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Dana Castaneda: "Mi abuela me dijo antes de morir, que ganaría un brazalete"

Alex Hernando | 07/07/13
Dana Castaneda: "Mi abuela me dijo antes de morir, que ganaría un brazalete"
Dana Castaneda ganó hace unos días el Evento #54 de las WSOP. Hoy en una entrevista para WSOP.com habla de su fuente de inspiración, su abuela que falleció días después de comunicarle que participaría en las Series Mundiales.

Cuando los jugadores de poker se registran en un torneo, sus leitmotiv son muchos y muy diversos. Unos buscan ganar cuanto más dinero posible mejor, otros persiguen la gloria, que se reconozca su nombre durante muchos años y convertirse en figuras eternas, y otros en cambio tienen motivaciones de una naturaleza muy pesonal.

Es el caso de Dana Castaneda, quien hace unos días se convertía en la primera mujer en ganar un evento abierto de NL Hold'em en las WSOP ganando el Evento #54 por delante de un field de 2.883 jugadores.

Esta jugadora natural de Arizona, completamente amateur y sin apenas experiencia en el mundillo de los torneos presenciales, encontró su fuente de inspiración en una figura familiar tan cercana y entrañable como fue su abuela.

Cuando su "grandma" de 94 años de edad yacía ya en lo que acabaría siendo su lecho de muerte, recibió la noticia de boca de su nieta: "Voy a jugar en las WSOP". La respuesta de su abuela fue tan rotunda como verídica a la postre: "Vas a ganar".

Esas palabras sirvieron de motivación e inspiración para esta jugadora de 31 años de edad, dedicada al mundo de la hostelería. Cogió sus trastos, se desplazó a Las Vegas e inició su participación en las presentes WSOP.

Lo hizo participando primero en el Ladies Event donde ya conoció lo que era pasar por caja. Finalizò´en 94ª posición, consiguiendo un premio de 1.768$. Como ella dice "not a big cash, but a cash" (no fue un gran premio, pero un premio al fin y al cabo). Esto le hizo coger confianza, y registrarse con mayor seguridad en el torneo que a la postre acabaría ganando.

Quién sabe si desde el cielo su abuela le echó algún tipo de capotazo, eso lo dejamos en manos de las creencias de cada uno, pero lo cierto es que con la remontada que protagonizó, no nos extrañaría que tuviera algún tipo de ayuda divina.

Dana arrancaba la mesa final en la cola del pelotón. Antes de que las cartas empezaran a volar sobre el tapete, llamó a su marido y le dijo: "Voy novena, y creo que ese acabará siendo mi puesto". Ni tan mal. Era mucho más de lo que ella podría haber aspirado antes de comenzar el torneo, y no debemos olvidar, que de haber acabado clasificada en novena posición, se hubiera llevado unos 30.000$ que no hubieran estado nada mal.

Pero a partir de ahí empezó a doblarse una y otra vez. Sus cartas siempre acaban siendo mejores que las de sus rivales, hasta que alcanzó el liderato para no volverlo a soltar desde entonces. Así hasta acabar ganando el torneo, el brazalete y un premiazo de más de 400.000$.

Protagonizando esta historia, es normal que los compañeros de WSOP.com se sentaran a charlar un rato con ella para escuchar esta historia tan personal con Dana Castaneda como protagonista.

Tenía mucho miedo de registrarme en este torneo, porque el Ladies Championship reunió a 900 jugadoras. En el que gané fuimos más de 2.800.¡Dios mío! Me quedé sorprendida de pasar al día dos, luego al día tres, ¡y alcanzar la mesa final! Fue de locos.

Durante todo el torneo pensé muchísimo en mi abuelita. Contínuamente me decía: "Esto va por ti abuela, vamos a ganar, juntas.

¡Y al final ganaron!

Algunos pensarán que su abuela influyó desde el más allá. Eso nosotros no lo sabemos, deberíamos preguntar a Iker Jiménez, pero de lo que sí podemos dar fe es de que uno de nuestros compatriotas en Las Vegas puso su granito de arena. Nos explicamos.

Como ya mencionamos en el resumen de su victoria, Dana fue quien eliminó a Sergio Cabrera "trujustrus". Éste mientras compartían mesa, le dio algún que otro consejo, que a la postre, se demostró que le fueron de gran utilidad. Así lo contaba Sergio en las redes sociales.

Nos gusta leer que una mujer ha ganado un brazalete rodeada de tantos hombres, y nos gusta leer que los nuestros sientan cátedra por allá donde van. 

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