esa ballena blanca y brillante sea una pieza demasiado grande para él, aunque un arpón es un arpón y todos están igualmente afilados.
Del oeste, concretamente de Tempe (Arizon), también llega Jacob Balsiger, un joven cowboy que ha cogido su caña por primera vez este año, aunque dice tener experiencia en los océanos virtuales, y, de repente, se ha encontrado con un arpón en las manos y un barco que tripular. Parte con mucho retraso pero veremos a dónde es capaz de llegar.
El navío que zarpará en último lugar a la caza del más grande cetáceo es el capitaneado por Jeremy Ausmus que, residiendo en Las Vegas, este año se ha cobrado hasta ocho piezas en el Rio de Nevada. No lo tendrá fácil para que la novena sea la Gran Ballena. Su arpón es el más corto y quizás el menos afilado. Pero ya hemos visto en otras ocasiones los efecto mortíferos que un arma aparentemente inofensa puede llegar a causar.
Nuestros nueve marineros tienen ahora más de tres meses para preparar sus mejores aparejos y seguro que muchos de ellos recurrirán a los servicios de veteranos arponeros que les adiestrarán en las artes y técnicas más adecuadas para que la ballena brillante pueda sucumbir al filo de sus arpones antes que al de sus adversarios.
Tres meses para conocer al Gran Arponero Mayor, a ese a quien le espera una gloria -muchas veces efímera- que cambiará sus vidas para siempre.
Nos vemos el 28 de octubre. En el Rio.
1. Jesse Sylvia 43.875.000
2. Andras Koroknai 29.375.000
3. Greg Merson 28.725.000
4. Russell Thomas 24.800.000
5. Steven Gee 16.860.000
6. Michael Esposito 16.260.000
7. Robert Salaburu 15.155.000
8. Jacob Balsiger 13.115.000
9. Jeremy Ausmus 9.805.000
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