Daniel Negreanu: infancia y juventud
A día de hoy casi nadie es capaz de poner en duda el papel que Daniel Negreanu ha adquirido en la industria del poker actual, no solo por sus resultados (que también) sino por el papel de portavoz que de forma casi natural le ha tocado ejercer tras escándalos como el Black Friday o el asunto de Full Tilt Poker.
Lo cierto es que tras la figura de Negreanu se esconden un montón de éxitos, historias, vivencias y un pasado del que rara vez se ha hablado.
Su vida , su trayectoria y su evolución hasta convertirse en lo que es hoy en día, no es tan popular como el Daniel Negreanu que conocemos hoy en día. Rara es la semana en que el canadiense no es noticia por uno u otro tema, sin embargo, no tan habitualmente se ha hablado de su pasado.
Los amigos de iGaming.org han querido solucionar esto, escribiendo una saga biográfica sobre el jugador canadiense, en la que nos contarán vida y milagros en cuatro partes. La primera ya ha visto la luz.
A punto de cumplir los 40 años de edad, pocos son los éxitos que a Negreanu le quedan por cosechar. Ha sido dos veces jugador del año en las WSOP (en 2004 y en 2013), posee 6 brazaletes de las WSOP y el año pasado se tiró 19 semanas seguidas liderando el ranking GPI.
En 2004 batió todos los récords conocidos hasta la fecha, ganando 4,4 millones de dólares en el mismo año, incluyendo dos victorias de siete dígitos en el WPT, su tercer brazalete de las WSOP, dos mesas finales más en el WPT y otras cuatro en las WSOP.
El próximo 26 de julio, el canadiense cumple 40 años, lo que significa que reunirá el único requisito que todavía le mantiene alejado del WSOP Hall of Fame. Nadie duda que uno de los nuevos elegidos para formar parte de este selecto club, será Daniel Negreanu.
Dicho esto, repasemos ahora sí cómo ha sido su infancia y cuáles son sus orígenes.
Creciendo en Toronto
Muy distinta era la vida de Negreanu cuando nació y creció en Toronto, una de las ciudades más importantes de Canadá.
Procede de una familia trabajadora, clásica, la típica familia europea, con sus costumbres bien arraigadas.
“Mi padre era electricista y mi madre ama de casa. Era la típica mujer que siempre te preguntaba si querías algo de comer, y fuera cual fuera tu respuesta, siempre iba a acabar preparándote algo de comida. En cambio, mi padre era quien se encargaba de la bebida.
Mi familia siempre ha sido muy hospitalaria. Mi casa se llegó a convertir en el cuartel general de mis amigos. Todos eran bienvenidos y tratados muy bien. Alguna vez incluso al despertarme, vi a algún amigo mío sentado en la mesa con mi padre, charlando y compartiendo un vaso de vino.
Hemos sido siempre una familia abierta de mente. No recuerdo ningún tema tabú del que no se pudiera hablar, lo que también ayudaba a que a mis amigos les apeteciera venir a mi casa.
Por lo que se refiere a mi hermano, somos dos personas completamente distintas, tanto en lo físico como en la forma de pensar.
Tiene seis años más que yo, y me saca una buena altura (ahora ya algo menos). Es un tío trabajador, del tipo de persona que puede construir cualquier cosa con sus propias manos empezando desde cero. Es algo que yo sería incapaz de hacer. Nunca hemos guardado una relación demasiado estrecha, ya que siempre nuestros intereses han estado muy alejados".
Los padres de la criatura
Como muchas veces ocurre, el hermano mayor abrió camino para que más tarde, el menor, en este caso Negreanu, desoyera un poco los consejos de sus padres para construir su propia historia. Cuando el canadiense empezó a prestar más atención al mundo del poker, sus padres intentaron disuadirle, especialmente su madre.
"Cuando mi padre tenía cuatro años, vivía en la calle y se ganaba la vida transportando cubos de agua de arriba a abajo de una colina por uno o dos dólares al día. A partir de los 13 años, ya hablaba un montón de idiomas, vestías de traje y montó su propia tienda. Por todo eso, mi padre siempre ha tenido la mente más abierta. Mi madre en cambio intentó quitarme el poker de la cabeza durante algún tiempo”.
