Adrián I de España, campeón de la EPT Grand Final

En Montecarlo, a las 22:30 y por obra y gracia de los dioses del poker, Adrián Mateos ha sido justísimamente proclamado campeón de la EPT Grand Final, frente a una entregada comunidad del poker español que no se quiso perder el triunfo de su ídolo.

La mesa final se nos ha pasado en un suspiro, pero la jornada previa se había alargado en demasía para el español. En los últimos 90 minutos del día voló medio stack, colocando a Adrián quinto en la línea de partida de la primera de las muchas finales que le esperan en el EPT.

Si las cervezas que apuraba el raíl contuvieran un genio, tal y como uno podría creer por el precio al que las cobran en Montecarlo, ¿qué deseo se le podría pedir? Por no ser muy avariciosos, digamos que no estaría nada mal empezar quitándose de enmedio a un par de los cocos de la mesa y que esas fichas volaran hacia la banda de Adrián.

Pues así empezó precisamente la mesa final. Ole Schemion y Johnny Lodden se empeñaron en buscar jugar manos contra los chipleaders, que era la estrategia que les gustaría utilizara a Adrián y José Carlos García si tuvieran más fichas. 

Fares se mostró dispuestísimo a la hora de establecer contacto. Erróneamente, Ole y Lodden se empeñaron en farolear a Fares, una empresa harto difícil convertida en utopía por una baraja que convertía en monstruo cada mano que jugaba el senegalés.

En un error que tendría graves consecuencias para el alemán, Schemion pagó con dobles una subida de Fares en el river que cantaba nuts. El bote lo montaron entre tres. El Asmar, que llevaba la mejor mano preflop con  AcQs, chequeó un insulso  Ts5s3c. Schemion, siguiente en hablar, no apostó su par  JhTc y Fares dejó ir la oportunidad de farolear su  Ks9s.

El turn  Tc5s3cJc arrancó una apuesta del que menos pintaba en el bote, El Asmar. Ole subió a 390.000 y Fares pagó antes de que el libanés les dejara seguir bailando solos. Cuando el  As completó el color de Fares y Ole escogió 400.000 como su apuesta, todos pensamos que era para foldear a una subida, pero acabó pagando 1.500.000 puntos, demasiados para las 18 ciegas que se dejó por detrás.

Primero Ole y después José Carlos García acabaron obligados a intentar robar con all-in directos. Schemion cayó ante Adrián,  As3c contra  AdKc, y García ante Fares,  As9s contra  KsKh

Adrián tomó la dirección opuesta, armarse de paciencia y buscar valor cuando su mano mejoraba postflop, a sabiendas que Fares y El Asmar pecaban más por exceso que por defecto a la hora de pagar.

En el mejor ejemplo posible de su plan de batalla, Adrián dejó pasar una oportunidad de continuación con  QcTs en un flop  Kd9s6c en el que Fares había escondido una mina al no apostar sus  6h6s. El turn fue una majestuosa  Js, y esta vez sí que cayó la apuesta del madrileño. Fares resubió y se encontró un 3bet ante el que solo vio una opción, ir all-in por 3.000.000 de puntos que Adrián aceptó de inmediato.

Las fichas formaban un río que iba a desembocar al stack de Adrián, pero Lodden encontró un afluente gracias al que ganar dos grandes botes para seguir vivo en la partida, uno de ellos un flip con el torneo en juego.

Había que levantar una presa, taponar esa vía por la que le llegaba la transfusión de vida a Lodden, y la obra de ingeniería que ideó Adrián Mateos tendrá para siempre un lugar de honor en el panteón de las manos más memorables del EPT.

Adrián estuvo magistral reconociendo la debilidad de la mano de Lodden y trazando una línea que la aprovechara al máximo, pero las obras de arte en el poker necesitan dos autores.

Johnny Lodden es un genio de este deporte, un jugador irrepetible. No hace falta tirar de fe para creerse al noruego si jura que iba a pagar. Su lenguaje corporal dejó ver bien a las claras lo cerca que estuvo de hacer call al menos un par de veces, y que el all-in en el river era la única apuesta capaz de agrietar la confianza que le llevó a pagar el turn.

Adrián se llevó un bote de 9.295.000 de puntos, que parecían 90 millones después de ver la desesperación de Lodden cuando Adrián levantó el  JsTs para que lo viera toda la mesa. De disputar el derecho a rapiñar las últimas ciegas de los jugadores con menos nivel, el papel del noruego quedó reducido a buscar la supervivencia en una mesa que en cualquier otra ocasión se le quedaría muy pequeña por calidad, pero que ahora estaba ocupada en su totalidad por la enorme figura de Adrián.

Asfixiado, Lodden intentó evitar a “Amadi_17” cuando este le castigaba las aperturas, y centrarse en empresas más asequibles como las que le podía presentar Fares. Cuando acabaron all-in con  AcQd del noruego por  Ad9s del senegalés, para Lodden fue como si saliera el sol y un rayo de luz iluminara el pozo en el que le había metido Adrián. Un 9 en el flop le sumió de nuevo en la oscuridad, esta vez definitiva.