Siempre he tenido una gran relación con mi padre. Era un hombre bromista y que siempre estaba de buen humor. Creo que mi carácter se parece mucho al suyo. Era un hombre nervioso e inquieto, al que desgraciadamente perdimos en 1996, mucho antes de que pudiera verme triunfar en el mundo del poker.
Por desgracia, no mantengo tan frescos mis recuerdos hacia él como los que tengo hacia mi madre, que falleció en 2009. La recuerdo pasar temporadas largas conmigo en Las Vegas, haciendo la comida para muchísima gente. Su muerte tuvo un gran eco entre mis seres cercanos".
Un actor frustrado
En la época de instituto, Negreanu no era un estudiante normal. Mientras por entonces, lo standard era hincar codos para poder matricularse en la carrera universitaria que cada uno eligiera, los planes del canadiense poco tenían que ver con universidades y sí con estudios de grabación: ¡Quería ser actor!
Lo probó varias veces pero nunca encontró la forma de hacerse un hueco en la industria del cine, por lo que tuvo que optar por algo muy distinto: el poker.
“Mi padres valoraban que se trabajase duro, pero no estoy muy seguro de si valoraban de igual modo otros aspectos de mi vida, como el intelecto, la mente o el sentido del humor. Son cosas que fueron creciendo en mí de forma innata, no adquiridas. Querer ser actor y el deseo de tener éxito, era algo que perseguí durante toda mi juventud.
El taco antes que el naipe
Antes de empezar a hacer sus pinitos en el mundo del poker, Daniel Negreanu dedicó buena parte de su adolescencia haciendo campanas al instituto, y pasando las horas en un salón de billares, donde empezó a ganar los primeros dólares jugando a 5$ la partida.
Ahí afloró en él el espíritu competitivo y las ganas de ganar, y de paso, le sirvió para conocer a alguien que tendría un papel fundamental en su crecimiento dentro del mundo del poker.
Cuando Evelyn Ng y Negreanu se conocieron, ésta ya había participado en alguna prueba del WPT poco después de que Chris Moneymaker ganara el Main Event de las WSOP. Ng y Negreanu se ayudaron a crecer y aprender juntos, mientras fomentaban sin darse cuenta el espíritu competitivo.
“Salimos durante un tiempo juntos, pero era imposible que esa relación pudiera durar. Ambos éramos extremadamente competitivos. Siempre queríamos ganar.
Está mal que yo lo diga, pero yo era un poco mejor que ella jugando a billar”.
La pareja, por entonces, se convirtió en un fenómeno televisivo, gracias al cual, podemos rescatar documentos como este.
Construyendo una banca
Toronto siempre ha sido una ciudad donde han estado muy de moda los juegos de azar. Precisamente allí, jugando en un salón a “Doble o nada”, Negreanu consiguió hacer su primer dinero, el cual le sirvió para empezar su andadura en el mundo del poker.
“Recuerdo un día que jugando a DoN conseguí sacar más de 4.000$ a un tipo, aunque nunca los cobré. Evidentemente el tío no tenía los 4.000 pavos, así que tuve que llamar a mi buen (y grande) amigo jamaicano, Randall. Gracias a él, por lo menos pude conseguir 800$, de los cuales le di 300$ por su colaboración.
Con el dinero restante, viví como un rey durante algunos días. Cuando tienes 16 años y esa pasta, te consideras rico, aunque una parte del dinero la utilicé para empezar a jugar mis primeras partidas de Limit Hold’em. Hice bastante dinero en poco tiempo. Ganaba unos 44$/hora. Eso me hizo salir definitivamente de la escuela, y ponerme a hacer dinero de forma inmediata.
Con esto se acaba esta primera parte, de las cuatro que han de llegar. En la próxima conoceremos un poco más al Negreanu ya adulto, a partir de los 21 años de edad, cuando ya se había convertido en profesional del Limit Hold’em.
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