Nos las prometíamos enormemente felices, con una presumible superioridad técnica y una diferencia muy real de fichas sobre el improbable dúo formado por un africano y un asiático en la final de un EPT.

• Adrian Mateos 10,480,000
• Hady El Asmar 2.325,000
• Muhyedine Fares 4.600.000

Fares hizo lo posible por colaborar en una rápida victoria para Adrián, y empeñó medio stack en resubir casi por cinco ante un 3bet del español. “Amadi_17”, con  KsKh, le puso all-in de inmediato y Fares hizo call por no buscar la salida del jardín en el que se había metido con  As9d. 

En el raíl, el hermano de Fares le echó una buena bronca en directo por hacer semejante movimiento con El Asmar sentado a su lado con 25 ciegas. La discusión la cortó en seco el crupier, que mostró un as en su mano al darle la vuelta a las cartas que separó para tirar el flop.

Sin ese as, la pica tenía un solo dueño. Con él, Adrián se quedaba en tierra de nadie, con 50bb, entre el shortstack libanés y el agraciado Fares.

Había stack y calidad para remontar la partida. De hacerlo, tendría que ser en el heads-up, porque El Asmar también quiso dar que hablar y se ganó una eliminación que tenía toda la pinta de ser fácilmente evitable. 

El libanés defendió  8h6c en guerra de ciegas y quedó cegado por la presencia de un ocho en el flop  2d4s8d. Fares mantuvo la iniciativa apostando medio bote y El Asmar le resubió a un cuarto de stack. Fares declaró all-in con  AdAc y su rival, tras una ligera indecisión, agarró confiado un montón de fichas y golpeó la mesa para pagar su útlima apuesta del torneo.

• Muhyedine Fares 11.220.000
• Adrian Mateos 5.690.000

Las primeras manos del heads-up mostraron como distrubuyó sus tropas cada uno de los generales. 

Fares jugaba ABC, con toda la connotación negativa que pueda tener. Completaba con la parte baja del rango y subía grande con la alta. Solo metía dinero al bote si el flop ayudaba, y adaptaba el tamaño de las apuestas a la fuerza de su mano.

Adrián jugaba ABC, como mandan los canones. Foldeó alguna mano como A6 o A8 ante el 3bet del rival y supo dejar ir al mazo unas dobles que podían haber costado fichas contra otras mayores. Cuando el flop ayudaba, que era muy de cuando en cuando, buscaba valor. Y si no, íba robando botes pequeños. 

Al final llegó el error de Fares, que se enamoró de una pareja de ases con kicker 9 en  As7h4h y apretó a ciegas el botón de raise hasta que todas sus fichas acabaron en el centro contra las dobles de Adrián  7s4s. 

Adri se dio la vuelta para poner de acuerdo al raíl en la carta que debían pedir, un cuatro. Cuatro. Cuatro. Cuatro.

“Codelsa”, Sergio, Tom Bedell, Manu Martínez, Coco… Todos pidieron el cuatro que Adri mascullaba entre dientes. El cuatro no salió, pero esquivamos el turn y el river para dejar a Fares con 15 ciegas y medio derrotado.

Había que rematar, y cuatro manos después un as para cada jugador dictaminó el momento crítico. Adrián lo acompañaba con un 8 y Fares con un 6. Entre los outs de Fares y los posibles empates esto era poco mejor que un flip, pero la pica se ganó a la primera con el 8 del flop.

A los 20 añitos, "El niño" se nos ha hecho un hombre a base de gestas, como la de aquel Main Event de las WSOPE que le situó entre la lista de nombres a destacar en las notas de prensa de los corresponsales guiris.

Por fin los gritos de alegría provenían de gargantas españolas. En ese abrazo que compartió el raíl con el ya campeón había un huequecito para Jesús Cortés o Dragan Kostic, que rozaron la pica con la yema de los dedos, para Raúl Mestre, Juan Maceiras o Pablo Gordillo, que salieron derrotados más de una vez a la vista del trofeo. Para los 17 finalistas españoles que alguna vez se soñaron siendo Adrián Mateos.

Pensar que Adrián descubrió el poker buceando en estas páginas y en nuestro foro nos hace saltar las lágrimas de emoción. Nos morimos de orgullo porque este momento lo hayan gritado al mundo nuestros compañeros Fran Medina y Guillermo Sanz, que salió por la puerta de la cabina camino de urgencias con la garganta rota y aún gritando ese ocho. Y también porque miles de personas hayan querido sentarse en nuestro sofá para atesorar en la memoria la primera victoria española en un EPT.

Hoy reseteamos el contador. Atrás quedan 105 desilusiones, y desde hoy mismo, aún no se ha jugado un solo EPT que no haya sido ganado por un español.

Qué grande eres, Amadi.